La transverberación de Santa Teresa, Lorenzo Bernini s. XVII
"Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite ni se contenta el alma con menos que Dios".
Santa Teresa de Jesús, (Vida, 29-13)
La aportación quizá más importante de Santa Teresa en la historia de la mística fue la descripción de los grados de oración correspondientes con los estados místicos. En su obra Las Moradas del Castillo Interior, estos grados están descritos como un viaje espiritual a través de siete estados cuya finalidad será la unión transformante con la divinidad. Este itinerario alegórico por las diferentes estancias del alma o castillo interior que respondería a un cristianizado ideal socrático del "conócete a ti mismo", ya con anterioridad a la Santa de Ávila aparece con otros matices expuesto en textos islámicos como demostró Asín Palacios (Al-Andalus, XI. Madrid, 1946). Posteriormente, Luce López-Baralt discípula del gran islamólogo, descubrió y tradujo del árabe el texto del místico sufí del siglo IX Abu-l-Hasan al-Nuri de Bagdad Maqamat al-qulub (Moradas de los corazones), donde podemos leer en uno de sus capítulos:
"Has de saber que Dios ha creado en el corazón del creyente siete castillos con cercos y muros alrededor. Ordenó al creyente que se mantuviera dentro de estos castillos, mientras que permitió que Satanás permaneciera fuera, desde donde le llama y le ladra como un perro. El primer castillo cercado es de corindón, y es el conocimiento místico de Dios; y a su alrededor hay un castillo de oro que es la fe en Dios; y a su alrededor hay un castillo de plata, que es la pureza de intención en los dichos y en la acción; y a su alrededor hay un castillo de hierro, que es la conformidad con el divino beneplácito; y a su alrededor hay un castillo de bronce, que es la ejecución de las prescripciones de Dios; y a su alrededor hay un castillo de alumbre, que es el cumplimiento de los mandamientos de Dios positivos y negativos; y a su alrededor hay un castillo de barro cocido, que es la educación del alma sensitiva en toda acción". (Ver más abajo bibliografía)
En la alegoria islamica y teresiana, las diferentes murallas del castillo simbolizan los obstáculos (tentaciones, pecados...) de los que el alma se ha de despojar en un proceso de purificación a través de varios niveles cuya finalidad será la "extinción" en la divinidad, utilizando una expresión sufí.
Se descubren otros precedentes más inmediatos de tradición cristiana en los textos teresianos como el de la mística nupcial de gran sensualidad erótica, simbolizando la relación del alma con el Sumo Bien. Su punto de partida lo encontramos en la interpretración que realizara el autor paleocristiano Orígenes sobre el Cantar de los Cantares, donde identifica a Cristo con el Eros platónico.
La mística barroca, teniendo como modelo la ascesis de Santa Teresa, expuso en diferentes obras literarias este itinerario simbólico o "camino de perfección" ilustradas con emblemas y alegorías dirigidas sobre todo a la formación de monjas de órdenes contemplativas. Entre esas obras, como bibliófilo me resulta especialmente atractivo el libro de fray Juan de Roxas y Auxa Representaciones de la verdad vestida, místicas, morales y alegóricas sobre las Siete Moradas de Santa Teresa..., publicada en 1677.
Dejo a continuación todos los grabados representados con sensillez y encanto pedagógico que allí aparecen explicados por un estudioso actual de la emblemática barroca.
La alegoría teresiana del castillo interior
(descripción de grabados)
por
Santiago Sebastián
Portada de Representaciones de la Verdad Vestida de fray Juan de Roxas, 1677
El primer grabado de los que ilustran la obra de Roxas se refiere a la representación alegórica del castilllo, con las siete moradas superpuestas, y con las fachadas en ligero talud; el alma, en forma de paloma, penetra por la puerta y se aproxima hacia el Sol divino; la alimañas, símbolos de los vicios, quedan al exterior, en actitud de perseguir al alma. Al pie del castillo está la Santa Doctora con un libro en la mano, explicando lo contenido en él, que son las inscripciones colocadas a la altura de cada puerta.
