Mikoajus Konstantinas Ciurlionis, Sonata de las estrellas,1908
El pintor, pianista y compositor lituano, intenta plasmar visualmente la música haciendo uso de la imagineria cósmica y angélica y la sugerencia de la vibración del aire.
Plotino
En consecuencia la armonía más perfecta e impecable no puede ser percibida por el oído, pues no existe en las cosas sensibles, sino sólo como ideal concebido por la mente.
Nicolás de Cusa
En cada acorde que (los sufíes) escuchan del músico
les llega el arrobamiento del mundo invisible.
Shabistarî
La música especulativa es la rama de la teoría musical encargada de buscar las raices espirituales, simbólicas y transcendentes de este arte. Argumentada desde pitágoras por sucesivos autores en todas las épocas, sus teorías de carácter esotérico giran en torno a la idea de que hay una música sutil que no puede ser escuchada por los oidos. Es la música del alma y de las esferas que darían su razón de ser a la música audible cantada o interpretada con instrumentos. El investigador Joscelyn Godwin sigue el curso de esta tradición a lo largo de la historia en La cadena áurea de Orfeo, donde, desde los orígenes míticos con Orfeo y Apolo, pasan por sus páginas algunos de sus más destacados representantes como Platón, Macrobio, Escoto Erígena, Boecio, Marsilio Ficino entre otros, para dar paso luego a una serie de teóricos contemporáneos en los que descubre una continuidad adaptada a los nuevos tiempos. Entre los diferentes autores de esta segunda parte recojo algunos fragmentos dedicados a Rudolf Steiner, creador de la antroposofía que teorizara sobre las cualidades musicales de las fuerzas que crean las formas de la naturaleza, algo que más tarde algunos experimentos científicos parecerían corroborar tal como veremos.
El resurgimiento de la música especulativa
(fragmentos)
por
Joscelyn Godwin
La música especulativa se define por observar el cosmos de manera musical, y la música, de manera cosmológica. Los filósofos nos dicen que es imposible tener un conocimiento inmediato del universo externo, pues sólo podemos conocerlo por su reflejo en nuestra mente. Supongamos que nos aproximamos a él como Perseo acechando a Medusa, mirando con cautela su imagen en el escudo. De la misma manera, la imagen depende del estado de nuestros espejos mentales. Tanto si es brillante como borrosa, la figura estará ciertamente deformada, como en los espejos distorsionantes de feria, a causa de nuestra educación, nuestras inclinaciones y las categorías de conocimiento que adoptemos. Nuestras mentes, al igual que la adarga de Perseo, sirven a un doble propósito: el reflejo y la protección frente a las influencias no deseadas.
Mas un espejo también puede proyectar luz en los rincones oscuros donde el sol no penetra, y la propia luz puede verse modificada, amoldada o coloreada por la naturaleza del espejo. Como éstos, actúan los compartimentos del conocimiento humano. El mundo puede ser percibido, por ejemplo, a la luz de las matemáticas, comprendiéndoselo entonces mediante fórmulas numéricas, pesos y medidas. Los sentimientos constituyen otra fuente de iluminación, que explora el lado cualitativo de las cosas, confiándonos de ellas tanto lo bueno como lo malo. También puede entenderse el mundo a la luz de la historia, la teología o el paganismo. Todos ellos son caminos que lo hacen más comprensible, poseyendo cada uno su propio lugar y valor.
La música especulativa resulta ser otro de tales espejos (speculum), siendo de ahí precisamente de donde toma su nombre. Si poseyese dotes homéricas procedería a describir otro escudo, además del de Perseo o Aquiles: uno en el que estuviesen grabadas las leyes del tono y las imágenes que se acomodan al pensamiento musical. Mirando en su pulida superficie, el observador vería todas las cosas reflejadas con un nueva luz, cosa que justamente se supone que hace la música especulativa. Boecio sitúa a los teóricos especulativos los primeros entre los músicos, pues sólo ellos pueden comprender las leyes de la naturaleza del cosmos -sub specie musicae- a través de las categorías de la música. Los músicos de otros géneros se encuentran interesados en leer, o en hacer dibujos en el espejo, pero no miran más allá de su superficie.
A ciertas personas, tal vez la mayor parte, el empleo de la música como medio para comprender el mundo les parece una quimera, cuando no un absoluto sinsentido. La mayoría de la gente comparte hoy en día los lugares comunes concernientes a la naturaleza de la música y el universo que han estado en boga desde tiempos de Newton. Tienen a la música por un lenguaje básicamente emocional, y al universo por una máquina matemática, dos cosas entre las que no existe un común denominador salvo el ser humano, que puede experimentar ambas. Las postrimerías del siglo XVII, cuando se formuló la doctrina musical de los sentimientos, presenciaron también el triunfo del modelo mecanicista del universo, válido para el principio cartesiano de la separación entre el cuerpo y la mente, el sujeto y el objeto. En tal visión del mundo, la música especulativa no tenía y no tiene cabida. (...)
