Dos palabras que prenden y se comprenden
De eso trata el bertsolarismo
La idea no surge de la nada
La idea surge de la palabra
De una palabra surge otra
Como el fuego surge de la chispa
La palabra es la puerta
La palabra es la clave
La palabra es cerrojo y llave
Nosotros moldeamos la palabra
Y la palabra nos moldea
Bertso cantado en un campeonato de Bertsolaris
El texto de esta entrada lo he redactado básicamente a partir de las notas extraídas de la película documental Bertsolari de Asier Altuna estrenada el año 2011, y a la que pertenecen también las imágenes que lo acompañan.
El arte de improvisar
La tradición oral, común a todos los pueblos, fue el medio de comunicación anterior a la escritura por el que la transmisión de narraciones memorizadas de historia y costumbres daría origen a la cultura. Todavía es utilizada actuálmente en sociedades apartadas del mundo moderno. Sin embargo, en este mundo moderno aunque con otra finalidad y evolucionada en gran medida, también, de alguna forma, es manifiesta en los matices expresivos propios de las diferentes culturas donde hoy en día se deja sentir su huella.
En Euskadi (País Vasco, Norte de España), hallamos una manifestación cultural de gran popularidad conocida como "bertsolarismo" heredada de la tradición oral propia de éste pueblo, y en la que podemos encontrar semejanzas con expresiones folclóricas procedentes de otras partes del mundo, así como en formas de expresión artística actuales donde la creación improvisada es el principal factor. Sobre esto último -entre otros- estarían los llamados Performance y el Jazz.
El bertsolari, que se puede traducir como "versificador", improvisa versos cantados respetando siempre tanto la melodía como la rima, así como un tema prefijado que se le notifica justo antes de la actuación. De ser una actividad desarrollada en el medio rural, en sidrerías y reuniones sociales y festivas, en las últimas décadas su interés llegó a las ciudades, creándose escuelas y recibiendo apoyo institucional. Actuálmente, cada cuatro años se organiza un campeonato de bertsolaris en Euskadi, donde un jurado premia los bertsos más inspirados y mejor compuestos. En el siguiente ejemplo (traducido del euskera), recogido del campeonato del 2009, el tema sobre el que tuvo que cantar el participante fue el fuego:
Para una primera chispa, la cerilla es el apero,
azuzada, surge la llama, brota por la chimenea fuego.
Para mi, hacer bertsos es el fuego verdadero.
Una palabra prendida poco a poco se aviva.
Es el fuego de la rima que nos alegra la vida
y aquí todos nosotros
bailamos alrededor de esa hoguera.
Estos poemas, estos bertsos no existían antes de ser cantados, su momento de creación coincide con el momento que se muestran al público, es por eso que se han comparado con los Performance. Crearlos suponen una gran dificultad, hay que controlar la melodía, la rima, diversas estructuras poéticas, responder al tema y al participante que acaba de cantar. Austeridad y sencillez es lo que envuelve la puesta en escena de la actuación. No hay efectos espectaculares, ni adornos ni vestuario, tampoco música. El bertsolari se encuentra solo ante el publico en el momento que le llega la inspiración.
La idea no surge de la nada
La idea surge de la palabra
De una palabra surge otra
Como el fuego surge de la chispa
La palabra es la puerta
La palabra es la clave
La palabra es cerrojo y llave
Nosotros moldeamos la palabra
Y la palabra nos moldea
Bertso cantado en un campeonato de Bertsolaris
El texto de esta entrada lo he redactado básicamente a partir de las notas extraídas de la película documental Bertsolari de Asier Altuna estrenada el año 2011, y a la que pertenecen también las imágenes que lo acompañan.
El arte de improvisar
La tradición oral, común a todos los pueblos, fue el medio de comunicación anterior a la escritura por el que la transmisión de narraciones memorizadas de historia y costumbres daría origen a la cultura. Todavía es utilizada actuálmente en sociedades apartadas del mundo moderno. Sin embargo, en este mundo moderno aunque con otra finalidad y evolucionada en gran medida, también, de alguna forma, es manifiesta en los matices expresivos propios de las diferentes culturas donde hoy en día se deja sentir su huella.
