Foto: Trencadís (cerámica fragmentada) en el Parc Güell de Barcelona

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martes, 16 de junio de 2015

Alquimia y emblemática: La Fuga de Atalanta


Emblema XXXIII de Atalanta Fugiens de Michael Maier
El mote que precede a este grabado dice: "Hermafrodito, yaciendo en las tinieblas como muerto, necesita del fuego".
Y el epigrama: "El ser bicéfalo y de doble sexo aparece como un cadáver cuando está falto de humedad. Si se produce en la noche tenebrosa necesita del fuego. Dáselo y así revivirá en seguida. Toda la fuerza de la piedra está latente en el fuego, todo el vigor del azufre en el oro, el del mercurio en la plata". (Traducción de Pilar Pedraza)


Podría definirse la alquimia como un método de conocimiento cuya finalidad es la transformación psicológica y espiritual de la persona a través del dominio de las energías creadoras subyacentes en la naturaleza y el alma humana. Su práctica operativa con elementos quimicos destinada al estudio de la materia a traves de un proceso iniciático, tendrá como finalidad imitar el modo de operar de la naturaleza para la obtención del lapis philosophorum (piedra filosofal) capaz de transmutar los metales modestos en oro así como un elixir o remedio universal para los males del hombre. Por otra parte, la considerada como verdadera alquimia, la espiritual, se presenta como un saber universal basado en la unificación de los contrarios que llevará al iniciado a unir armoniosamente todos los aspectos de la naturaleza y la existencia humana. El verdadero alquimista en correspondencia con la ética de la ciencia hermética, tendrá como propósito el perfeccionamiento del alma a modo de trasunto de prurificación de los metales, proceso cuya finalidad será su salvación. 
En la imagen de abajo vemos a un alquimista provisto de unos simbólicos bastón, lentes y linterna, siguiendo los pasos de una mujer con un ramo de flores y frutas. Esta mujer es una alegoría de la Naturaleza, la cual será la guía del sabio.

 Emblema XLII de Atalanta Fugiens
Su mote dice: "Sean la naturaleza, la Razón, la Experiencia y la Lectura, guía, bastón, lentes y lámpara para el que quiera aprender la química".
Su epigrama: "Que la naturaleza te guíe, y tú síguela en tu arte, porque errarás si no es la compañera de tu camino. Que la razón te sirva de cayado, y la experiencia te asegure sus luces para que con ella puedas ver las cosas lejanas. Sean la lectura la lámpara que despeje las tinieblas para que te guardes, prudente, del amontonamiento de cosas y palabras". (Traducción de Pilar Pedraza)

Ya desde la Baja Edad Media el ars alquímica utilizó extensamente las imágenes en manuscritos para transmitir sus conocimientos. La invención de la imprenta permitió un gran número de publicaciones con grabados que van desde elementales representaciones de instrumentos de laboratorio hasta composiciones simbólicas de gran impacto visual. Así encontramos en estas últimas conjuntos de simbolos universales cuyo carácter arquetípico, según Carl G. Jung, revela aspectos fundamentales de la mentalidad y el inconsciente del hombre, algo que también demostraría el análisis hermenéutico de los textos mitológicos de diferentes culturas.
En sus obras los alquimistas fueron incorporando progresivamente fábulas y mitos clásicos según la creencia de que en ellos se encontraban de forma oculta los secretos herméticos transmitidos desde la Antigüedad. De esta forma, su rica y variada iconografía se investía de un tono enigmático que mantenía sus conceptos, sustancias y procesos bajo secreto, permitiendo revelar sus arcanos solamente a los iniciados al mismo tiempo que desconcertaban y hacía desistir a profanos y curiosos. 
Como claro ejemplo ilustrativo, en la imagen de abajo Palas Atenea (Minerva) liberada de la cabeza de Júpiter gracias a un golpe de hacha de Efesto (Vulcano) según relata el mito sobre el nacimiento de la diosa, simboliza al mercurio que se sublima por la cocción, o la caída del oro en el vaso de las cocciones alquímicas. Mientras, más atrás a la derecha yacen Apolo y Venus haciendo el amor.

