Foto: Trencadís (cerámica fragmentada) en el Parc Güell de Barcelona

****************************************************

domingo, 14 de diciembre de 2014

La cábala de Robert Fludd


Selecciono en esta entrada algunas imágenes analizadas por Joscelyn Godwin sobre los estudios que Robert Fludd dedicara a su visión de la Cábala. Ayudado por los grabados de esquemas cósmicos que acompañan sus escritos, el gran esoterista inglés expondría los principios que gobiernan el Universo y su imagen microcósmica, el hombre. Para ello, básicamente seguiría los postulados expuestos con anterioridad (a principios del Renacimiento) por el discípulo de Marsilio Ficino, Pico della Mirandola. Éste, en palabras de Frances Yates: "...fue el primero que, intrépidamente, formuló una nueva posición para el hombre europeo, el hombre como mago que utiliza la magia y la Cábala para actuar sobre el mundo, para controlar su destino mediante la ciencia". Pico uniría en sus Conclusiones mágico cabalísticas -un catálogo de creencias del mago del Renacimiento-, la tradición esotérica de la mística judía conocida como la Cábala, al hermetismo, el neoplatonismo y la magia. La Cábala sienta las bases de su doctrina de las veintidós letras divinas del alfabeto hebreo y las diez Sephirot, a partir sobre todo del Sefer Yetsirah (Libro de la Creación) escrito por un judío neopitagórico entre los siglos III y IV de nuestra era. Las Sephirot son representaciones simbólicas de las emanaciones o poderes angélicos por las que se despliega el poder creador de Dios. 
Son dispuestas gráficamente en un diseño que las interrelaciona formando el  Árbol de la Vida, un esquema donde se representa la ascensión a traves de diez niveles que sube desde la esfera más baja (Malkhut) del ser hasta la Fuente Divina (Keter), abarcando todas las posibilidades de existencia. El Árbol cabalístico sería -siguiendo a Frances Yates-, un soporte para la meditación mediante el cual se articulan las jerarquías del universo, un medio por el que imaginar el universo ordenado y así, interiorizándolo, organizar la psique como escalera hacia Dios. Subiendo a través de la meditación los peldaños sefiróticos, el cabalista se acerca con seguridad a la unión con Dios. Por otra parte, dentro de una compleja filosofía religiosa, la Cábala judía sería cristianizada al considerar a Cristo como figura central y mediador para alcanzar un prometido retorno a la primigenia religión universal de la que se originaron todas las religiones. De esta forma, el cristianismo se otorgaría una papel predominante ante otras religiones.

Los grabados pertenecen a Utrisque Cosmi Historia II (UCH II) 1619, Philosophia Sacra et vere Christiana (PS) 1626, e Integrum Morborum Mysterium (MC II) 1631.



Robert Fludd
Claves para una teología del Universo
(fragmentos)
por
Joscelyn Godwin



UCH  II, b, f. A3

"Bajo tus Alas, jehová"
El rey David se arrodilla ante el Más Alto diciendo: "Bajo la sombra de tus alas me regocijaré" (Salmos 63, 7). El tema recuerda el manifiesto rosacruz de 1614 (el Fama) que terminaba con palabras semejantes: "sub umbra alarum tuarum JEHOVA". Las nubes se han separado para permitir que David vea directamente el Tetragrammaton, la palabra impronunciable a la que los hebreos aluden como Adonai (el Señor) o simplemente como ha Shem (La Palabra); Fludd generalmente emplea estas letras hebreas para representar a Dios en sus diagramas. Para el cabalista se acomodan fácilmente a la doctrina de la Trinidad: las tres letras diferentes י Yod,  ה He, ו Vau, se interpretan como Padre, Hijo y Espíritu Santo. La presencia de dos letras procede del Padre y del Hijo; (...)



UCH  II, b, pág. 8

El Tetragrammaton en el Macrocosmos
"Dice Hermes que el mundo es una imagen de Dios, y también Moisés afirma que el hombre está hecho a semejanza de Él. De ahí que todos los cabalistas remitan estos reinos inferiores al arquetipo. Esta lámina muestra cómo el Nombre inefable está impreso  en el universo: por encima de todo y más allá de todo está la Yod, la letra de la que todo procede y que esconde en sí misma todo el Nombre. De ella emana el mundo empíreo simbolizado por la He. El Salmista dice que Dios tiene su tabernáculo en el Sol y esto lo podemos interpretar así: Dios forma en torno al Sol el mundo etéreo (Vau) separando el empíreo del He inferior, el mundo elemental". La lámina indica también cómo se forma paso a paso el nombre completo de Dios: I, IH, IHV, IHVH. Aunque Fludd no lo menciona, éstos son también los cuatro mundos de los cabalistas: Atziluth, el "mundo puro", Briah, el mundo de la creación, Yetzirah, el mundo de la formación y Assiah, el mundo material.