En Euskadi (País Vasco, Norte de España), hallamos una manifestación cultural de gran popularidad conocida como "bertsolarismo" heredada de la tradición oral propia de éste pueblo, y en la que podemos encontrar semejanzas con expresiones folclóricas procedentes de otras partes del mundo, así como en formas de expresión artística actuales donde la creación improvisada es el principal factor. Sobre esto último -entre otros- estarían los llamados Performance y el Jazz.
El bertsolari, que se puede traducir como "versificador", improvisa versos cantados respetando siempre tanto la melodía como la rima, así como un tema prefijado que se le notifica justo antes de la actuación. De ser una actividad desarrollada en el medio rural, en sidrerías y reuniones sociales y festivas, en las últimas décadas su interés llegó a las ciudades, creándose escuelas y recibiendo apoyo institucional. Actuálmente, cada cuatro años se organiza un campeonato de bertsolaris en Euskadi, donde un jurado premia los bertsos más inspirados y mejor compuestos. En el siguiente ejemplo (traducido del euskera), recogido del campeonato del 2009, el tema sobre el que tuvo que cantar el participante fue el fuego:
Para una primera chispa, la cerilla es el apero,
azuzada, surge la llama, brota por la chimenea fuego.
Para mi, hacer bertsos es el fuego verdadero.
Una palabra prendida poco a poco se aviva.
Es el fuego de la rima que nos alegra la vida
y aquí todos nosotros
bailamos alrededor de esa hoguera.
Estos poemas, estos bertsos no existían antes de ser cantados, su momento de creación coincide con el momento que se muestran al público, es por eso que se han comparado con los Performance. Crearlos suponen una gran dificultad, hay que controlar la melodía, la rima, diversas estructuras poéticas, responder al tema y al participante que acaba de cantar. Austeridad y sencillez es lo que envuelve la puesta en escena de la actuación. No hay efectos espectaculares, ni adornos ni vestuario, tampoco música. El bertsolari se encuentra solo ante el publico en el momento que le llega la inspiración.
Andoni Egaña, bertsolari veterano, explicaba así sus sensaciones después de una actuación de la que había salido satisfecho: 'Después de cantar bertsos, sobre todo si te sale bien, te invade una auténtica euforia. Ya lo dijo Unai Iturriaga en un bertso, "Camino de casa te sientes como un pequeño dios", es una sensación muy placentera. Algo se siente al saber que has creado algo, que te has puesto al borde de un precipicio y no te has caído, que has llegado a comunicar algo y vuelves a casa. Es increible'.
En otro momento de la entrevista continua: 'Un precipicio se abre a tus pies al cantar un bertso. Cada vez mayor y más profundo. Es el abismo del pensamiento. A veces te hace sentir como si estuvieras en casa, y otras veces te preguntas, "Y si me caigo ¿qué pasará?" Y al volver a la plaza a cantar desde el corazón, las mismas ganas de saltar te mantienen en el filo'. 'Los bertsolaris decimos que tenemos mucho de funambulistas. Los bertsolaris caminamos en la cuerda floja desde que comenzamos hasta llegar al final del bertso. Creo que la sensación de vértigo fomenta el proceso creativo. El vértigo fomenta algo en nuestro interior que, a su vez activa la creatividad'.
Sensaciones que recuerdan el mismo vértigo que puede sentir un escritor ante el papel en blanco o a un pintor ante el lienzo, pero con la dificultad añadida que ya se comentó, de que el momento de creación coincide con el de exposición ante el público.
La ganadora del último campeonato de bertsolaris Maialen Lujanbo en otra entrevista expresa así sus impresiones cuando sube al escenario: 'Un silencio del todo mágico se apodera de nuestra mente. Tan solo existe la palabra que todo lo expresa. El bertsolarismo hace honor a un viejo proverbio chino cuya primera norma dice: "Nunca rompas el silencio si no estas del todo seguro de que vas a incremetar su belleza". Y más adelante dice: 'Cuando eres consciente de que ya no eres capaz de aguantar la densidad del tiempo, entonces ha llegado el momento de empezar. En cierto modo también se sabe cuándo lo exige el público. Empiezas porque debes hacerlo, sabes a dónde ir, pero no sabes cómo llegar hasta allí. Cierras los poros de la piel, cierras los oídos, todo. Solo importa la concentración que puedas alcanzar, el público deja de existir. Solo cuenta el bertso. Solo se consigue bloqueando todos los sentidos, sumergiéndose en la mente'.
