Virgen María con el niño Jesús. Miniatura persa
Te llamé desde la puerta:
"Los místicos se están reuniendo
en la calle. ¡Sal!"
¡Déjame en paz.
Estoy enfermo!
"¡Como si estás muerto!
¡Ha venido Jesús y quiere
resucitar a alguien!"
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Jesús a lomos de un burro escuálido,
un emblema de cómo el intelecto racional
debería controlar el alma animal.
Que tu espíritu
sea fuerte como Jesús.
Si esa parte se debilita,
entonces ese burro enjuto se transforma en un dragón.(...)
Rumi (1207-1273) Poeta persa
El loco (Majnún)
Majnún con los animales "Se había vuelto un salvaje para los de su propio género, pero ni siquiera un salvaje está enteramente solo en este mundo; incluso un Majnún (un loco) tiene compañeros. Los suyos eran los animales. Habia penetrado como un extraño en sus dominios, pero no los había cazado. Se había introducido en sus guaridas sin echarlos a ellos. Al igual que los animales, temía a los hombre y huía cuando estos se aproximaban. ¿Creian, pues, los animales que Majnún era un animal? No del todo; notaban que era distinto. Poseía un extraño poder, que no era como el del león, la pantera o el lobo, pues él no cazaba y devoraba animales más pequeños. Al contrario, si encontraba a uno de estos cogido en una trampa, le acariciaba el pelo, le hablaba hasta que se había tranquilizado y luego lo soltaba. ¿Por qué? ¿Que clase de animal era? ¿Quien podía entenderlo? Se alimentaba de raices, hierba y fruta, pero incluso de eso comia frugalmente, y no demostraba ningún miedo a los temibles animales carnívoros de cuatro patas que podían despedazarlo y devorarlo con la mayor facilidad. Sin embargo, no lo hacían. Para sorpresa de todos, Majnún no fué nunca amenazado por ninguno de los animales que cazan en las estepas y los desiertos. Se acostumbraron a su presencia; les atraía, incluso. Al husmearlo de lejos, se le hacercaban volando, corriendo trotando y reptando, describiendo círculos cada vez más cerrado a su alrrededor." Miniaturas y fragmento de la leyenda de Layla y Majnún, elaborada en el siglo XII por el poeta persa Nizami a partir de versiones árabes que se remontan al siglo VII de nuestra era. (Versión Olañeta Editor)
La duda de las aves
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Miniatura persa, s. XIX
El coronado entona: "Devéis desear de corazón, más allá de la tentación de las palabras y el conocimiento de las estrellas. Debéis querer con todo vuestro ser y estar seguros de vuestra esencia, que primero tendréis que hallar en lo más profundo de vosotros para el oro extraer de vuestras almas y comenzar a recorrer el camino. Si incapaces sois de digerir un sol grano y de beber una copa de vino, ¿cómo pensáis en sentaros a la mesa del Simurg? Si os ahogáis en una gota de agua, destruida por el roce de una mano, jamás aprenderéis a sondear las profundidades ni a ascender a las alturas del paraíso que os espera y decís buscar. Debeis aprender la bondad de la perplejidad, a recuperar la sorpresa en vuestro corazón y vuestra mirada, a reconocer lo verdadero." Los pájaros reflexionan sobre este discurso, y con las crestas cubriéndoles los ojos responden: "Somos débiles átomos, a la deriva, carentes de ingenio para buscar o reconocer a quien sobre todo se alza y sin embargo vive en nuestro interior. No podemos buscar lo que no comprendemos. Él es Salomón, el Arca que a todos nos contiene, y nosotros seres periféricos, simples hormigas en el fondo del abismo que escarban en la oscuridad. Al gran Simurg no podemos ver ni tampoco hablar de él, pero nuestros corazones laten con fuerza cuando comenzamos a vislumbrar su magnífico Ser, que supera cualquier intercambio mortal o el peso de la visión." El coronado oye estas palabras con cereciente ira: "Carecéis de verdadera aspiración, vuestros corazones no saben distinguir y no dejáis de parlotear mientras jugáis con el fuego; no os dais cuenta de que podríais adentraros en ese misterio lejano y a la vez próximo si sólo os embarcáseis en el amor y partiéseis con los ojos bien abiertos. No vaciléis, dejad atrás la insignificante vida que lleváis. Él es la luz que transporta las sombras que imploran vivir en la oscuridad, pero jamás lo consiguen; su mirada las convierte en aves voladoras donde todo es forma y la sustancia desaparece. Sois sombras de Su palabra. Debéis atravesar este espacio vacío con vuestra alma ensombrecida, y si habláis con la disciplina del amor percibiréis la sombra del Simurg que sois vosotros mismos, y en el desierto encontraréis el camino, ese océano en el que podréis sumergiros en su Ser que mora en vuestros corazones y en las estrellas sin que podáis verlo."