UCH  II, b, pág 8

El Tretragrammaton en el Microcosmos
Del mismo modo que las facultades del hombre corresponden a las regiones del universo, también pueden verse como manifestaciones del divino nombre. Yod es la mente más elevada que no está contenida en el cuerpo físico; por ello se encuentra sobre la cabeza del hombre, del mismo modo que en la lámina anterior Yod se encuentra por encima del universo manifestado. He, Vau y la He inferior son respectivamente el intelecto, la vida y la facultad natural. (...)



UCH  II, b, pág. 42

El Misterio del Número 5
La falta de claridad del grabador al trazar los caracteres hebreos se ve complicada por una de las explicaciones más confusas de Fludd. La lámina parece representar el descenso del Espíritu  de Dios a la categoría de manifestación y el ascenso del alma a través de las jerarquías del ser hasta Dios expresado en numerología cabalística. La corona es Kether, el primer principio de la Cábala, que puede designarse mediante la primera letra del alfabeto hebreo, el Aleph    o  bien mediante la letra esencial Yod . En la imagen superior, las letras de la izquierda deberían ser la progresión alfabética a partir del Aleph:   Beth,   Gimel,   Daleth,   He. Éstas poseen valores numéricos del 1 al 5 y se alinean con la jerarquía cósmica:
1, 2, 3: Dios, ángeles  4 : Estrellas fijas, Saturno, Júpiter, Marte
  5 : Sol
  6 : Venus, Mercurio, Luna
7, 8, 9 : Región elemental
El Sol, número cinco, es también equivalente a la He inferior, o He segunda del Tetragrammaton: es el tebernáculo de Dios en el centro del universo.
A la derecha la serie es   Yod,    Mem,   Heth,   Daleth,   Resh. Mientras que el Aleph es el "Aleph Oscuro" símbolo de vacío último antes de la creación, Yod es el "Aleph Luminoso": Dios como Creador. Mem y Heth son "el resto de la oscuridad, de la que se hace la creación", Daleth es "la puerta por la que la sabiduría entra en el mundo" y Resh es "la vida que se produce en el mundo gracias a esa sabiduría".
En la figura inferior pueden verse las alas protectoras de Dios consideradas el objeto de los mortales. El orden de las letras de cada lado está invertido y en la columna central puede leerse: Yod, He, Vau, Aleph: las dos letras "formales" rodean la las dos letras "materiales". Esto es una aproximación de "JEHOVA" (véase primera lámina).



Omnipresencia de Dios (UHC II, b, página 74)
Las láminas anteriores podrían dar la imresión de que la Tierra queda privada de las emanaciones de Dios. Los diagramas de Fludd a menudo la representan como una densa esfera en el centro excluida de los planos celestiales. Esta lámina muestra las cuatro letras del Tetragrammaton relacionadas como antes con Dios y con los tres mundos. Las copiosas citas que Fludd ofrece respecto a la esfera inferior (La Tierra material) nos dan un nuevo punto de vista: "El Espíritu del Señor llena el mundo" (Sabiduría 1, 7) "Dios está por todas partes en el cielo, en el infierno, en las profundidades del mar, en la noche, en la oscuridad" (paráfrasis del Salmo 139); "Reconoce, pues, hoy y resuelve en tu corazón que Yavé sí que es Dios arriba, allá en los cielos, y abajo, aquí sobre la Tierra; y que no hay otro, sino él" (Deut, 4, 39).




PS, pág. 170

La Emanación de los Sephirot
Aunque Dios es Uno en sí mismo, es percibido de muchas manera y llamado por muchos nombres. Estos nombres corresponden a algunos de sus inagotables atributos. Concretamente diez nombres dan la clave a un posible símbolo del esquema universal por el que están hechos los mundos: la décuple emanación que se conce en la Cábala como Sephiroth. Aquí los nombres de Dios se dan en hebreo y resultan intraducibles. Los nombres se manifiestan como los diez Sephiroth designados con estos engaños, aunque habituales, términos: (1) Corona, (2) Sabiduría, (3) Prudencia, (4) Misericordia, (5) Poder, (6) Gracia, (7) Triunfo, (8) Honor, (9) Redención y (10) Reino. Para Fludd esto es otra muestra de la multiplicidad de los aspectos de Dios y su descenso al mundo creado.



