miércoles, 3 de julio de 2013

Fascinación por Oriente en la Edad Media


 Detalle de Adoración de los magos (1423) de Gentile da Fabriano.
El diseño de la inscripción en el halo de la Virgen María se inspiró en la caligrafía árabe de estilo cúfico. Vemos también sus ojos ligeramente "orientalizados", quizás una influencia de la miniatura persa, que a su vez tomara modelos de la pintura china.


Jurgis Baltrusaitis en su extraordinaria obra "La Edad Media fantástica", realiza una profunda investigación sobre la influencia ejercida -tanto del mundo de la Antigüedad clasica como de los contactos con Oriente-, en la conformación de la imaginería surgida en la Edad Media occidental. 
Un capítulo importante es el que hace referencia a la aportación de conocimientos científicos y filosóficos transmitidos a través del Islam, así como la atracción hacia sus formas y técnicas artísticas. Entre estas, de forma especial se destacan las surgidas de los talleres textiles.


El mundo musulmán en la Edad Media gótica
Por
Jurgis Baltrusaitis


La ciencia árabe. El gusto por lo "sarraceno": colecciones, falsificaciones.

El Islam, que ha dado al arte románico varios motivos geométricos y heráldicos, el sentido de la morfología abstracta y una familia de monstruos, continúa, como el arte antiguo, ejerciendo su influencia.
Los contactos con el Oriente no se perdieron ni en el siglo XIII ni más tarde. El continuo ir y venir entre las riberas mediterráneas, las cruzadas, el comercio y las peregrinaciones, aseguran la continuidad de relaciones directas. La España árabe constituye un foco vivo de transmisión. El reino de Lusignan profundiza hacia el Este sus fronteras. Venecia se convierte en uno de los grandes puertos de la penetración oriental en todo Occidente.
No viene al caso aquí referirse ala historia de estas relaciones. Se establecieron en todos los niveles. Llegaron muchísimos orientales. De acuerdo con las aspiraciones papales, 20 clerici transmarini se instalaron en el siglo XII en Paris. En esta misma ciudad se fundó una cátedra de "sarraceno" después del concilio de Viena (1312). Se difundieron los Lapidarios y los tratados de astrología, medicina y matemáticas árabes. La Óptica de Alhazen se traduce al latín el año 1200. Sabemos hasta que punto actuó poderosamente el pensamiento islámico sobre todo el pensamiento medieval. En el siglo XIII, juega un papel preponderante en la difusión de la metafísica, física y de la moral aristotélica, conocidas en esa época sobre todo a través de las compilaciones árabes y por los Comentarios de Averroes. El averroísmo parisino constituye una forma paradigmática de este pensamiento. Hasta los mitos, dioses y mapas celestes antiguos renacen ahora en muchas ocasiones arabizados. Alberto Magno, al vestirse a la manera árabe a su llegada a París -según un testimonio- para dar un curso universitario sobre Aristóteles, tributa un homenaje simbólico al Islam.
En el ámbito de las costumbres y del modo de vivir, el Oriente disfruta de un prestigio legendario. Las estancias de San Luis en Palestina y Egipto, tuvieron profundas repercusiones en la historia del gusto francés. Federico II y Alfonso X el Sabio se rodean de magos y sabios árabes y viven con un lujo oriental. Eduardo I de Inglaterra en 1292 y Jaime II de Aragón en 1300, envían embajadas a Persia. Los emisarios de los señores de Irán, Argun, Ghazan y Öldjèitu son recibidos por los soberanos europeos y los Papas a los que hacen presentes suntuosos. Continúan afluyendo a los tesoros  de las catedrales objetos de orfebrería y tejidos. Se constituyen colecciones privadas. Se buscan todos los objetos "de mano de obra ultramarina" en los que la industria islámica ocupe el primer lugar. Los inventarios de Carlos V o Juan de Francia, duque de Berry sorprenden por su abundancia de vidrios, telas o metales atribuídos a los musulmanes. Encontramos continuamente los términos "Damasco" y "Sarraceno". Sin duda, la atribución no es siempre exacta; todo lo que parece oriental o simplemente resulta poco familiar al nuevo Occidente, se pone bajo esta rúbrica, pero esta denominación es como un signo de nobleza. Son palabras mágicas evocadora de los fastos y esplendores califales.

Tapiz oriental en la pintura de Jan Van Eyck, La Virgen del canónigo van der Paele, 1436. (detalle de la obra reproducida más abajo)

Por otra parte, tampoco faltan las obras antiguas. Pertenecen a categorías diversas, pero las telas y tapices ilustran  a la perfección la variedad y constancia de estas aportaciones. Se conoce el origen  de los principales tejidos: la muselina, tejido de seda y oro que ya cita Marco Polo, viene de Mosul; de Bagdad el baldacchino, seda adornada con figuritas, muy difundida en Occidente (incluso en Inglaterra), exigida  por Hulegu en el tributo  que imouso tras la ocupación Siria; de Damasco, el damasquinado de adornos tejidos, fabricado también en Persia. Poco mencionado en el siglo XII el paño de Antioquía ocupa un lugar importante en los siglos XIII y XIV. Los inventarios de las catedrales de Londres (1295) y Canterbury (1315) describen su fondo negro o rojo con adornos y pájaros en oro o azul. Irán se especializa en el siglaton y el tafetán. Un personaje de Broederlam (1392-1399) está vestido con una magnífica tela persa con fenix chinos.
- Imagen izquierda: detalle del retablo de Melchior Broederlam  Presentación en el templo (1398) donde se aprecian dos fénix chinos en un tejido persa -. El camocas o camocato se transmite de China a Persia y Chipre desde donde alcanza la corte de Francia. Pero la isla tenía su propia industria: el maromato viene de Famagosta, y Nicosia hace la competencia a la manufactura siria. El damasco de Chipre, así como el oro de Chipre, tejido de cordoncillos de oro que se fabrica todavía en nuestros días, se buscan en los países occidentales. De Egipto proviene el dabiki de flores doradas y los velos alejandrinos citados frecuentemente en los poemas. Alejandría era el emporio de todo el oriente para Europa. En cuanto a los tapices, era posible comprarlos por todas partes: en Asia Menor, en Siria, en Egipto. En 1398, el duque Luis de Orleans los hace traer del "país de los turcos". En los cuadros flamencos e italianos de los siglos XIV y XV, aparecen a menudo piezas del Turquestán y el Caúcaso que vemos bajo los pies de la virgen y de los santos.

