TUTAE CUSTODIBUS ISTIS (Por estos se custodian todas las cosas)
Jacob Bosch, Symbolographia sive de arte Symbolica (1701)
Autores que durante el Renacimiento escribieron tratados sobre las normas que debían regir el arte de los emblemas, recomendaban la creación de imágenes enigmáticas que despertaran la curiosidad pero sin llegar a un nivel de dificultad que impidiese desvelar su significado. La complejidad tenía que ser calculada para que el lector culto tuviera la satisfacción de resolverla, convirtiéndose en el medio visual por el que obtenía una lección de índole moral o la revelación de una verdad última. El candado de combinación, compuesto por varios anillos con letras grabadas que sólo se abría al formar la palabra correcta, fue uno de los objetos que se adecuaban muy bien a esos requisitos, atrayendo a muchos emblemistas que lo utilizaron para diferentes significados. Veamos algunos de ellos.
¡Guárdame un secreto... O deséame suerte!
Posibilidades emblemáticas de
un ingenioso artefacto
(fragmentos)
por
por
José Javier Azanza López
Universidad de Navarra
EL CANDADO COMO DEPOSITARIO DE UN SECRETO
Por la dificultad que ofrece la apertura de su mecanismo y la seguridad con que protege los objetos cuya custodia le son confiados, el candado de combinación ha simbolizado la idea del secreto que debe guardarse, aplicándose en muy diferentes ámbitos. Uno de ellos es el religioso-moral, como podemos comprobar en Lux Evangelica, obra del jesuita Enricus Engelgrave en la que los misterios evangélicos se transforman en enigmas simbólicos ilustrados con emblemas, acomodados a los distintos momentos de la liturgia (Engelgrave, 1655: 215-227). El emblema XVII muestra en su pictura una estancia con una mesa cubierta por un rico tapete, sobre la que se dispone un arca sellada con un candado de combinación.
Enricus Engelgrave, Lux Evangelica (1665)
Emb. XVII
En la parte superior figura una breve sentencia evangélica: «Nemini dixeritis» (No contéis a nadie), correspondiente al acontecimiento de la Transfiguración del Señor en el Tabor, cuando ordenó a Pedro, Santiago y Juan que mantuvieran en secreto la visión que habían contemplado hasta que no resucitase el Hijo de Dios. El mandato divino se ejemplifica así mediante el candado de combinación que custodia el valioso contenido del baúl. En la parte inferior queda una nueva frase, «Pandit secreta loquendo» (Hablando se descubre el secreto), que antecede al domingo en el que se proclama el evangelio, y a una explicación que relaciona éste con la imagen emblemática y con la enseñanza moral que Engelgrave pretende extraer de todo ello: «Sobre el secreto que hay que guardar. Para que la lengua de un candado de ruedas no divulgue nunca las cosas secretas que hay que mantener en lo más oculto de nuestro interior».(...)
Pero el candado como símbolo del secreto se extiende igualmente a otros ámbitos como el amatorio, si bien no exento de connotaciones moralistas. Así queda de manifiesto en Sinnepoppen (1614), colección de pequeñas piezas de contenido moral que se convirtió en el libro de emblemas más popular del Siglo de Oro neerlandés, obra de Roemer Visscher. Los 183 emblemas de Sinnepoppen se distribuyen en tres partes, llamadas Schocken, y en su configuración definitiva intervino su hija Anna, quien a partir de la segunda edición (1620) añadió a cada grabado el pequeño epigrama que figura a los pies de la pictura (Schama, 1991: 408-410; Van Vaeck, 2005: 203-223). Llama nuestra atención el emblema XXIX del primer Schocken que, con el lema «Zy weet ‘tsecreet» (Ella sabe el secreto), muestra, sobre un fondo paisajístico, un candado de combinación sostenido por una cinta, cuyas letras componen la palabra ISRAE L, dejando un espacio libre entre los dos últimos caracteres (Visscher, 1614: 29).