UCH  II, b, pág. 11

Los mundos de la Balanza
Otra ordenación del Tetragrammaton nos muestra la Yod como la Divinidad Suprema que sostiene la balanza. El fulcro (la base del fiel) es el Sol, situado en el centro del mundo etéreo: punto de equilibrio en el centro del universo unido directamente a Dios. La balanza de la izquierda se eleva  porque representa el cielo empíreo hecho de "liviano fuego"; el platillo de la derecha desciende al ser la "pesada tierra" del reino elemental.



PS, pág. 174

Creación de la Sabiduría
La segunda palabra de los Sephiroth, Hokhmah, suele traducirse por "Sabiduría". Surge de la inefable Corona (Kether) henchida de las ideas del universo, que irradia como un sol. Aunque estas ideas tienen que atravesar los otros ocho Sephiroth antes de poder manifestarse realmente como seres creados, Fludd las muestra viniendo directamente de Hockmah y llenado el universo. (...)
Las creaciones de la Sabiduría son (de izquierda a derecha desde arriba) las estrellas fijas, Saturno, Marte, Venus, la Luna, el viento, las nubes, el trueno, la nieve, el hielo, los vegetales, los minerales, los animales, el hielo, el granizo, la lluvia, los relámpagos, otra vez el viento, los cometas, Mercurio, el Sol, Júpiter y los ángeles. Obsérvese que los vientos se hallan en el diámetro horizontal ilustrando la opinión de Fludd de que son mediadores entre el mundo etéreo y elemental.



UCH  II, b, pág. 181

El árbol de los Sephiroth
En la particular interpretación que hace Fludd del tradicional árbol de los Sephiroth, sitúa las diez emanaciones a cada lado de un tronco central donde está escrito el Tetragrammaton. Las cuatro letras corresponden a la disposición tradicional de los Sephiroth según los cuatro mundos (véase la tercera lámina): Atziluth contiene uno, Briah los dos siguientes, Yetzirah, seis y Assiah los dos últimos. Pero la columna central debería incluir también Tifereth y Yesod.
Cada Sephira recibe su nombre hebreo, su traducción latina, el nombre correspondiente a Dios y, en algunos casos, la interpretación trinitaria. Sumamente interesante para Fludd es la emanación de Malkuth, de la que brotan diez ramas que a su vez llevan los nombres de los Sephiroth. Están emparejados con los nombres cristianos tradicionales de los nueve órdenes de ángeles (querubines, dominaciones, virtudes, arcángeles, serfines, ángeles, principados, poderes y tronos) y "Alma" corresponde al segundo Malkuth. Así el supremo árbol de los nombres de Dios queda reflejado en la jerarquía angélica apoyando la teoría de la correspondencia universal.



UCH  II, b, pág. 198

La constitución del Hombre
Esta lámina y las dos siguientes derivan de la idea cíclica (...). Todo comienca en la oscuridad de la potencialidad, emerge a la luz y vuelve otra vez a la oscuridad. El punto inicial de estos círculos está siempre en la parte inferior y avanza en el sentido de las agujas del reloj. Los anillos exteriores son los arquetipos del todo; el primero dice: "Movimiento desde la nada de la potencialidad del acto de la generación, al origen de la vida; el día de la generación y la continuación de la vida; el comienzo de la corrupción; el final de la vida". Los dos círculos siguientes muestran estos arquetipos tal como los expresan los cabalistas, en letras hebreas. Yod es el Padre Absoluto envuelto en una oscuridad incomprensibles que se manifiesta a través del Hijo y del Espíritu. Los dos Aleph, claro y oscuro, son sus aspectos positivos y negativos. "Aleph significa la oscuridad de la que surge la luz no creada. Corresponde a Yod, la virtud del Tetragrammaton. Mem es el símbolo de las aguas creadas, que el Espíritu, Shin, divide en gruesas y sutiles por la interposición del firmamento. Por ello, en el Tetragrammaton, Vau divide las dos He. A Aleph, Mem y Shin se les llama las tres Letras Madre, ya que, como la cera, reciben la impronta de las tres letras masculinas Yod, He y Vau". Los círculos interiores reflejan estos procesos tal como se manifiestan en el microcosmos a través de elementos psíquicos, sustancias sutiles y materiales, condiciones metereológicas, humores y órganos "a partir de todo lo cual está hecho el hombre".



UCH  II, b, pág. 198

La Constitucióndel Mundo
Los mismos principios gobiernan la creación e historia del macrocosmos. El tercer anillo comienza con la potencialidad que, por la influencia del Aleph Claro, da lugar a las aguas superiores o cielo empíreo, hecho de la sustancia de la luz que es la actividad perfecta. Correspondiendo a él en el lado negativo están las aguas inferiores del espíritu grueso, aliadas de la oscuridad. Los anillos siguientes tratan de los estados de la materia, sustancias vaporosas y gaseosas, fenómenos meteorológicos; y en el centro se condensa el cuerpo animal, vegetal o mineral. Es dificil separar tiempo, espacio, causalidad y correspondencia en este esquema ideal.