Tapiz oriental en la pintura flamenca de Jan van Eyck, La virgen y el niño (1433)

Por lo demás, la pintura occidental ha constituido una fuente de información sobre los tapices orientales anteriores al siglo XVI de los que apenas nos han llegado algunos raros ejemplos. Nunca se insistirá lo suficiente sobre el valor de estos testimonios.
Tal como se esboza en esta geografía textil, la red de transmisiones se muestra a la vez restringida y extendida. Todos los grandes centros del Islam y de las comunidades cristianas de oriente, abastecen al occidente. Las distancias no son un obstáculo insalvable.
Pero estos mercados no bastan, y una industria creada en gran parte sobre el terreno los sustituye. La España árabe continúa una producción que floreció especialmente en los siglos XI y XII. Un cronista cordobés del siglo XIII, Shakundi, afirma que Almería fabrica vestidos de plata y que Murcia y Málaga son famosas por sus sederías. Otro texto árabe contemporáneo, precisa que todas estas ciudades "han sido particularmente célebres por las sedas de figuras de oro cuyos magníficos tejidos han sido una fuente de admiración para las gentes del Este cuando veían una pieza". Los nombres de Bagdad y Attabi, uno de sus barrios, se asociaron a todo un grupo de manufacturas españolas. Los motivos clasicos, con seres fantásticos fijados en el interior de los medallones y cuyo origen se remonta a formas sasánidas, se reproducen en estas fabricaciones hasta mediados del siglo XIII, momento en el que se observa un repliegue hacia una decoración abstracta, todavía más islámica en su espíritu pero que, sin embargo, no abandona por completo las figuras heráldicas.

 Tejido de seda fabricado en Almería s. XII La escritura especular por encima y por debajo de los pavos reales repite "Bendición perfecta"

Se trata de todo un fondo oriental que se encuentra en la periferia inmediata, al alcance del Occidente gótico. Algunos de estos tejidos han sido identificados en los tesoros de las catedrales francesas, así el sudario de San León de Sens o la casulla de San Edmond (m. 1241) en Saint-Quiriace de Provins atribuidos a talleres andaluces de finales del siglo XII y del siglo XIII. Los "tapices de España" mencionados en varios inventarios, eran sin duda morunos. (...)

 De esta rápida reseña pueden deducirse dos rasgos: el profundísimo conocimiento de las cosa de Oriente y un esfuerzo sistemático de imitación. Ya la variedad de términos utilizados para designar los diferentes tejidos, en los que resuenan de continuo nombres de ciudades asiáticas y africanas, evoca los principales focos de esta producción de lujo, pero todavía más significativo es el nacimiento de una industria que presupone un conocimiento profundo de la técnica, así como relaciones constantes con los países de origen.  La Edad Media gótica no renuncia a las antiguas fuentes que dejaron una impronta tan fuerte en la Edad Media románica. Ni siquiera el triunfo de un estilo nuevo le aleja de las formas orientales. Más que nunca, el Islam ejerce su atracción.

San Francisco que se aparece en sueños al Papa Gregorio IX
Taller de Giotto, hacia 1296-1305. Iglesia Superior de Asís.
La habitación del Obispo de Roma fue tratada como la tienda de un príncipe de Oriente. Su cama está protegida por un baldaquín, palabra de origen italiano que significa una tela de seda de Bagdad. 
Los muros de la habitación están recubiertos por un tapiz con borde cúfico que repite una palabra que podría derivarse de la palabra Alá. Esta pseudoescritura no se percibe forzosamente como árabe, sino como una escritura oriental o hebraíca, venida del país de Cristo.
 Fuente:  http://www.qantara-med.org/qantara4/public/show_document.php?do_id=576&lang=es


Lecturas:

Jurgis Baltrusaitis, La Edad Media fantástica, Ediciones Cátedra 1994


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Geometría del Espíritu

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2 comentarios:

  1. ¡Me lo apunto!
    Estoy convencida de que la influencia existió siempre, y aún más allá, es fascinante el tráfico de ideas entre China, Persia, Mediterráneo y Europa.

    No cuesta nada imaginarse a aquellos europeos soñando con un oriente de las mil y una noches. Otra visión diferente de la Edad Media.
    h.

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  2. Sin duda es un interesante libro este de Baltrusaitis, como lo son por otra parte, todos los de su autoría.
    Muy recomendable para descubrir aspectos específicos y poco divulgados del arte medieval, tanto de la herencia transmitida del mundo antiguo occidental, como de las influencias recibidas de Oriente. Una lectura fascinante para todo interesado en la iconografía así como en la historia. Escrita con gran rigor desde el conocimiento de un gran fondo documental y acompañada de ilustraciones sorprendentes.

    *

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