Ovni abduciendo
Dejo una nueva entrada dedicada a Patrick Harpur, en esta ocasión sobre su obra "Realidad daimónica", de la que todavía no había nada publicado en este espacio. Para su autor, todos los seres imaginarios que han aparecido a lo largo de la historia -hadas, daímones, divinidades, antepasados difuntos, animales fantásticos, fantasmas, etc..., a los que se sumarían otros más recientes como extratrestres junto a avistamientos de sus ovnis y las populares abducciones-, serían expresión de fenómenos puramente psíquicos, pero en la "psique" se englobaría todo el mundo -no tan sólo la mente individual-, tal como lo entendían los neoplatónicos en su noción del Anima Mundi. Ésta sería la idea de que todo está interconectado formando una unidad, siendo en la mente humana, por su capacidad de acceder de forma espontánea o inducida a la "esfera de la imaginación", donde surgen las visiones y revelaciones que darían pie a los mitos y rituales que tradicionalmente han formado parte esencial de toda sociedad humana.
Aparte de los dioses y seres sobrenaturales a los cuales se dirigen los rezos y se ofrecen sacrificios, existen los "especialistas de lo sagrado", hombres capaces de "ver" a los espíritus, de subir al cielo con los dioses, de descender a los infiernos y de combatir los demonios, la enfermedad y la muerte. El papel esencial del chamán en la defensa de la integridad física de la comunidad reside sobre todo en el siguiente hecho: los hombres están convencidos de que uno de ellos es capaz de ayudarlos en las circunstancias críticas provocadas por los habitantes del mundo invisible.
Mircea Eliade, El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis
Selecciono a continuación algunos fragmentos dedicados al análisis comparativo de algunas de estas manifestaciones aparentemente muy alejadas en su significación, pero que Harpur, de forma coherente, encuentra paralelismos cuando se desvinculan de interpretaciones literales.
Humanos daimónicos
(fragmentos)
por
Patrick Harpur
Ritos de paso
Por supuesto, estoy describiendo a grandes rasgos rituales de pubertad bastante habituales en que los aspirantes son arrebatados por los mayores de la tribu, que van disfrazados con máscaras y pinturas; son encerrados en la casa fetiche o aislados en el monte, y sometidos a procesos rituales como escarificaciones, circuncisiones o clitorectomías.
Escarificación practicada a un niño como rito de paso a la edad adulta en Papua Nueva Guinea
En cierto sentido, saben lo que está pasando, pero en otro temen de veras una muerte inminente a manos de los adultos a los que una vez conocieron, pero que ahora se han transformado en seres ajenos como los espíritus de los ancestros. Los propios niños son pintados para que parezcan fantasmas -es decir, asimilados a la muerte-, pues su yo antiguo e infantil debe morir a través de la iniciación para poder renacer en un yo nuevo y adulto. Por eso, cuando regresan a sus casa a la luz de una antorcha, recién instruidos en la tradición secreta y sagrada de la tribu, sus parientes simulan no conocerlos. Y, de hecho, como pasa con todos los abducidos, apenas se reconocen a sí mismo.
El cristianismo conserva vestigios de los ritos de pubertad en las ceremonias de la Primera Comunión y la Confirmación; pero éstas han abandonado todo acercamiento al poder imaginativo y transformador. Sobre todo, carecen del miedo y el dolor que parecen ser elementos necesarios de la iniciación. Cabría preguntarse cuáles son las consecuencias de perder los ritos oficiales y efectivos que dan significado a nuestros cambios biológicos y nos imprimen el sello de la adultez. ¿No hay peligro de que permanezcamos infantiles, egoístas y dependientes, meras víctimas de lo que quiera que nos traiga la vida? Desde luego, muchas personas son iniciadas sin darse cuenta por las exigencias de sus propias circunstancias, como catástrofes familiares, pérdidas de los seres queridos o incluso auténticas ordalías en la escuela. La iniciación no depende tanto de la experiencia en sí como de lo que hacemos de ella, cómo la utilizamos para la autotransformación. Pero sin ritos tradicionales que induzcan y al mismo tiempo canalicen el sufrimiento, resulta difícil utilizarlo correctamente, y en lugar de eso nos vemos empujados a buscarle una cura.Sin embargo, las sociedades tribales reconocen universalmente un tipo de persona que se incia de forma espontánea, no mediante ritos de pubertad organizados a nivel social, por ejemplo, sino mediante experiencias sobrenaturales directas. Podría afirmarse incluso que esta iniciación espontánea es el modelo en que se basa toda iniciación y que imitan -reencarnan literalmente- los mayores de la tribu encargados de iniciar a los niños. El tipo de personas al que me refiero son curanderos, hombres (o mujeres) de medicina o, como está de moda llamarlos ahora, chamanes.