Emblema XXIII de Atalanta Fugiens
Su mote dice: Llovió oro cuando nacia Palas en Rodas y cuando el Sol se unió con Venus".
Su epigrama: "Hay una cosa admirable de la que Grecia nos da fe, y que fue celebrada entre los rodios. Dicen que cayó de las nubes una lluvia de oro donde estaba el Sol haciendo el amor a la diosa chipriota, y también cuando Palas salió del cerebro de Júpiter. Caiga así el oro en tan gran cantidad como lluvia de agua, en vaso adecuado".


A partir del Renacimiento se procedió a interpretar en clave alquímica casi todas la leyendas narradas en los textos clásicos, de forma muy especial las insólitas transformaciones de hombres y animales recogidas en Las Metamorfosis. Uno de los libros de emblemas alquímicos más bellamente editados es Atalanta Fugiens (primera edición 1617). Teniendo como fondo de inspiración el relato incluido en la obra ovidiana protagonizado por Hipómenes y Atalanta, se nos presenta en su conjunto como una antología de la alquimia. Su autor fue Maichel Maier y se supone que perteneció a la Hermandad iluminista de los Rosacruces.
Sobre la Atalanta Fugiens, el iconólogo Santiago Sebastián dedicó un estudio a analizar todas sus imágenes entre las que se icluyen además de la portada cincuenta emblemas. Dejo a continuación la que abre el libro a modo de síntesis sobre la interpretación alquímica del mito de Hipómenes y Atalanta, a la que añado algún emblema más a los ya presentados con su mote y epigrama traducidos por Pilar Pedraza. El relato de Hipómenes y Atalanta de Las Metamorfosis no ha sido incluido, pero los interesados pueden encontrarlo completo AQUÍ.



La fuga de Atalanta
(análisis de la portada)
por 
Santiago Sebastián


Atalanta Fugiens (1618), Portada en la que se lee:
"Atalanta en fuga, es decir, nuevos emblemas químicos de los secretos de la Naturaleza, acomodados en parte a los ojos y al intelecto, con figuras grabadas en cobre y sentencias, epigramas y notas adicionales, y en parte a los oídos y al recreo del ánimo, con unas cincuenta fugas musicales a tres voces, de las que dos corresponden a una melodía sencilla apta para cantar dísticos; todo ello destinado a ser visto, leído. meditado, comprendido, juzgado, cantado y oído con extraordinario placer.
Su autor es Michael Maier, Conde del Consistorio Imperial, Doctor en Medicina, Caballero Libre del Imperio, etc..
Oppenheim, impreso por Hyeronimus Galler para Johan Theodor de Bry,"
MDCXVIII


La Atalanta Fugiens proclama su interés desde la misma portada, cuyo largo título, autor y editor están bordeados por diversas escenas referidas al episodio mitológico de la competición entre Hipómenes y Atalanta, referida a los secretos de la naturaleza, expresados aquí por medio de cincuenta emblemas.
Su fuente clásica no falta en el repertorio de Ovidio, (...)

Esta historia dice en síntesis que Atalanta era reacia al matrimonio y declara que sólo se casará con el que la venza en la carrera. Viene entonces el astuto Hipómenes provisto de tres manzanas de oro que le regaló Venus, que él le lanza en la carrera, por lo cual debe desposarse con él. En el friso superior de la portada tenemos a la representación del jardín de las Hespérides situado al pie del monte Atlas, en el borde del Océano, no lejos de la isla de los Bienaventurados.


Allí vivían las Hespérides, hijas de la Noche, que eran tres: Egle, Eritia y Hesperatetusa, aunque los nombres inscritos en el grabado son Egle, Arethusa y Hespertusa. Ellas vigilan con la ayuda de un dragón de nueve cabezas los árboles con manzanas de oro, que fue el regalo que en otro tiempo la Tierra dio a Juno con motivo  de su boda con Júpiter. Además, las Hespérides cantan a coro, junto a las fuentes que manan esparciendo ambrosía (Hesiodo , Teogonía, 215 s.)


A la derecha vemos a Venus entregando a Hipómenes las manzanas según la narración de Ovidio.








Y en la parte inferior la carrera misma, cuando Atalanta se detiene a recoger la primera manzana.


Vencedor él, fue a consumar su amor en el templo de Cibeles, tal como los vemos en el ángulo inferior derecho, porque la gran diosa de Frigia personifica el poder de la Naturaleza y su culto fue de carácter orgiástico.