Pasaje de La conferencia de los Pájaros, de Farid ud-Din Attar, Nisapur Irán s. XII
La miniatura persa, por Titus Burckhardt
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Lo que otorga a la miniatura persa un estilo de belleza casi único no es tanto el tipo de escenas que retrata como la nobleza y la sensillez de la atmósfera poética que las impregna.
Esta atmósfera o modo -por emplear un término con un significado preciso en la música tradicional- concede a veces a la miniatura persa como una reververación edénica, lo que tiene una significación profunda, ya que uno de sus temas básicos, con lejanas raices iranias, es el paisaje transfigurado que a la vez simboliza el Paraíso terrenal y la "tierra celestial", que aunque oculta a los ojos de la caída humanidad, no deja por eso de existir en el mundo de luz espiritual manifiesto para los hijos de Dios.
Paisaje místico, Skiraz s. XIV. Imagen simbólica del paraíso. El río, ahora negro, en su origen era plateado.
Se trata de un paisaje sin sombras, en el que cada objeto es de una substancia sumamente preciosa y donde cada árbol y cada flor son únicos en su especie, como las plantas que Dante sitúa en el Paraíso terrenal, sobre el monte del Purgatorio, y cuyas semillas esparce el viento que sopla perpetuamente en su cima para que generen toda la vegetación de la tierra.
En términos generales, la miniatura persa -a cuyos mejores logros nos estamos refiriendo- no intenta reflejar el mundo exterior tal como suele ofrecerse a los sentidos, con todas sus discordancias y accidentes; lo que describe de modo indirecto son las "esencias inmutables" (al-a'yân at-tabitah) de las cosas, en virtud de las cuales un caballo no es simplemente un individuo de su especie, sino el caballo por excelencia. Lo que el arte de la miniatura intenta captar es esa cualidad genérica. Si "las esencias inmutables" de las cosas, sus arquetipos, no se pueden apreender por estar más allá de la forma, no dejan de reflejarse en la imaginación contemplativa; de aquí la cualidad onírica -más no de sueños vanos- que poseen las miniaturas más bellas; es un sueño claro y translúcido, como iluminado desde dentro.Toda la pintura normal, por añadidura, depende de la intuición para tomar la experiencia sensorial y extraer de ella los rasgos característicos de una cosa o ser concretos con objeto de transcribirlos a elementos adecuados al espacio bidimensional, o sea, líneas u superficies coloreadas. Al artista oriental jamás se le ocurrirá el tratar de dar expresión a la totalidad de la apariencia de las cosas; está profundamente persuadido de la vanidad de semejante empeño y, en este sentido, la ingenuidad casi infantil de sus obras no es otra cosa que sabiduría.Fijémonos de nuevo en la perspectiva, que la historia del arte considera, muy equivocadamente, como sinónimo de visión "objetiva" del mundo. Afirmaremos que la perspectiva de ningún modo está "adherida" a las cosas en cuanto tales, sino al sujeto individual; lo que se percibe se dispone conforme a un orden según el "punto de mira" del sujeto. El orden de las cosas en cuanto tales es su jerarquía en el orden cósmico total, jerarquía que se manifiesta cualitativa y no cuantitativamente. La perspectiva matemática introdujo en el arte el racionalismo y, tras él, el individualismo. Éste cedió luego el paso al individualismo pasional que, con el arte barroco, proyectó sus convulsiones en formas exteriores, hasta que a su vez fue sustituido por un arte cada vez más individualista, que finalmente no retenía más que "impresiones" deliberadamente