MC  II, a pág. 181

Causalidad Universal
Esta lámina es una suma de las dos precedentes realizada por los nombres de Dios, los Sephiroth y los Angeles tal y como se encuentran en la Gran Carta Meteorológica. Su disposición se asemeja a la del "teatro de la memoria" de Giulio Camilo (véase Yates, Theatre of the World) y parece que pretende ser un esquema nemotécnico. Cualquiera que sea la opinión que se tenga sobre sus detalles, ilustra de modo muy apropiado las doctrinas de la emanación, de las correspondencias y del Eterno Retorno.
La teoría de la emanación sostiene que los principios más altos no crean a los inferiores a partir de la nada: emanan como manifestación de sí mismos sobre planos inferiores de existencia. Así, tomando una "cadena" como ilustración, de Vau, Hijo o Palabra arquetípicos, dimana Shin, el Espíritu que se manifiesta como Eloah, el Dios personal. De éste dinama la Gracia: la belleza del universo creada por una clase de ángeles, los llamados Virtudes. Correspondiendo a este principio en nuestro pequeño sistema solar está el arcángel Miguel, cuyo cuerpo físico es el Sol. El Sol nos proporciona nuestra fuerza vital, etc. (los círculo inferiores son vastante discutibles).
La doctrina de las correspondencias afirma que cada nivel de jerarquía del ser, desde el mundo mineral hasta los propios arquetipos, es un reflejo de los niveles superiores. Esto es consecuencia necesaria de la teoría de la emanación, pues de cada arquetipo pende una cadena de ser que desciende al propio fondo de la manifestación. Así, Miguel entre los Arcángeles, es como el Sol entre los planetas, el corazón en el cuerpo humano, o el oro entre los metales. Toda la magia, sea negra o blanca, se basa en esta doctrina, pues supone que las acciones que se efectúan en un nivel tendrán repercusiones en los correspondientes. Los objetos rituales de oro, por ejemplo, facilitarán el descenso de fuerzas solares a la copa, anillo, cetro, etc. y por tanto imbuyen de ellas a quienes los utilizan.
El principio de la ciclicidad es el "Mito del Eterno Retorno": la idea de que el tiempo no es una linea recta que corre sin sentido de infinito a infinito, sino un sistema de ciclos inscrito dentro de otros ciclos, ruedas dentro de ruedas cada una de las cuales gira a semejanza de los superiores, desde las espirales de electrones hasta el nacimiento y muerte de las galaxias. En el plano humano los ciclos se experimentan como día y noche, el retorno de las estaciones, el descendimiento periódico del individuo en la encarnación y el retorno de los períodos de la historia mundial, tanto si uno considera las épocas astrológicas (Piscis, Acuario, etc.) como el ciclo de las cuatro Eras de los hindúes y de los griegos. Todo esto implica una visión del mundo muy profunda que confirma la posición de Fludd entre los verdaderos filósofos esotéricos.


Lecturas:

Joscelyn Godwin, Robert Flud, claves para una teología del universo. Editorial Swan 1987

Frances Yates, El iluminismo Rosacruz. Siruela 2008


Entradas relacionadas:

Robert Flud: macrocosmos y microcosmos

El Arca de Noé de Athanasius Kircher

El poder de las imágenes

.

2 comentarios:

Moisés dijo...

Dios mío (y no me gustaría nombrarlo en vano). Esto es todo un mundo de ideas para comentar. El tetragrámaton, la cábala, las emanaciones del nombre de Dios, etc. son fascinantes y entran dentro de este tipo de sabiduría que ha quedado eclipsada para siempre en el siglo XXI. La teología de cualquiera de las grandes religiones son ciencias en sí mismas. Gracias por traer un pequeño extracto de esa saber que tiene el encanto de las cosas que están a punto de extinguirse. Las ilustraciones, por otro lado, son magníficas.

Un fuerte abrazo.

Jan dijo...

Fludd fue practicamente ignorado durante los siglos XVIII y XIX tras el triunfo del positivismo. Sería rescatado del olvido a mediados del siglo XX por algunos autores que reivindicaron su importante papel como mediador entre la ciencia renacentista -todavía bajo la influencia de la mística y la magia tradicional- y la ciencia moderna. Por otra parte, autores interesados en el estudio serio del esoterismo occidental como Frances Yates y Joscelyn Godwin, también supieron ver el valor de una visión del hombre y del universo ligada a una sabiduría cuyos fundamentos también nutrieron Oriente.

Abrazos