El proceso creativo de los bertsolaris comienza por pensar lo que dirán al final, y a partir de ese final construyen todo el bertso. Para el público el proceso es al revés, éste comienza a oir el bertso sin saber a donde le llevará el bertsolari. El bertsolari sí lo sabe, sabe a donde va a ir, llevará al público exáctamente al punto que tenía pensado desde le principio. El trabajo consiste en ir de atrás hacia delante.
Por supuesto que hay una preparación y una tecnica -como puede ser el de memorizar muchos bertsos a los que poder recurrir- que facilita ese transito creativo por la cuerda floja que haga sentir más seguro, pero esto, no será suficiente para ser un bertsolari extraordinario, un auténtico poeta inspirado que transmita "magia creativa". En un cuento ( al parecer adaptado de otro de Oriente Medio) narrado por un profesor a un grupo de alumnos en una escena del film Bertsolari encontramos una bella metáfora sobre esto:
En un pueblecito perdido del Líbano vivía un joven que deseaba ser improvisador de versos. Fue al anciano maestro para pedirle ayuda: "Maestro, quiero ser un buen improvisador de versos, ¿qué debo hacer?" El maestro así le contestó: "Debes ir al pueblo de detrás de la montaña y aprender todos lo versos de memoria". Sin dudarlo un momento, el joven emprendió la marcha. Anduvo por caminos y más caminos, largos caminos. Cruzó montañas, cruzó colinas y por fin vio el pueblo. Ya estaba cerca y el viento le trajo el murmullo de los primeros versos. Entró en el pueblo y los descubrió, por doquier, en las paredes, en los adoquines de piedra, había versos.
Atravesó el pueblo lentamente hasta llegar a la playa. De pronto, ahí estaba delante de él, el mar, y en las olas divisó inmensas lineas escritas, más versos.
¿Qué hizo el joven? Empezó a memorizarlos. Verso a verso, rima a rima, durante siete largos años. Y cuando los supo todos, emprendió el camino de vuelta hacia su pueblo. Nada más llegar, fue a ver al anciano maestro. Lo encontró en el patio de al casa a la sombra del magnolio. El anciano rezaba. El joven le preguntó: "Maestro ¿soy bertsolari?" El maestro respondió: "No, ahora debes olvidar todo lo que aprendiste". "Solo entonces, cuando hayas olvidado todo lo aprendido, serás el mejor bertsolari".
El escultor vasco Jorge Oteiza escribió unas palabras inspiradas en las que expresa de una forma poética y profunda el proceso creativo de los bertsolaris:
"La técnica del auténtico bertsolari es desandar con claridad, poco a poco y de aquí y de allá ese camino en el que se fueron oscureciendo los sucesos pasados con su realidad y sus ideas. La técnica del bertsolari es que está delante de todos y desaparece en su realidad interior. Es como si dejase a la gente que le escucha en la playa y el fuese retrocediendo de espaldas al mar y fuera sumergiéndose hasta desaparecer. Y sumergido del todo nos hablase con ese ritmo del mar que llega con las olas a la playa".
El proceso creativo de los bertsolaris comienza por pensar lo que dirán al final, y a partir de ese final construyen todo el bertso. Para el público el proceso es al revés, éste comienza a oir el bertso sin saber a donde le llevará el bertsolari. El bertsolari sí lo sabe, sabe a donde va a ir, llevará al público exáctamente al punto que tenía pensado desde le principio. El trabajo consiste en ir de atrás hacia delante.
Por supuesto que hay una preparación y una tecnica -como puede ser el de memorizar muchos bertsos a los que poder recurrir- que facilita ese transito creativo por la cuerda floja que haga sentir más seguro, pero esto, no será suficiente para ser un bertsolari extraordinario, un auténtico poeta inspirado que transmita "magia creativa". En un cuento ( al parecer adaptado de otro de Oriente Medio) narrado por un profesor a un grupo de alumnos en una escena del film Bertsolari encontramos una bella metáfora sobre esto:
En un pueblecito perdido del Líbano vivía un joven que deseaba ser improvisador de versos. Fue al anciano maestro para pedirle ayuda: "Maestro, quiero ser un buen improvisador de versos, ¿qué debo hacer?" El maestro así le contestó: "Debes ir al pueblo de detrás de la montaña y aprender todos lo versos de memoria". Sin dudarlo un momento, el joven emprendió la marcha. Anduvo por caminos y más caminos, largos caminos. Cruzó montañas, cruzó colinas y por fin vio el pueblo. Ya estaba cerca y el viento le trajo el murmullo de los primeros versos. Entró en el pueblo y los descubrió, por doquier, en las paredes, en los adoquines de piedra, había versos.