subjetivas, antes de desintegrarse en la irracionalidad. En contraste con esta evolución del moderno arte europeo, la miniatura persa representa una visión normal de las cosas, pese a sus debilidades ocasionales; es "realista" en el sentido tradicional del término.Debido a su caracter normativo, la miniatura persa puede servir para expresa una visión contemplativa. Esta cualidad en concreto se debe en parte al "milieu" shi-í, en el que la frontera entre la ley religiosa y la libre inspiración es mucho menos marcada que en la sunní. Nos referimos a determinadas miniaturas de tema religioso, como algunas que, a pesar de todas las normas tradicionales, muestran la ascensión (mi'raj) del Profeta a través de los cielos . La miniatura más bella y espiritual sobre este tema es, con mucho, la que forma parte de un manuscrito del Jamsh de Nizami, fechado en 1529-43, durante el período sefévida (imagen de la derecha, clíca sobre ella para ampliar). Con sus nubes retorcidas al uso mongólico y sus ángeles turiferarios que evocan a las apsaras, esta miniatura pone de manifiesto un sorprendente punto de contacto entre el Budismo y el Islam.Al llegar a este punto, es procedente dedicar algunas palabras a aclarar la naturaleza especial del shi-ismo. Lo que lo deistingue del Islam sunní es sobre todo, su teoría sobre el califato, según la cual la autoridad espiritual que el Profeta otorgó a Alí, su sobrino y yerno, se ha perpetuado a través de los santos imams ("modelos" o "guías") de su familia. El último imam históricamente conocido -el duodécimo, según el shi-ismo oficial- no ha muerto, sino que está oculto a los ojos del mundo mientras continua en comunicación espiritual con sus fieles. Esta teoría es una formulación piadosa de una verdad esotérica: en cada momento de la historia, todo mundo tradicional está gobernado por un "polo" (qutb), que es como el corazón, el lugar donde la influencia del cielo se derrama sobre el plano terrenal; coincide con la Presencia divina en el centro del mundo -o de un mundo determinado o, también, de cada alma, según los diversos planos-, pero suele estar representada por el santo, o santos, cuyo rango corresponde a este "lugar" cósmico y divino. Estas breves observaciones dejan ver con claridad que el Shi-ismo implica una verdad de gran sutileza, cuya formulación en términos aceptables para la generalidad conduce irremediablemente a una cierta "mitologización", que es la principal característica de la doctrina shi-í sobre los imams. El recuerdo de la época en que los imams estaban presentes ante los ojos de todos, el fin trágico de algunos de ellos, las ocultacion del último y el deseo de alcanzar la región misteriosa entre el cielo y la tierra donde aún reside éste, otorgan a la devoción shi-í su acento característico, que se podría describir como una aguda nostalgia del paraiso: el estado de inocencia y plenitud que existe en el comienzo y en el fin de los tiempos.
Mezquita del Imam, Isfahan
El Paraíso es una primavera eterna, un jardín siempre en flor, que refrescan aguas vivas; es también un estado definitivo e incorruptible como los minerales preciosos, el cristal y el oro. El arte persa y en especial la ornamentación de las mezquitas safávidas, consigue combinar ambas cualidades: la pureza de las líneas arquitectónicas, la perfecta geometría de las superficies abovedadas y la decoración con formas rectilineas, expresan el estado cristalino; la primavera celestial brota en las flores estilizadas y en los colores frescos, ricos y suaves de los azulejos.