Primer grabado de la Primera Morada
Como es conocido, las tres primeras moradas están dedicadas a las almas imperfectas, que no pueden gozar de un trato íntimo con Dios. Cada morada se explica por medio de dos grabados emblemáticos. En los de la Primera Morada vemos que el alma no puede emprender el vuelo; las cosa mundanas aún le atraen tanto como las espirituales, de ahí que bajo la balanza aparezca la divisa TANTO MONTA.
Segundo grabado de la Primera Morada
En el segundo grabado la mano de la Divina Providencia muestra como señuelo al alma un rico collar de perlas, coronado de la cruz.
Primer grabado de la Segunda Morada
La Segunda Morada está dedicada a las almas que se abstienen de pecados graves, pero aún cometen veniales; en un grabado el alma, figurada como águila coronada, emprende vuelo hacia el sol, pero únicamente se le permite librarse de las sabandijas y alimañas;
Segundo grabado de la Segunda Morada
en el otro grabado vemos al alma como un niño, asido a las ramas altas de una palmera, y que procura no desprenderse porque abajo lo espera el Demonio.
Primer grabado de la Tercera Morada
La Tercera Morada cobija a las almas que tienen temor de Dios, el cual es el principio de la sabiduría mística: la paloma emprende el vuelo más cerca de Dios, ya no siente la atracción de los deleites terrenos -el panal de miel-, que quedan para disfrute del oso y de las alimañas.
Segundo grabado de la Tercera Morada
En el otro grabado se presentan dos caminos para llegar a la morada celeste: unos lo hacen por el peligroso camino de una maroma elevada desde sus ricas mansiones terrenas, con ramos de flores en las manos, y difíclmente logran llegar, mientras que el camino de la cruz se ofrece como más seguro, aunque es más penoso.
Primer grabado de la Cuarta Morada
En la Cuarta Morada el alma puede realizar dos formas de oración, llamadas de recogimiento infuso y de quietud, que Dios concede a las almas aprovechadas que han entrado de lleno en la vida espiritual. Un grabado nos presenta una figura orante, cubierta de velo, en cuanto representa el recogimiento; ya no distraen al alma los accidentes humanos, y la figura durmiente del Niño-Dios declara que se trata de una forma de orar callada y silenciosa.
Segundo grabado de la Cuarta Morada
El otro grabado muestra al alma dentro de un jardín místico, cuyo pozo guarda la sangre de Cristo, pero hay que sacarla con arcaduces e industria, ya que Dios sólo la concede naturalmente a quien quiere.
Primer grabado de la Quinta Morada
La Quinta Morada representa al tercer grado de la oración sobrenatural, que es de la simple unión; en uno de los grabados vemos al divino Pastor que ha abierto la puerta del redil,
Segundo grabado de la Quinta Morada
mientras que el otro aparece una contraposición entre el topo, que muere en la tierra, donde está su anhelo, y el gusano de seda, que al convertirse en mariposa emprende el vuelo hacia el cielo.
Primer grabado de la Sexta Morada
La Morada Sexta corresponde al grado cuarto de oración, que es el de la unión plena o extática, cuando el alma recibe los grandes favores, pero también atraviesa las desolaciones de la terrible noche del espíritu; en un grabado vemos al alma intentando subir una montaña abrupta en la oscuridad, ya que el sol se oculta tras ella,
Segundo grabado de la Sexta Morada
mientras que en el otro grabado aparece la paloma del alma suspendida en los aires, a merced de la mano de Dios, mientras espera los misteriosos desposorios.
Primer grabado de la Séptima Morada
Por último, las Séptimas Moradas representan el grado superior de oración, cuando el alma ha logrado la verdadera transformación en Dios. Esto se explicita con tres grabados: en uno, el Amor divino abraza al alma en el momento de desposarse con ella, pero ésta dice: "Con mi amante unida vivo, / y, aunque tan dichosa soy, / no sé si en su gracia estoy." El divino Esposo le quita la venda de los ojos para que comprenda el misterio trinitario.