Con todo, la diosa se enfureció por la profanación de su templo transformando a los amantes en león y leona, y luego, más tarde, se compadeció de ellos y los enganchó a su carro.


La historia de la portada se complementa con la aparición de Hércules, pues el héroe fue al final de sus trabajos a buscar junto a ellos los frutos de la inmortalidad, pues la conquista de las manzanas de oro fue una prefiguración de su apoteosis.

La historia con su referencia  la explica Maier en el largo epigrama referido de la portada:

"Llevó el diligente joven -traduce Pilar Pedraza- las tres manzanas del Huerto de Héspero que le había regalado la diosa Cipris, y las puso en el suelo ante la carrera de la virgen fugitiva para que se demorara recogiéndolas. Ahora brilla ésta, luego ésa, después aquélla, delante de la que va más rápida que los Euros, porque él ha esparcido los áureos dones por el suelo. Así demoró los pasos de la joven, a la que hacía detenerse, y luego reemprender la carrera de nuevo. Cuando el amante hubo repetido tres veces la añagaza, Atalanta se entregó como premio a su vencedor. Hipómenes es la virtud del azufre; ella, la hembra vencida en la carrera por el macho, la del volátil mercurio. Luego que estos se abrazan por causa del deseo amoroso en el santuario de Cibeles, encienden la ira de la diosa, que para castigarlos viste a ambos con la piel de león, por lo que sus cuerpos enrojecen y se vuelven fieras. A fin de expresar  fielmente las escenas de esta carrera, mi Musa te ofrece una fuga a tres voces: una permanece única y corresponde a la voz de las manzanas; otra, a la que huye, y la tercera, a quien la sigue. Esto es para tus oídos, y hay unos Emblemas para que los tengas ante los ojos, pero de ahí ha de sacar la razón las señales arcanas. Estos objetos son llevados a los sentidos para que, utilizados como reclamos, el intelecto recoja las preciosidades ocultas en ellos. La superficie de la tierra tiene toda clase de riquezas, y la medicina posee la de la salud: el león doble puede proporcionarlo todo en abundancia".

 Atalanta Fugiens, Emblema XVI
Mote: "Las plumas que este león no tiene, las tiene el otro.
Epigrama: "El león, vencedor de los cuadrúpedos, fuerte de pecho y uña, lucha sin miedo y desdeña la huida. Únele por las patas con la leona alada, la cual vuela y quiere arrastrar consigo al macho. Pero él está en el suelo, inamovible, y retiene a la voladora. Que esta imagen de la naturaleza te muestre el camino." (Traducción de Pilar Pedraza)


Maier eligió un tema mitológico rara vez relacionado con la alquimia, aunque, según Robertus Vallensis, Eustathius y Suidas buscaron la conexión en la historia del Jardín de las Hespérides con la Gran Obra. Efectivamente, el mito refiere que Hipómenes tomó las manzanas de oro a la tierra, y así se consiguió la unión de los opuestos, es decir, el matrimonio entre Hipómenes y Atalanta, que es tanto como la unión del hombre con la mujer, o la del azufre con el mercurio. Este proceso no es sencillo, ya que surge la competición, y Atalanta está siempre huyendo y el mercurio permanece volatil, y es muy difícil combinarlo con el azufre fijo: ello sólo fue posible gracias a las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. Ellos se unieron en el santuario de Cibeles, pero esta unión no fue adecuada y la diosa los transformó en animales salvajes. Las manzanas fueron la representación del azufre rojo como primer fruto de la Gran Obra, pues como dicen algunos textos: "La Obra es un trabajo de Hércules". Atalanta es el mercurio volatil que sólo será fijado por el azufre en tres acciones consecutivas. Venus, que entregó las manzanas a Hipómenes, es la representación de la primera materia, que pasará de ser mercurio a azufre gracias a una transformación asombrosa.