Descripción de la primavera, los amores de Chîrîn y Kosroes
Chîrîn y Kosroes se encuentran en el río
“Cuando el cielo, viejo vestido de azul, hace brotar del verde prado el juvenil tallo y otorga vigor nuevo a todos los jardines para alegria de los mayores y de los que aún son jóvenes, el rosal hace surgir un trono imperial, y la violeta se convierte en una pluma de pavo real. ¡Cuántos pájaros entonan dulces cantos movidos por el amor! ¡cuantos antiguos amores se renuevan! Cuando Chîrîn sembró la alegria en el alma de Kosroes, este bajo mundo prometió un placer renovado: toda la creación se regocija con este amor dichoso, con esta encantadora y gozosa primavera; estallan los cálices del rosal, y la rosa alegre, hace ondear su bandera en el jardín, y el ejército de las ramas se carga de pájaros, y el narciso gira su copa hacia el jazmín y la violeta se sumerge en el torpor que sigue a la embriaguez. El viento del Este aparta el velo del rostro de las mujeres y da nuevos bríos a los seres agotados; el viento del Norte lo llena todo con su clamor y derrama su bálsamo en los nenúfares; el suelo se deja cubrir por un tapiz de anémonas que se hacen cunas para las raspillas; el esbelto ciprés luce su talle en medio del prado, con la corteza herida por su amor al tulipán; la violeta derrama sus bucles sobre los hombros; la albahaca joven muestra su rostro en plena floración y unde el peine entre sus cabellos; el aire expande sobre todo este verdor un perfume de agua de rosas, mezclando las perlas con las esmeraldas. La tierra muestra todo aquello en lo que es rica: hace surgir de su vientre todas las plantas; la joven gacela, ebria de leche, juega junto a su madre sumergida en un mar de hierba, y los faisanes despliegan sus plumas sobre las flores. La fresca primavera se expande desde cada rama, la rosa está preparada para dispersar sus pétalos y el ruiseñor, con sus cantos melodiosos, hace flaquear la constancia de los enamorados. Cuando llega esta estación a acariciar a los amantes, es un gran error permanecer sin amor.Chîrîn y Kosroes, alegres, con el corazón ardiente, recorrian dia y noche todos los parajes encantados, tanto en la pradera, saboreando el néctar, como en las montañas recogiendo flores. Así, yendo de un lado para otro con la copa en la mano, llegaron hasta las orillas del Châhroud. Ataron por allí sus caballos y se sentaron para oír los sones del laúd. El encanto de la sonrisa de Chîrîn llenaba de dulzura el follaje de los rosales como si fueran cañas de azucar; todo el lugar resplandecia como los sauces después de la lluvia de abril, a causa de la belleza de la joven; el valioso ambar gris hubiera palidecido ante sus cabellos ondulados y perfumados de almizcle; sus labios rojos, dulces como la miel, rezumaban azúcar; las rosas, los jazmines, los juncos de la ribera, se rindieron hechizados por la pureza de su risa.”
Miniatura persa y fragmento de la leyenda de los amores de Kosroes y Chîrîn, perteneciente a 'Los cinco Tesoros' de Nizami (Versión editorial Sufí)
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Una vez más, cerca de la cima de montaña
aparecen los dulces rasgos de la anémona.
El jacinto se dirige educadamente al jazmín:
"La paz sea contigo". "Y contigo, amigo!
Ven conmigo a pasear por esta pradera".
Asimismo, ¡hay sufíes por todas partes!
La flor es tímida pero, de repente,
El viento le aparta el velo: "¡Amigo mío!"
El Amigo está aquí como agua en el río,
Como el loto en el agua.
El narciso la hace un guiño a la glicina:
"Cuando tú digas".
Y el clavo al sauce:"Tú eres el que
Estaba deseando". El sauce le contesta: "Considera
Tuyos estos mis aposentos. ¡Bienvanido seas!"
La manana: "¡Naranja! ¿A qué se debe ese fruncir el ceño?"
"Para que los que tengan malas intenciones
no se percaten de mi belleza".
La paloma torcaz viene y pregunta: "¿Dónde,
Dónde está el Amigo?"
Con una nota, el ruiseñor
Le señala la rosa.
Una vez más ha venido la 'estación' primaveral
Y bajo todo surge un manantial,
Una luna que se desliza desde las sombras.
Deben quedar muchas cosas por decir porque es tarde,
Pero cualquier conversación que no hayamos tenido
Esta noche, la tendremos mañana.
Rumi
Fiesta Derviche en una pradera florida
El pasado día 21 de Marzo se celebró el "Nowrûz", el año nuevo persa, coincidiendo con la entrada de la primavera, festividad muy arraigada en el sufismo oriental.