Atravesó el pueblo lentamente hasta llegar a la playa. De pronto, ahí estaba delante de él, el mar, y en las olas divisó inmensas lineas escritas, más versos.
¿Qué hizo el joven? Empezó a memorizarlos. Verso a verso, rima a rima, durante siete largos años. Y cuando los supo todos, emprendió el camino de vuelta hacia su pueblo. Nada más llegar, fue a ver al anciano maestro. Lo encontró en el patio de al casa a la sombra del magnolio. El anciano rezaba. El joven le preguntó: "Maestro ¿soy bertsolari?" El maestro respondió: "No, ahora debes olvidar todo lo que aprendiste". "Solo entonces, cuando hayas olvidado todo lo aprendido, serás el mejor bertsolari".
El escultor vasco Jorge Oteiza escribió unas palabras inspiradas en las que expresa de una forma poética y profunda el proceso creativo de los bertsolaris:
"La técnica del auténtico bertsolari es desandar con claridad, poco a poco y de aquí y de allá ese camino en el que se fueron oscureciendo los sucesos pasados con su realidad y sus ideas. La técnica del bertsolari es que está delante de todos y desaparece en su realidad interior. Es como si dejase a la gente que le escucha en la playa y el fuese retrocediendo de espaldas al mar y fuera sumergiéndose hasta desaparecer. Y sumergido del todo nos hablase con ese ritmo del mar que llega con las olas a la playa".
En los siguientes enlaces se puede ver el vídeo promocional de la película dividido en dos partes.
1ª Parte:
http://www.youtube.com/watch?v=m8KPye1tAbE
2ª Parte:http://www.youtube.com/watch?v=FRyLrvNp-HM
Para los más interesados, recomiendo ver la película. Con este otro enlace se accede a una web que la distribuye cobrando un módico precio, ofreciendo la posibilidad de visionarla durante 4 días:
Ficha técnica:
Título original: Bertsolari
Dirección: Asier Altuna
País: España
Año: 2011
Duración: 90 min.
Intervenciones: Andoni Egaña, Maialen Lujanbo, Miren Amuriza, John Miles Foley, Jon Sarasua, Joseba Zulaika
Entradas relacionadas:
http://barzaj-jan.blogspot.com/2011/07/el-lenguaje-de-los-pajaros.html
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3 comentarios:
¡Qué tema tan emocionante has elegido!! acabo de ver los dos avances de la película, se me han llenado los ojos de lágrimas. Qué maravilla la del ser humano de poder expresarse de esos modos (también he releído la nota sobre el lenguaje de los pájaros), parecerse un poco a las aves en sus expresiones más míticas y misteriosas, tener la impronta de la improvisación a flor de lengua, a ras de voz...en nuestros pagos tenemos la payada, que se convierte en contrapunto cuando son dos los que participan dialogando a través de los versos y acompañados por la guitarra. También concurre muchísima gente para escuchar a los buenos payadores argentinos y uruguayos...te hablo de lo que conozco. Veré la película y en algún momento te comentaré. Gracias Jan!! Al leer puedo verte, inclinado sobre libros y en la computadora, entregando tus inquietudes y búsquedas para compartir...y compartir es un regalo que no tiene precio alguno, sólo tiene un máximo valor. Merci!!! Abrazo!!
...ah, olvidé decirte que la imagen que más me gustó es la de las sillas vacías frente a las olas del mar...
Sí Mabel, la foto de la playa con las sillas junto con las palabras de Jorge Oteiza adquieren un poético y profundo significado. El "lenguaje de los pájaros" es el mismo lenguaje con que nos hablan las olas del mar o el sonido del viento.
Gracias por la referencia a los payadores de tu tierra de los que no había oído hablar. Buscaré algo por internet.
Abrazos
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