La tradición del chamán
Aunque un chamán puede alcanzar su posición por herencia, es igual de probable que la obtenga por vocación espontánea. Son varios los signos de tal vocación: súbitas enfermedades, ataques o leves accesos, un "gran sueño" o, sobre todo, un inesperado estado de trance o éxtasis. Bajo dicho estado, el afectado pasa por una experiencia visionaria cuyos contenidos incluyen invariablemente uno o más de los siguientes factores: desmembramiento del cuerpo por "espíritus" (dáimones) o por las almas de chamanes muertos; expulsión o abandono del cuerpo, que luego es reconstruido con nuevos órganos o "huesos de hierro"; ascensión al cielo, seguida de un dialógo con los dioses o los espíritus; descenso al Inframunddo, seguido de una conversación con espíritus subterráneos y las almas de los chamanes muertos.
Chamán siberiano |
Las operaciones rituales de los espíritus sobre el futuro chaman hallan su paralelo entre los abducidos por ovnis. Por ejemplo, el 16 de agosto de 1975, Sandra Larson vio gran cantidad de globos brillantes descendiendo sobre ella en el camino hacia Bismarck, Dakota del Norte. Había una hora del trayecto de la que no podía dar cuenta. Bajo hipnosis decribió una clasica abducción por ovni durante la cual sus captores le rasparon el interior de la nariz con algún tipo de instrumento y luego, tras abrirle el cráneo, le quitaron el cerebro y se lo volvieron a colocar.
El 6 de enero de 1976, Mona Stafford, Louise Smith y Elaine Thomas se toparon con un objeto enorme con múltiples luces mientras conducían hacia Liberty, Kentucky. Al llegar se encontraron con un lapso de una hora y media del que no podían responder. Bajo hipnosis, sus historias relativas a los hechos supuestamente ocurridos durante su tiempo perdido se confirmaron parcialmente entre sí. Habían sido abducidos por unas criaturas bajitas y grises cuyos ojos rasgados, la única facción visible tras una especie de visor, estaban fijos en ellas con una mirada enervante.
Las tres mujeres fueron separadas y conducidas a algo así como una cueva donde hacía un calor sofocante. Como Antônio da Silva, las sujetaron a unas mesas y vertieron un líquido caliente y pegajoso encima de ellas. Entonces les retorcieron los brazos y las piernas como para comprobar cuánta presión podían soportar. A Mona le quitaron los ojos de las cuencas, los examinaron y se los colocaron de nuevo. (Un chamán yaku, Piotr Ivanov, informó de que su iniciación incluyó la desmembración de sus huesos, la desolladura de su carne y la separación de sus ojos de las cuencas.) Recordemos que Katie Davis se encontró paralizada en su coche después del primer avistamiento ovni del que podía acordarse. Luego notó que le arrancaban las piernas y que le empujaban algo duro en el interior del útero. Tanto ella como otra abducida, Susan, describen "cosas (...) que se movían como órganos".
Otro motivo recurrente en la tradición de abducciones ovni es el "implante". Los abducidos aseguran que sus abductores les introducen, a través de la nariz y el costado de la cabeza, alguna clase de objeto diminuto cuyo propósito es desconocido (los estrarrestristas especulan con que es con algún tipo de transmisor que permite a los alienígenas seguir de cerca a sus víctimas). Se trata del vestigio casi universal en el chamanismo, del que tenemos un ejemplo tipico en una práctica de los aranda de Australia. Un "espíritui" ensarta su lanza en el cuello del iniciado mientras éste está durmiendo a la entrada de la cueva iniciática. Luego, el espíritu se lo lleva a la cueva, le extrae los órganos internos y se los reemplaza por otros. Se le introducen fragmentos de cuarzo en el cuerpo y después regresa a la vida, aunque, durante algún tiempo, se comporta como un lunático. Se supone que los cristales de cuarzo le otorgan poderes al chamán, en especial el poder de volar. Se imagina que son de origen celeste y sólo medio materiales, como "luz solidificada".
Los "implantes" beneficiosos que confieren poderes tienen su contrapartida maléfica en los objetos mágicos que introduce en el cuerpo de una persona un brujo, demonio, espíritu de un muerto o chamán maligno. Próximos a la "perdida de alma", estos objetos mágicos son la causa más extendida de enfermedad (en todo el continente americano, por ejemplo) y deben ser extirpados por un chamán que luego los expone, como, pongamos, una hebra, un insecto, un lagarto o una piedra.