Quienes muestran un mayor interés por la música especulativa son quienes más preocupados se hallan por los asuntos esotéricos. Algunas de las más serias contribuciones a este tema en la actualidad han sido hechas por el antropósofo Rudolf Steiner, así como como por sus seguidores y admiradores, entre quienes se encuentran Anny von Lange, Ernst Bindel, Ernst Hagemann y Hans Jenny. Sólo algunas de las cuatro mil conferencias pronunciadas por Steiner trataron acerca de la música, pero como en el caso de sus dicta sobre agricultura y educación, fueron suficientes para fundar en este campo una nueva escuela de pensamiento. Entre otras materias, Steiner ofrece una justificación psicológica para explicar el uso de la música como fuente de comprensión universal. Para seguir su argumento con detalle, es preciso estar familiarizado con su visión antroposófica del mundo, aunque dejaré aquí esto de lado, tratando de comentarlo de forma comprensible.
Steiner afirma desde el inicio de su primera conferencia que el papel de la música es liberar el espíritu que se encuentra en el interior del hombre. Nada tiene que ver la música con el mundo físico cotidiano que se hace presente a nuestros sentidos, ni tampoco con el pensamiento. Ciertamente, podemos pensar acerca de la música mientras la escuchamos, pero entonces estamos pensando, no escuchando. Pertenece, más bien, a un mundo sutil de fuerzas formadoras, que se halla más allá del orbe material.
Los físicos tienen conocimiento de un aspecto de este mundo sutil como las certezas matemáticas que subyacen a todos los fenómenos. Pero ellos sólo saben la mitad de la verdad. La otra mitad es que dicho mundo sutil se encuentra repleto de inteligencias, cuya acción nos es sugerida de forma especialmente clara para la música. Su actividad constructiva -la música de las esferas- es la que confiere a nuestro mundo su orden y aparente solidez. De similar manera, en el ser humano hay cuerpos sutiles que habitan en sus correspondientes mundos sutiles y que nos transmiten -aunque no seamos conscientes de ello- la "música" que allí escuchan. El papel del compositor consiste en hacer accesibles esas experiencias inconscientes, tanto como le sea posible por medios físicos, de forma que podamos recordar mejor, y reunirnos con nuestro yo superior, y con los mundos a los que éste pertenece por derecho propio.
Detalle de El doctor Fausto, grabado por Rembrant hacia 1652
El sabio, ante la imposibilidad de dirigir la mirada directamente hacia el disco de luz con inscripciones representando una aparición divina, mira hacia el espejo levemente insinuado a la derecha señalado por una mano espectral.
La música especulativa resulta ser otro de tales espejos (speculum), siendo de ahí precisamente de donde toma su nombre. Si poseyese dotes homéricas procedería a describir otro escudo, además del de Perseo o Aquiles: uno en el que estuviesen grabadas las leyes del tono y las imágenes que se acomodan al pensamiento musical. Mirando en su pulida superficie, el observador vería todas las cosas reflejadas con un nueva luz, cosa que justamente se supone que hace la música especulativa. Boecio sitúa a los teóricos especulativos los primeros entre los músicos, pues sólo ellos pueden comprender las leyes de la naturaleza del cosmos -sub specie musicae- a través de las categorías de la música. Los músicos de otros géneros se encuentran interesados en leer, o en hacer dibujos en el espejo, pero no miran más allá de su superficie.
A ciertas personas, tal vez la mayor parte, el empleo de la música como medio para comprender el mundo les parece una quimera, cuando no un absoluto sinsentido. La mayoría de la gente comparte hoy en día los lugares comunes concernientes a la naturaleza de la música y el universo que han estado en boga desde tiempos de Newton. Tienen a la música por un lenguaje básicamente emocional, y al universo por una máquina matemática, dos cosas entre las que no existe un común denominador salvo el ser humano, que puede experimentar ambas. Las postrimerías del siglo XVII, cuando se formuló la doctrina musical de los sentimientos, presenciaron también el triunfo del modelo mecanicista del universo, válido para el principio cartesiano de la separación entre el cuerpo y la mente, el sujeto y el objeto. En tal visión del mundo, la música especulativa no tenía y no tiene cabida. (...)
Serpiente de Gafori. Tonos, modos, planetas y musas, de Franchino Gafori, Practica Musica, 1496.
Esquema cósmico que alinea las esferas planetarias con la escala griega y la nueve musas. Apolo gobierna el cosmos y tiene a sus pies a la serpiente Pitón, a la que venció y cuyas tres cabezas todavía gobiernan sobre la tierra.
