"Digo que para algunos los espejos serían un jeroglífico de la verdad en el que descubren todo cuanto se representa ante ellos."
Raphaël Mirami, 1582
"Espejos: aun no se ha dicho a ciencia cierta lo que en esencia sois..."
Rainer Maria Rilke, Los sonetos de Orfeo, 1922
Vuelvo en esta entrada con el ya conocido en este blog Jurgis Baltrusaitis.
El espejo
(prefacio)
Por
Jurgis Baltrusaitis
Ribera, Filósofo sujetando un espejo |
Séneca hizo la siguiente observación: "...hermoso, evitará lo que pueda degradarle; feo, sabe que hay que compensar los defectos del cuerpo con las cualidades morales". Y añade: "...joven, el desvanecimiento de la edad le advierte que ha llegado para él el momento de concebir y emprender acciones valerosas; viejo, renunciará a cuanto pueda desonrar sus blancos cabellos y dirigirá sus pensamientos de vez en cuando hacia la muerte".
El receptor de Nerón concluye: "Por ello la naturaleza nos ha dado la posibilidad de vernos a nosotros mismos".
Esta posibilidad servía para muchos fines. (...)
Hans Baldung Grien, Las Tres Edades de la Vida
Representada en Las Tres Edades de la Vida (Hans Baldung Grien, Viena) con la vieja desdentada y un niño, una persona todavía de esplendorosa belleza descubre en un espejo abombado las primeras arrugas y siente a la vez el roce del velo de la Muerte.
Lucrecio explica este misterioso desdoblamiento y la aparición de una imagen simétrica mediante emanaciones físicas. El mundo entero está lleno de simulacros invisibles que se desprenden de la superficie del objeto, girando al azar en la atmósfera, y adquieren apariencia cuando golpean en una pantalla reflectante:
Digo pues que la superficie de todos los cuerpos emanan efigies, figuras desligadas a las que convendría el nombre de membrana o corteza, pues tiene la misma apariencia y forma que los cuerpos de los que escapan para expandirse por los aires... Los simulacros que vemos en los espejos, en el agua y en todos los cuerpos pulidos, perfectamente semejantes a los objetos representados, sólo pueden estar formados por las mismas imágenes de esos objetos.
El poeta epicúreo insiste: no son almas fugitivas separadas de sus cuerpos, sino figuras emitidas por figuras. La identidad de estas apariciones con el objeto así lo demuestra.
Un oscuro sentimiento de las relaciones secretas entre las partes siempre ha existido. El doble egipcio que nace con el hombre y que le sigue no es otra cosa que su sombra, su alma su reflejo, cuya pérdida se teme (en la imagen el dios Khnum crea al rey y su doble, templo de Luxor).
Los habitantes del valle del Nilo se guardaban de que aquella sombra cayese al alcance de un cocodrilo, que habría podido devorarla. Según los Basutos, la bestia puede matar al hombre llevándose su imagen reflejada bajo el agua. En Occidente, el cocodrilo es sustituido por el Diablo que, en el caso de Chamiso (1816), roba la sombra de Schemihl, y en Hoffmann (1827), por mediación de una cortesana, en el reflejo de Erasmo Spikker, identificado, posteriormente, con el propio Hoffman.
El tema del doble es retomado constantemente desde la literatura romántica. En el cuento de Hans Christian Andersen La sombra (1831), hay una inversión. Separada del hombre, su propia sombra le esclaviza hasta que el hombre acaba por convertirse en la sombra de su sombra.
Detectando una "fase del espejo (una etapa del hombre-niño) como conformadora del la función del Yo", Lacan recupera para el psicoanálisis los juegos y las supersticiones del cuerpo, de los dobles, de los fantasmas del Innerwelt y del Umwelt con la imagen especular que aparece en el umbral del mundo visible.
En el folklore de diferentes países de Europa, de la creencia del doble derivan:
-la prohibición de mirarse por la noche en el hielo, donde el alter ego puede llegar a perderse,
-la prohibición de hacer que un cadáver se refleje en un espejo,
-la costumbre de tapar los espejos en una casa donde haya un muerto,
-el temor a los espejos rotos. El vivo sufre la misma suerte que su reflejo. (En Genoveva, un cuento romántico alemán, un alma y una llama se alzan de los fragmentos de un espejo).
Con la rigurosa simetría de la realidad y de su ilusión y sus imperceptibles fronteras, este enfrentamiento nunca ha dejado de resultar sorprendente. Siempre maravilla. Era natural que se diera el espejo como ejemplo para los artistas.
"...Hasta qué punto prevalece en las artes plásticas para dar semejanza, el cuidadoso pulido y el creador resplandor de un espejo,"
exclama Apuleyo en su Apología del espejo.
Para Alberti (1436), el espejo es juez de la obra acabada:
"Las cosas hechas según la naturaleza son enmendadas por el juicio del espejo..."
Para Leonardo da Vinci, el espejo es un maestro:
"El espíritu del pintor debe ser semejante al espejo que se transforma con el color de los objetos y se llena de todas las semejanzas que hay en él...