Segundo grabado de la Séptima Morada
En otro grabado, un niño lleva de una cuerda a la paloma, es decir, el alma es gobernada por el Amor divino.
Tercer grabado de la Séptima Morada
Esta Séptima Morada tiene un grabado más: una guitarrra templada por una mano de fuego, la de Dios; más cuidado, que una mano infernal pretende romper las cuerdas, y el alma puede morir, según indica el árbol seco de la parte inferior.
Lecturas:
Santiago Sebastian, Contrarreforma y Barroco. Alianza Editorial 1985
Abu-l-Hasan al-Nuri de Bagdad, Moradas de los corazones (Traducción del árabe, introduccción y notas de Luce López-Baralt) Trotta 1999
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Lecturas:
Santiago Sebastian, Contrarreforma y Barroco. Alianza Editorial 1985
Abu-l-Hasan al-Nuri de Bagdad, Moradas de los corazones (Traducción del árabe, introduccción y notas de Luce López-Baralt) Trotta 1999
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7 comentarios:
Ooooh, qué maravillosa combinación! Santa Teresa con imágenes alegóricas! Lo he disfrutado muchísimo,¡gracias!
h.
Me alegra que te gustara hiniare, entre los libros de emblemas se encuentran algunos tan atractivos como el que aquí presento. Una joya para cualquier bibliófilo.
Leía un artículo sobre la descastada casta de los intocables en la India, que terminaba con una pequeña historia.
“Son las 10 de la mañana y Golu regresa con la bolsa llena y su estómago vacío en busca de algo de pan para desayunar. Comerá si hay suerte y hay algo para cocinar; si no, deberá esperar a la hora de almorzar para ingerir el único alimento del día. No le importa comer siempre lo mismo. Le encanta el arroz y agradece saborear hasta el último grano del plato, que siempre devora acompañado de una oración.”
Enseguida he asociado el abstracto concepto metafísico de “Amor Divino_Niño” como guía del Alma, con la experiencia factual de la misma en esta arquetipal historia atemporal.
La Gracia siempre es inmerecida.
La Gracia del Niño Eterno se da o no se da al margen del esfuerzo o merecimiento por su conquista. De ahí mi escepticismo ante métodos o prácticas que a ella pretenda dirigir.
Muy triste esa historia que cuentas. Las asociaciones que surgen al vuelo pueden ser reveladoras de algo. O tal vez no
Es una preciosa historia de una triste y oscura realidad. Una historia que nos habla de la apertura que simboliza el niño, que se materializa como no podría ser de otra forma como agradecimiento y oración, a pesar de caminar en la terrible indigencia material y emocional.
Todos somos ese niño espiritualmente hablando, aunque a veces nazca como un “Jean-Baptiste Grenouille, abandonado sobre restos de pescado después de que su madre diera a luz.”
El asesino resulto ser el portador de la Gracia, de su perfume que guía al Alma.
Me gustan mucho estas representaciones alegóricas de un camino, castillo o círculos dantescos. Teresa de Jesús fue bravamente una gran adelantada a su época. Eligió la vocación que en aquella época le podría dar mayor independencia y aportó algunos de los mejores capítulos de la mística española. (Por no hablar de la maravillosa representación del éxtasis de Bernini). Grabados estupendos.
Un abrazo.
Los itinerarios alegóricos a modo de guía moral por los que el ser humano busca encontrarse y dar respuestas a sus dilemas y angustias existenciales, han sido ideados en infinidad de ocasiones por las disitintas culturas. Parecen dar respuesta a hombres y mujeres de todos los tiempos en la necesidad de poner orden en su interior. Cuando están acompañados de ilustraciones se hacen más atractivos y estimulantes.
Con "Las Moradas del Castillo interior", Santa Teresa se internó en terreno místico y trascendente dirigida por su sed de infinito, como Dante, Abu-l-Hasan al-Nuri de Bagdad y tantos otros visionarios.
Este es un tema cuyo interés comparto contigo y de los que he dejado en este espacio otros ejemplos, como el reciente sobre La Tabla de Cebes,
un abrazo.
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