Quienes muestran un mayor interés por la música especulativa son quienes más preocupados se hallan por los asuntos esotéricos. Algunas de las más serias contribuciones a este tema en la actualidad han sido hechas por el antropósofo Rudolf Steiner, así como como por sus seguidores y admiradores, entre quienes se encuentran Anny von Lange, Ernst Bindel, Ernst Hagemann y Hans Jenny. Sólo algunas de las cuatro mil conferencias pronunciadas por Steiner trataron acerca de la música, pero como en el caso de sus dicta sobre agricultura y educación, fueron suficientes para fundar en este campo una nueva escuela de pensamiento. Entre otras materias, Steiner ofrece una justificación psicológica para explicar el uso de la música como fuente de comprensión universal. Para seguir su argumento con detalle, es preciso estar familiarizado con su visión antroposófica del mundo, aunque dejaré aquí esto de lado, tratando de comentarlo de forma comprensible.
Steiner afirma desde el inicio de su primera conferencia que el papel de la música es liberar el espíritu que se encuentra en el interior del hombre. Nada tiene que ver la música con el mundo físico cotidiano que se hace presente a nuestros sentidos, ni tampoco con el pensamiento. Ciertamente, podemos pensar acerca de la música mientras la escuchamos, pero entonces estamos pensando, no escuchando. Pertenece, más bien, a un mundo sutil de fuerzas formadoras, que se halla más allá del orbe material.
Frontis de Musurgia Universalis 1650 de Athansius Kircher.
Apolo,
sentado sobre el globo terráqueo, media entre la música celestial de
los ángeles y la música terrenal
H. K. Challoner, El constructor de la Forma 1933 ?
Entre los pintores de inspiración teosófica, Challoner realizó sus propias pinturas de ángeles y devas visionados en sus clarividencias del mundo sutil. Entre ellos pintó el que rige la música del universo, y como el ejemplo aquí mostrado de aspecto muy similar, el que rige la construcción de las formas.
Cada noche visitamos tales mundos, dice Steiner, en el curso de nuestro sueño profundo, aunque normalmente no recordemos nada de esos mundos, salvo un vago sentimiento de armonía. Los grandes compositores son aquellos bendecidos con una facultad que les habilita para traer a esta tierra un más claro reflejo de aquello que escucharon en mundos superiores. Su música despierta los mismos recuerdos latentes en las almas de quienes la oyen, y ésta es la razón de que la gente ame la música. Escucharla prepara para el momento tras la muerte, en el cual se entra conscientemente en esos mundos sutiles -un proceso que los antiguos simbolizaban por el viaje a través de las esferas planetarias-, y se escucha la música que allí todo lo envuelve. Para el "hombre que no tiene música en su interior", ésta será una experiencia ajena y perturbadora, mientras que la persona cuya vida estuvo impregnada de música, se encontrará allí confortablemente. (...)
Hagemann concluye su edición de las conferencias de Steiner haciendo la observación de que, en 1961, después de cincuenta años de "nueva música" atonal y politónica, apenas nadie cree realmente en ellas. (...) La música atonal resulta instintivamente rechazada por el aficionado que no se ha hecho superintelectual. El alma quiere escuchar un eco de la esfera armónica con la que ella misma pueda armonizarse, mas allí no la encuentra. Anny von Lange, en su trabajo en dos volúmenes: Mensch, Musik und Kosmos, va totalmente contra la moderna corriente estética, para reafirmar lo que se daba por supuesto en otros tiempos, el poder ético de la música para el bien o para el mal, y su capacidad de enseñar a la humanidad a trabajar conscientemente con las fuerzas constructivas del universo, en lugar de hacerlo con las destructivas. (...)
Esas fuerzas formativas no eran sólo oscuras abstracciones para Hans Jenny, un físico que, siguiendo las pistas de las conferencias de Steiner, decidió investigar la conexión real entre el sonido y la materia. La mayoría de los interesados en este asunto está al tanto de las investigaciones de Chladni a principios del siglo XIX, quien descubrió los patrones regulares que en una superficie plana, con arena fina, surgen cuando es estimulada por un arco que produce
sonidos armónicos. Jenny aprovechó la moderna tecnología a la hora de aplicar tonos a sustancias plásticas y resinosas, mientras éstas se encontraban en el proceso de endurecimiento que les haría pasar del estado líquido al sólido. Por este medio puso de relieve las alteraciones que el tono causa en los líquidos, y procedió a congelarlos. Los efectos más sorprendentes y esculturales pudieron así ser captados y fotografiados. Su extraño parecido con ciertas formas animales y vegetales respondía a la explicación de Steiner acerca de las cualidades esencialmente musical de las fuerzas formativas que todo lo moldean en la naturaleza.