Roemer Visscher, Sinnepoppen
(1614), embl. XXIX
Como resulta característico de su obra, Visscher recurre a un objeto de la vida cotidiana holandesa –S. Sebastián (1995) ha aludido a Sinnepoppen como diccionario iconográfico que bien pudo convertirse en apoyo literario para multitud de composiciones pictóricas contemporáneas a la obra–, en este caso un candado de letras, que según dice en su explicación podía verse a diario protegiendo los abastos en puertos y mercados. Afirma el autor holandés que el candado es símbolo de aquellos enamorados que esconden su amor y lo mantienen en secreto, de manera que a menudo prefieren morir antes que darlo a conocer; por tal motivo, su sentimiento puede convertirse en una enfermedad de la que es necesario sanar, si no se quiere acabar siendo esclavo del amor. (...)
EL CANDADO, ENTRE LA FORTUNA Y EL TRABAJO
(...) El candado de combinación asociado a la idea de fortuna o trabajo trascendió el ámbito de la literatura emblemática italiana en fechas tempranas. En 1612, Henry Peacham publicaba Minerva Britanna, considerado como el más im- portante libro de emblemas compuesto en Inglaterra (Bath, 1994; The English Emblem Tradition , 1998). Se trata de una colección de 206 emblemas divididos en dos partes (100 y 106 emblemas respectivamente), en los que mote y pictura se acompañan de un texto moralizante en verso, convirtiéndose en un manual de comportamiento. Entre las diversas influencias que pueden rastrearse en la obra se encuentran las Imprese illustri de Camilli, como ha puesto de manifiesto Höltgen (1986: 98-102) a propósito del emblema 67 ( «Mihi conscia recti» ), incluido en la primera parte. Podemos constatar igualmente la relación entre ambas en el emblema 180 de la segunda parte, que muestra el candado de combinación sobre un fondo paisajístico, acompañado de una filacteria que repite el lema «Sorte, aut Labore».
Henry Peacha,
Minerva Britanna.
Segunda parte embl. 180
El significado se explicita en la breve composición poética, que en este caso no queda personalizada en Honorio de Belli, sino que se extiende en una consideración moral en torno a la necesidad del trabajo en la vida. Significa Peacham que quien no ha sido bendecido, por nacimiento o por fortuna, con los medios necesarios para poder vivir, debe procurar su bienestar mediante el trabajo; pues aunque muchos han sido elevados cuando menos lo espe- raban, los bienes conseguidos fácilmente a menudo desaparecen con la misma rapidez con que se han recibido, mientras que todo cuanto se logra con esfuerzo cuenta con la bendición de Dios (Peacham, 1612: 180).
LECTURA E INTERPRETACIÓN DEL CANDADO EN CLAVE TEOLÓGICA
(...) No deja de resultar sorprendente la aplicación de un objeto mecánico para tratar de explicar de forma sencilla y cercana algunas verdades de la fe que entrañan suma complejidad.
Una de ellas es la virginidad perpetua de María, que fue Madre de Cristo sin perder su pureza. De nuevo se cruza en nuestro camino Silvestre Pietrasanta, considerado uno de los pioneros en la difusión de la teoría de las empresas fuera de Italia. En su obra De symbolis heroicis, los ejemplos se organizan a lo largo de una nueva ordenación jerárquica según la cual las empresas de gobernantes y guerreros van precedidas de las sagradas, cuyo propósito es poner de manifiesto los misterios de la fe. En consecuencia, el Libro Primero se inicia con la serie de los Divorum Symbola dedicados a los personajes sagrados, en particular a la Virgen María, a quien corresponde la primera empresa, compuesta por el lema «Uni patet Verbo» (Una sola Palabra lo abre), la pictura , que muestra un candado de cilindros giratorios, y un breve epigrama que contribuye a esclarecer el significado de la yuxtaposición verbo-visual, dado que mote e imagen, por sí solos, resultarían ambiguos.
Silvestre Pietrasanta,
De symbolis heroicis
Libro primero, empresa primera
Apoyándose en Jn 1,14 («Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros»), explica el jesuita italiano que mediante el candado se representa a la gran heroína a la que el Ángel del Señor llamó Madre, y a la vez conservó intacta su virginidad; pues al igual que aquél tan sólo se abre cuando las letras forman una palabra particular, así también el vientre virginal de María se abrió únicamente para acoger la Palabra Divina (Pietrasanta, 1634: 3).