Cuando tenemos en cuenta que también las abducciones por ovnis contienen el equivalente del viaje celeste del chamán, enseñanzas o revelaciones de los espíritus e incluso ecos de la cueva de iniciación en los "interiores" circulares y de luz uniforme, parece probable que guarden relación con los tipos de experiencias que las sociedades tribales reconocen como iniciáticas.
Muerte y renacimiento
La esencia de la iniciación, tanto para los abducidos como para los chamanes, consiste en la muerte y el renacimiento. En los ritos de pubertad, el yo infantil muere para que el yo adulto pueda vivir; el chamán es desmembrado y resucitado, muriendo su antigua perspectiva corpórea y emergiendo de nuevo con una nueva perspectiva daimónica. Muchos pueblos tribales establecen "sociedades secretas" cuyo propósito es iniciar a los adultos en el misterio de la muerte y el renacimiento mediante ritos que son del mismo tipo, aunque más suaves, que las iniciaciones chamánicas. Ésta era también la norma en la antigua Grecia, donde cualquier persona mínimamente digna estaba iniciada en los Misterios que tenían lugar en Eleusis. La sabiduría de Sócrates y la filosofía de su discípulo, Platón, no puede entenderse con propiedad sin tener en cuenta su iniciación en los Misterios de Eleusis. Puesto que estaba prohibido hablar de ellos, sabemos poco al repsecto; pero, de manera significativa, se creía que giraban alrededor del mito de Deméter-Core-Hades: el mito clásico, en otras palabras,de muerte y renacimiento.
En su tratado De anima, Plutarco compara específicamente la iniciación a los Misterios con la experiencia de muerte. Pues el alma, en la agonía, nos dice, "tiene la misma experiencia que aquellos que están siendo iniciados en los grandes misterios". Al principio, uno vaga de aquí para allá en las tinieblas; luego se topa con horrores que causan "escalofríos, temblores, sudor y asombro", hasta que al fin "lo prende una luz maravillosa" y es recibido en "prados y regiones puras, con voces y danzas y la majestad de sonidos y formas sagradas". (...)
Chamán australiano |
En la experiencia de casi muerte del señor Cunningham (el hermano Drythelm), que estableció el patrón para la mayoría de los subsiguientes viajes cristianos ultramundanos, recordemos que los demonios le infligían dolor y terror en el reino intermedio del Purgatorio. Aquí, la iniciación se cristianiza en forma de castigo por el pecado, mientras que el renacimiento se traduce en conversión. Algo de esta influencia cristiana -de esa influencia demonizante- persiste en los modernos mitos de abducción. El primer informe completo de una abducción por parte de los "grises", que ya nos resultan familiares, es el que sufrieron en septiembre de 1961 Betty y Barney Hill, mientras conducián por una carretera desierta.
Las dos víctimas fueron sometidas a la habitual operación de exploración: mientras que a Barney le colocaron un artilugio con forma de copa en los genitales -que le dejó un anillo de marcas rojas-, Betty recordó (bajo hipnosis) que le habían atravesado el abdomen con una aguja. Se trata, por supuesto, de una tortura tradicional empleada por los demonios en la iconografía cristiana; la misma operación puede verse, por ejemplo, el el Kalendrier des Bergiers del siglo XV, donde aparecen demonios torturando a las almas condenadas.
Kalendrier des Bergiers s. XV
Así pues, los cristianos fundamentalistas, especialmente locuaces en los Estados Unidos, no carecen completamente de justificación al ver a los grises como poco más que demonios al servicio de Satanás.
Otro enfoque, esta vez laico, que se ha puesto de moda en Norteamérica es tratar a los presuntos abducidos no como pecadores castigados por los demonios, sino como a víctimas. Se determina que sufren un "desorden y estrés port-traumático", y se les contempla con independencia de toda creencia en el origen de su trauma, del mismo modo que a las víctimas de violaciones o a los supervivientes de guerras. En otras palabras, su experiencia se considera una cuestión médica y se despoja de su potencial hondo e iniciático, por no decir religioso.
Lecturas:
Patrick Harpur, Realidad daimónica. Atalanta 2007
Mircea Eliade, El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis. FCE 2003
Mircea Eliade, Nacimiento y renacimiento. Kairós 2001
Enlace a otras entradas con textos de Patrick Harpur:
http://barzaj-jan.blogspot.com.es/search/label/Patrick%20Harpur
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