Lecturas:
Joscelyn Godwin, La cadena aurea de Orfeo. El resurgimiento de la música especulativa. Ediciones Siruela 2009
Joscelyn Godwin, Armonía de las esferas. Atalanta 2009
Joscelyn Godwin, Armonías del cielo y de la tierra. Paidós 2000
Hagemann concluye su edición de las conferencias de Steiner haciendo la observación de que, en 1961, después de cincuenta años de "nueva música" atonal y politónica, apenas nadie cree realmente en ellas. (...) La música atonal resulta instintivamente rechazada por el aficionado que no se ha hecho superintelectual. El alma quiere escuchar un eco de la esfera armónica con la que ella misma pueda armonizarse, mas allí no la encuentra. Anny von Lange, en su trabajo en dos volúmenes: Mensch, Musik und Kosmos, va totalmente contra la moderna corriente estética, para reafirmar lo que se daba por supuesto en otros tiempos, el poder ético de la música para el bien o para el mal, y su capacidad de enseñar a la humanidad a trabajar conscientemente con las fuerzas constructivas del universo, en lugar de hacerlo con las destructivas. (...)
Patrones regulares de Chladni, en honor al físico Ernst Chladni (1756-1827) quien realizara las primeras experimentaciones sobre las formas geométricas surgidas de la vibración del sonido. Se valdría para ello de una placa de metal cubierta de arena fina y su arco de violín tal como aparece en la imagen de la izquierda. Los ejemplo más elaborados de arriba serían posteriormente fotografiados por Hans Jenny con moderna tecnología. En este video puede verse su método de trabajo.
Esas fuerzas formativas no eran sólo oscuras abstracciones para Hans Jenny, un físico que, siguiendo las pistas de las conferencias de Steiner, decidió investigar la conexión real entre el sonido y la materia. La mayoría de los interesados en este asunto está al tanto de las investigaciones de Chladni a principios del siglo XIX, quien descubrió los patrones regulares que en una superficie plana, con arena fina, surgen cuando es estimulada por un arco que produce
sonidos armónicos. Jenny aprovechó la moderna tecnología a la hora de aplicar tonos a sustancias plásticas y resinosas, mientras éstas se encontraban en el proceso de endurecimiento que les haría pasar del estado líquido al sólido. Por este medio puso de relieve las alteraciones que el tono causa en los líquidos, y procedió a congelarlos. Los efectos más sorprendentes y esculturales pudieron así ser captados y fotografiados. Su extraño parecido con ciertas formas animales y vegetales respondía a la explicación de Steiner acerca de las cualidades esencialmente musical de las fuerzas formativas que todo lo moldean en la naturaleza.
Lecturas:
Joscelyn Godwin, La cadena aurea de Orfeo. El resurgimiento de la música especulativa. Ediciones Siruela 2009
Joscelyn Godwin, Armonía de las esferas. Atalanta 2009
Joscelyn Godwin, Armonías del cielo y de la tierra. Paidós 2000
Esta entrada me ha resultado muy difícil de comprender. Tal vez por ser una persona poco rítmica y con escasos conocimientos musicales. Soy más visual, pero sé sentir la música. Apenas la comprendo, no sé explicarla, sólo la siento.
ResponderEliminarAbrazo musical
La música se desarrolla de forma sonora a través del tiempo, pero también de forma visual en el espacio. Esta sería la cuestión fundamental para observar el cosmos (esto es, el orden del universo) de forma musical y la música de forma cosmológica tal como aparece expresada al principo del artículo. Parece una invitación a volvernos más musicales en todos los sentidos... ;-)
ResponderEliminarMe decanté en mi formación por las artes plásticas, pero considero de especial valor los conocimientos en música, algo sobre lo que el actual Ministerio de Educación no parece estar por la labor. Creo que quieren eliminar la asignatura de música en las escuelas.
Abrazo musical en armonía con las esferas...
Otra coincidencia. El libro de Godwin sobre la cadena áurea y la música especulativa he terminado de leerlo por segunda vez. Es un universo fascinante, ese en que todo, desde lo más pequeño hasta lo inmenso, desde el espíritu bienaventura a la materia más basta, esta relacionado por el misterioso orden de las armonías.
ResponderEliminarEn el sitio 'Sacred Science' hay mucho material sobre cosmología y música especulativa, y se puede encontrar información adicional acerca de Hans Kayser, tal vez el más famoso de los especulativos contemporáneos: http://www.sacredscience.com/archive/Kayser.htm
Un saludo cordial
Lino
Gracias por la información Lino.
ResponderEliminarGodwin es un autor muy interesante, he publicado otras entradas sobre sus investigaciones dirigidas a diversos temas relacionados con el esoterismo. Saludos