El espejo de superficie plana contiene la verdadera pintura en su superficie y la pintura perfectamente ejecutada sobre la superficie de una materia plana es semejante a la superficie de un espejo."
Johannes Gump, Autorretrato (1646)
Cardano (1550) recuerda, una vez más, que las pinturas se prueban ante le espejo, Charles-Alphonse de Fresnay, que los artistas no tiene mejor maestro. Giorgione y Corregio los utilizaron y, después de ellos otros muchos pintores italianos. Así ocurrió en las Meninas de Velázquez (1656). Según Manetti, Brunelleschi (c.1425) realizaba experiencias ópticas cubriendo el cielo con sus veduti de hojas de plata bruñida,
"donde se reflejaban el aire y los cielos reales e incluso podían verse en ello las nubes, impulsados por el viento, cuando soplaban".
Prodigio de reproducción instantánea y completa, el espejo se convierte en el símbolo de la visión inalterada de las cosas. Es, en primer lugar, un instrumento de conocimiento de uno mismo que revela al hombre directamente su imagen singular, su doble, su fantasma, su simulacro, sus perfecciones y sus defectos físicos. Presenta también, en su absoluta exactitud, la imagen del universo que le rodea. La Prudencia le consulta con una serpiente.
En la imagen, La prudencia de Hans Bladung Grien (1529)
Lecturas:
Jurgis Baltrusaitis, El Espejo, Miraguano ediciones 1988
Otras entradas de Jurgis Baltrusaitis:
Fascinación por Oriente en la Edad Media
El espejo de Pitágoras
La naturaleza animada
.
Otras entradas de Jurgis Baltrusaitis:
Fascinación por Oriente en la Edad Media
El espejo de Pitágoras
La naturaleza animada
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Borges y los espejos es una recurrencia absoluta en la literatura. Calculo que deberías ahondar por esa ruta.
ResponderEliminarYo que sentí el horror de los espejos
no sólo ante el cristal impenetrable
donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos
sino ante el agua especular que imita
el otro azul en su profundo cielo
que a veces raya el ilusorio vuelo
del ave inversa o que un temblor agita
Y ante la superficie silenciosa
del ébano sutil cuya tersura
repite como un sueño la blancura
de un vago mármol o una vaga rosa,
Hoy, al cabo de tantos y perplejos
años de errar bajo la varia luna,
me pregunto qué azar de la fortuna
hizo que yo temiera los espejos.
Espejos de metal, enmascarado
espejo de caoba que en la bruma
de su rojo crepúsculo disfuma
ese rostro que mira y es mirado,
Infinitos los veo, elementales
ejecutores de un antiguo pacto,
multiplicar el mundo como el acto
generativo, insomnes y fatales.
Prolonga este vano mundo incierto
en su vertiginosa telaraña;
a veces en la tarde los empaña
el Hálito de un hombre que no ha muerto.
Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro
paredes de la alcoba hay un espejo,
ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo
que arma en el alba un sigiloso teatro.
Todo acontece y nada se recuerda
en esos gabinetes cristalinos
donde, como fantásticos rabinos,
leemos los libros de derecha a izquierda.
Claudio, rey de una tarde, rey soñado,
no sintió que era un sueño hasta aquel día
en que un actor mimó su felonía
con arte silencioso, en un tablado.
Que haya sueños es raro, que haya espejos,
que el usual y gastado repertorio
de cada día incluya el ilusorio
orbe profundo que urden los reflejos.
Dios (he dado en pensar) pone un empeño
en toda esa inasible arquitectura
que edifica la luz con la tersura
del cristal y la sombra con el sueño.
Dios ha creado las noches que se arman
de sueños y las formas del espejo
para que el hombre sienta que es reflejo
y vanidad. Por eso no alarman.
Querido Jan, Es curioso como durante nuestra existencia somos capaces de sentirnos atraídos por ciertos objetos, quizá si fuésemos mucho mas observadores de nosotros mismos tendríamos la posibilidad de darnos cuenta de lo que esos objetos “hablan” sobre uno mismo.
ResponderEliminarLos espejos son una de la clase de objetos que siempre me he procurado, de distintos estilos, de distinta medida, de distinto caliz… Hubo un tiempo que pensé que era por mi coquetería femenina ó narcisismo, poco a poco me dí cuenta de que aunque soy una coqueta, el hecho de adquirir espejos iba más allá de algo superficial, en el fondo es otra forma de búsqueda, me busco mas allá de la apariencia para encontrarme con la esencia a pesar de la materialidad de la forma, es un “conócete a ti mismo, para poder conocer a tu Señor”, a través del simbolismo del espejo.
Hace tiempo realicé con unos “amigos especiales” unos ejercicios con espejos, fueron experiencias muy curiosas…
Me ha encantado tu entrada, como tantas otras muchas que has publicado.
Me encanta recrearme al leerlas y a veces verme reflejada en algunas de ellas.
Recibe una vez más mi encantado elogio esperando que no se te suba a la cabeza ;)
Un fuerte abrazo,
Estrella.