 Atalanta Fugiens, Emblema XXXVIII
Mote: "Rebis, como Hermafrodito, nace de dos montes: el de Mercurio y el de Venus."
Epigrama: "Los antiguos llamaron Rebis a una cosa compuesta de dos, y Andrógino a lo que  en un solo cuerpo es macho y hembra. Puesto que nació en dos montes, se llama Hermafrodito al que la nutricia Venus dio a Hermes. No desprecies su doble sexo, ya que él, que es al mismo tiempo macho y hembra, te dará al Rey." (Traducción de Pilar Pedraza)


El templo de cibeles donde consumaron su amor fue la imagen del vaso de la conjunción (crisol), donde el mercurio se transformó en el león rojo, el rey solar, el oro de los sabios.
Finalmente, las tres ninfas citadas en el Jardín de las Hespírides cantan a coro para facilitar las transformaciones citadas, lo que explica los implementos musicales que Maier dispuso en forma paralela a la competición de Atalanta e Hipómenes. Ya en la introducción he destacado cuan importante fue la relación entre la música y la alquimia desde los escritos del griego Zósimo; y luego, gracias a los valores místicos del número la visión de éste fue aplicada a la música de las esferas cósmicas, lo que se mantuvo a lo largo de la Edad Media y sobre todo en el Renacimiento. Maier, heredero tardío del humanismo, tuvo esto muy en cuenta no sólo con las fugas a tres voces, sino con varias referencias musicales en los emblemas.

 Partitura con la primera fuga junto al primer emblema

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Algo que hace peculiar a esta obra es el acompañamiento de cada emblema con una composición musical a tres voces para cantar los epigramas. Las voces son de Atalanta, Hipómenes y las manzanas. Las razones que llevaron a su autor a incluir esta parte musical fue su deseo de llevar a cabo una obra total que llega por el oído (música), la vista (grabados) y el intelecto (textos). Arte total dirigido a la totalidad del hombre. Al mismo tiempo continuaba con la antigua tradición que ya desde los alquimista griegos buscaba las relaciones entre la música y la química, dentro de la visión de que todas las partes del gran cosmos tienen una correspondencia musical o armónica entre sí.


AQUÍ un vídeo con algunos de los emblemas de Atalanta Fugiens acompañados con la música compuesta por Michael Mayer.


Lecturas:

Santiago Sebastián, Alquimia y emblemátic. La Fuga de Atalanta de Michael Maier. Ediciones Tuero 1989

Michael Maier, La Fuga de Atalanta (Introducción de Joscelyn Goddwin) Ediciones Atalanta 2007

J. Van Lennep, Arte y Alquimia. Editora Nacional 1978

Carl Gustav Jung, Psicología y Alquimia. Grupo Editorial Tomo 2002

José Julio García Arranz, La imagen hermética y su dimensión emblemática: una aproximación, presentado en Emblemática trascendente (VII Congreso de la Sociedad Española de Emblemática). Universidad de Navarra 2011

Luciano Berriatúa, Atalanta Fugiens, artículo en revista El paseante nº 3 (1985) pags. 93-107


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Integrar los opuestos

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2 comentarios:

hiniare dijo...

De todas las cosas que me sugieren los preciosos grabados alquímicos, podría comentar una que me sigue sorprendiendo: la reconversión de los mitos clásicos y el nuevo sentido del que se llenan. Las Minervas, los Hércules y los Mercurios cruzan toda la historia hasta la actualidad, y desde Homero es un largo camino. Ya no puedo leer los relatos antiguos sin recordar la visión renacentista. Toda esta acumulación de saber es un auténtico tesoro para occidente. Quizá me pongo hiperbólica, es por influencia del tema.

He vuelto a repasar "El juego áureo". Me apunto los libros que recomiendas.
h.

Jan dijo...

Comparto contigo el entusiasmo hiniare, durante el Renacimiento esa nueva visión de los mitos -al margen de que la interpretación alquímica que de éstos hicieran se correspondiera o no con las intenciones de sus creadores-, dio lugar a obras de arte revitalizadas y a una forma poética de entender el mundo que todavía en nuestros días sigue provocando fascinación. Un claro ejemplo son las continuas -aunque solo para una minoría-, ediciones y artículos que sobre el tema van surgiendo. Los libros que recomiendo son tan sólo una pequeña muestra. Un buen artículo que creo te interesará lo puedes encontrar aquí:

https://www.academia.edu/5539704/La_imagen_herm%C3%A9tica_y_su_dimensi%C3%B3n_emblem%C3%A1tica_una_aproximaci%C3%B3n