El texto conecta así el misterio de la Encarnación con un objeto de uso cotidiano, un candado, que recibe un nuevo y trascendental significado mediante un discurso pedagógico y un proceso de metamorfosis asombrosamente capaz de unir lo humilde y lo sublime (Catellani, 2008: 39-51). Como significa G. Arbizzoni (2007: 20-21), la capacidad expresiva de los símbolos parece alcanzar un punto culminante en este tipo de empresas en las que por medio de un ejemplo de comprensión humana resulta posible acercarse a la verdad divina, gracias a la línea seguida por los tratados involu- crados en la vinculación de empresas al antiguo lenguaje de los jeroglíficos. A partir de la empresa de Pietrasanta, la imagen del candado de combinación alcanzó cierta difusión en el ámbito de la literatura emblemática de la Compañía de Jesús. (...)
En ocasiones toda una empresa de Pietrasanta –lema y pictura – vuelve a aparecer en Imago; en otras sin embargo se trata únicamente de semejanzas o conexiones más sutiles, como la que nos ocupa. La empresa «Ratio conscientiae Superiori ad nutum reddenda» (Rendimiento de conciencia que se debe a los superiores), con el mote «Tantum opus est verbo» (Tan bella es la palabra), representa un gran corazón cerrado por medio de un candado de combinación.
La empresa explica cómo el corazón de los novicios sólo puede ser abierto por las palabras adecuadas y sinceras del Superior, que deben entenderse como la combinación del candado. En esta ocasión, en Pietrasanta se encuentra únicamente la fuente iconográfica, el candado, por cuanto el mote y el sentido final varían ( Imago Primi Saeculi , 1640: 202). (...)
Un nuevo significado del candado en clave teológica es propuesto por el teatino Paolo Aresi en Delle sacre imprese, obra en seis libros compuestos entre 1615 y 1635, en cada uno de los cuales aborda de ma- nera secuencial asuntos relacionados con la Divinidad, los santos, las virtudes y los vicios. Aresi concibe la empresa 34 del Libro Cuarto (primera parte) en elogio y alabanza del Santísimo Nombre de Jesús. Protagoniza la pictura un candado de combinación –buena muestra del in-terés del autor por aquellos objetos que contienen un mecanismo–, acompañado en esta ocasión del lema «Eruditus in verbo reperiet» (Al que atiende a la palabra le irá bien), extraído de los Proverbios 16, 20.
Polo Aresi,
Delle sacre imprese (1630)
La octava real que precede a la extensa subscriptio resume el sentido de la misma, al significar que en los círculos del candado se esconde y da vueltas, como si de un laberinto se tratara, el nombre que posibilita su apertura; pero el Padre Eterno no quiere que permanezca oculto a los hombres aquel gran Nombre con el que se abren los cielos. El Nombre de Jesús es Divina Elocuencia, y en Él debemos depositar nuestra confianza para alcanzar la vida eterna (Aresi, 1630: 61-81). (...)
EL CANDADO COMO DIVISA PERSONAL E INSTITUCIONAL
(...) Asimismo, el candado de combinación puede adaptarse como empresa de una institución. La Accademia dei Raffrontati de la ciudad italiana de Fermo, instituida en 1594 por Girolamo Alberti, tenía por empresa un candado formado por varios anillos, en cada uno de los cuales figuraban grabadas diferentes letras del alfabeto, con el mote: «Rite junctis» (Debidamente unidos). El motivo de tal elección se encuentra en el propio término raffrontare (comparar, cotejar) pues, al igual que el candado se abre con facilidad al colocarse correctamente sus letras unas junto a otras, así también el mérito y la fama de la Academia se lograrán de la unión y esfuerzo intelectual de todos sus miembros. El candado como divisa dei Raffrontati es recogido por Giovanni Ferro en su Teatro d’Imprese (Ferro, 1623: 455-456), y de ello se harán eco más adelante autores como Picinelli o Bosch.
Giovanni Ferro, Teatro d'imprese (1623)
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Recuerdo a los lectores de Fragmentalia, que en mi Facebok estoy publicando regularmente emblemas con comentarios.
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Nunca había visto el candado como emblema del secreto y su custodia. Pero casi lo prefiero a ese noño candado símbolo del amor inquebrantable que se extiende actualmente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tampoco conocía esa emblemática, pero tiene toda su lógica. En el románico los representaban con una mordaza en la boca, je,je.
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