Sí, Garriga
ResponderEliminarel poema del maestro argentino viene muy bien aquí, te agradezco que lo sumaras.
Se reseñan algunas obras literarias en el artículo sobre la cuestión de los espejos y el "doble", pero se podrían añadir muchísimas más ¿verdad? La magia de la duplicidad y el misterio que encierran esos objetos reflectantes siempre han causado fascinación.
El tema del espejo ha sido tratado en este blog en diferentes ocasiones tanto en su vertiente simbólica como en aspectos artísticos filosóficos e históricos. Aquí me sedujo especialmente su presencia en el arte, lo pasé bien seleccionando imágenes con las que ilustrar el texto.
En otra entrada con el título de "El espejo de Pitágoras" comenzaba con una cita del admirado Borges.
Saludos
Hola Estrella, por aquí por casa también tengo algunos espejos colgados de las paredes, me gustan como objetos decorativos, además de ser un motivo que despierta mi curiosidad por el simbolismo que se desprende de ellos. Tengo uno pequeño en el recibidor, colocado en el centro de un laberinto de tipo circular que yo mismo realicé en madera. De significación similar al de la conclusión de la búsqueda de Isis (que en parte me lo inspiró) cuando al levantar el velo que cubre su rostro, es un espejo lo que aparece. Novalis en "Los discípulos en Sais" lo dejó bellamente narrado:
ResponderEliminar"Muchas vias recorren los hombres a través de un mundo abigarrado de figuras. Pero al término del viaje iniciático descubriremos que la naturaleza se expande dentro de nosotros, como en un centro armónico del todo. Y el discípulo de Sais que llega ante la Diosa y alza el velo que la cubre, la exigua opacidad que nos separa de la verdad, ve, milagro de los milagros, a sí mismo"
Como siempre un placer encontrarte por este otro "laberinto" que puede ser internet ;-)
abrazos !
Pues parece que me leyeras el pensamiento, ya que últimamente el espejo se ha convertido en un arma que no me gusta: me muestra ese paso del tiempo que pretendo obviar sin conseguirlo. Querría el de Alicia, ahora mismo...:)
ResponderEliminarSí Fedora, los espejos aveces nos alarman haciendo evidente el paso del tiempo. Y depende del día te ves mejor o peor...
ResponderEliminarUn retrato como el de Dorian Gray puede que no estuviera mal ¿no te parece? Un espejo como el de Alicia creo que ya lo posees, tienes una gran imaginación a través de la cual viajar a Paises Maravillosos y Ciudades Invisbles. Pero igual quisieras añadir también el espejo mágico de la Reina Bruja de Blancanieves ;-)
Abrazos !
Aunque exista una explicación científica del ser de los espejos no dejará jamás de sorprenderme que un objeto externo, frente a mi, en diversos ángulos y perspectivas, sea capaz de realizar algo que jamás podré hacer: ver mi rostro por mi misma, con mis ojos, desde mi. Podrá devolver el espejo una imagen querible o aborrecible, ignota o importante, pero no dejará de ser mágico ese reflejo fuera de mi. Amo los espejos, de todas las formas y tamaños, los pequeños espejuelos, los espejos de agua, los antiguos y señoriales que parecen mostrar algo más detrás de la supuesta figura que nos representa...sólo porque al hilvanar gestos y palabras provoca movimientos en él y nos apropiamos de ellos, decimos que son nuestros. Algo más habita quizá en el viejo espejo de bordes difusos y ocres, hay tal vez otros rostros, otras gentes, fantasmas de los que ya fueron y pasaron por allí o de nosotros mismos, de los que fuímos antes.
ResponderEliminarComo siempre, un gran placer pasar por aquí, lo hago siempre aunque no te deje siempre un comentario.
Moltes gràcies Jan! Petons!
El espejo representa al espíritu divino, cuando el alma se contempla en él, ve sus vergüenzas y las rechaza; borra sus manchas y permanece sin reproche.(...) posee la calma y se refiere sin cesar a ese estado superior, en el que se conoce (a Dios) y en el que se es conocido. (Zósimo)
ResponderEliminarPor cierto, la foto del autorretrato de Johannes Gump, me ha resultado toda una revelación. Gracias por incluirla.
ResponderEliminarMabel, comparto igual que tú una atracción especial hacia los espejos, de los cuales, tal como se refirió Rilke no puede decirse a ciencia cierta lo que son. El misterio y la magia siempre los han acompañado despertando la imaginación para la creación de cuentos, novelas, poemas, así como el fenómeno catóptrico especialmente utilizado como metáfora para acercarse a la intuición de lo divino.
ResponderEliminarTambién leo siempre los poemas que publicas en chapeaudealaancha.
Una abraçada y molts petons!
Gracias Baruk por compartir esa cita de Zósimo que desconocía.
ResponderEliminarPara todo aquel que sabe que entre las posibilidades de la práctica artística se encuentra la de ser un medio de autoconocimiento, la pintura de Gump puede resultar especialmente sugerente.
Petons