Foto: Trencadís (cerámica fragmentada) en el Parc Güell de Barcelona

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miércoles, 9 de mayo de 2012

¿Y yo qué soy?

Misha Gordin, Crowd 47


Un solo hombre ha nacido, un solo
hombre ha muerto en la tierra.
Afirmar lo contrario es mera estadística,

es una adición imposible.


Jorge Luis Borges


El siguiente texto del Premio Nobel de física Erwin Schrödinger, lo encontré entre las notas de la obra de Javier Argüello La música de mundo, que a su vez lo entresacó de la edición de Kairós Cuestiones cuánticas.



La visión mística
Por
Erwin Schrödinger



La situación concreta que se describe a continuación podría ser sustituida por cualquier otra con idéntico resultado; no tiene otro objetivo que hacernos ver que hay situaciones que necesitan ser experimentadas, y para las que no resulta suficiente un puro conocimiento conceptual.
Supongamos que estoy sentado en un tronco junto a un sendero en una región de alta montaña. Estoy rodeado de laderas cubiertas de hierba, de las que emergen aquí y allí abruptamente algunas rocas; en la ladera opuesta del valle diviso un pedregal entreverado escasamente de arbustos de abedules. A ambos lados del valle, la vegetación trepa en pendientes escarpadas hasta alcanzar la línea de pastos donde cesa el arbolado; enfrente, remontándose desde las honduras del valle, se yergue poderoso un pico, de cuya cumbre desciende un glaciar entre suaves hondonadas cubiertas de nieve y agudas aristas rocosas, que en este momento acarician, tiñéndolas de un suave color rosa, los últimos rayos del sol poniente, destacándose todo ello en maravilloso contraste sobre el fondo azul, pálido y transparente, del cielo.
Según la forma ordinaria que tenemos de ver las cosas, todo eso que estoy viendo ha estado ahí durante miles de años antes de ahora, fuera de algunos cambios sin importancia. Dentro de algún tiempo, no mucho, yo habré dejado de existir, y esos bosques, esas rocas y ese cielo seguirán estando ahí más o menos igual durante miles de años después de que yo haya desaparecido.
¿Qué es lo que me ha sacado de la nada de un modo tan repentino, a fin de gozar por tan corto rato de un espectáculo al que resulto absolutamente indiferente? Las condiciones que han permitido que yo exista son casi tan antiguas como las rocas que contemplo. Durante miles de años, me han precedido otros hombres que se han esforzado, han sufrido, han engendrado, y otras mujeres que han parido a sus hijos con dolor. Tal vez hace cien años estuvo aquí mismo sentado otro hombre, y como yo, estuvo mirando a esa luz feneciente reflejarse en el glaciar, sintiéndose entre nostálgico y sobrecogido en su corazón. Como yo, había sido engendrado por un hombre y había sido parido por una mujer. Había sentido penas y breves alegrías en su vida, como yo mismo. ¿Era alguien distinto de mí? ¿No era tal vez yo mismo? ¿En qué consiste mi yo? ¿Qué condiciones fueron necesarias para que lo concebido esta vez fuera yo, justamente yo y no otro? ¿Qué significado científico claramente inteligible puede realmente corresponder a ese “otro”? Si mi madre hubiese vivido con otra persona distinta de mi padre y hubiese tenido de él un hijo, y mi padre hubiese hecho otro tanto, ¿habría yo llegado a ser? ¿O es que acaso vivía yo ya en ellos, y en los padres de mis padres, y así sucesivamente, desde hace miles de años? E incluso si fuera así, ¿por qué yo no soy mi hermano, o por qué mi hermano no es yo, o no soy yo alguno de mis primos lejanos? ¿Qué es lo que justifica el que nos empeñemos tan obstinadamente en descubrir esa diferencia - la diferencia entre mi propio yo y los demás - cuando objetivamente lo que hay en todos es la misma cosa?

Al pensar y ver las cosas de esta manera, es posible que de pronto caigamos en la cuenta de la profunda verdad que alberga la convicción básica del Vedanta: no es posible que esa unidad de conocimiento, de sentimiento y de decisiones a la que llamamos el propio yo haya saltado de la nada al ser en un momento dado hace apenas un poco de tiempo; más bien, ese conocimiento, sentimiento y decisión son en lo esencial eternos, inmutables y numéricamente unos y los mismos en todos los seres humanos, más aún, en todos los seres dotados de sensibilidad. Pero no en el sentido de que cada uno de nosotros sea una parte o una porción de un ser infinito y eterno, o un aspecto o modificación del mismo, como en el panteísmo de Spinoza. Porque entonces seguiríamos topándonos con la misma pregunta embarazosa: ¿qué parte o qué aspecto soy yo? ¿Qué es lo que objetivamente me diferencia de los demás? No es eso, sino que, por inconcebible que resulte a nuestra razón ordinaria, todos nosotros - y todos los demás seres conscientes en cuanto tales - estamos todos en todos. De modo que la vida que cada uno de nosotros vive no es meramente una porción de la existencia total, sino que en cierto sentido es el todo; únicamente, que ese todo no se deja abarcar con una sola mirada. Eso es lo que, como sabemos, expresa esa fórmula mística sagrada de los brahmines, que es no obstante tan clara y tan sencilla:
Tat twan asi, eso eres tú. O también, lo que significan expresiones como: “Yo estoy en el este y en el oeste, yo estoy encima y debajo, yo soy el mundo entero.” Podemos, pues, tumbarnos sobre el suelo y estirarnos sobre la Madre Tierra con la absoluta certeza de ser una sola y misma cosa con ella y ella con nosotros. Nuestros cimientos son tan firmes e inconmovibles como los suyos; de hecho, mil veces más firmes y más inconmovibles. Tan seguro como que mañana seré engullido por ella, con igual seguridad volverá a darme de nuevo a luz un día para enfrentarme a nuevos trabajos y padecimientos. Y no solamente “un día”: ahora, hoy, cada día, me da a luz continuamente, no ya una vez, sino miles y miles de veces, lo mismo que me va devorando miles de veces cada día. Porque eternamente, y siempre, no existe más que ahora, un único y mismo ahora; el presente es lo único que no tiene fin.”



Lecturas:

Erwin Schrödinger, Cuestiones cuánticas, Kairós 1987.
Javier Argüello, La música de mundo, Galaxia Gutenberg

Entradas relacionadas:

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11 comentarios:

hiniare dijo...

Algunas palabras de tu entrada me han traído a la memoria el poema de Whitman:

Los ciclos barquearon mi cuna, remando y remando como alegres barqueros,
Para darme paso las estrellas se apartaron de sus órbitas,
E influyeron para cuidar lo que tenía que contenerme.
Antes de que yo naciera de mi madre las generaciones me guiaron,
Mi embrión nunca estuvo aletargado, nada pudo cubrirlo.
Por él la nebulosa se adhirió en un orbe,
Los lentos y largos estratos se amontonaron para que pudiera descansar sobre ellos,
Gran cantidad de vegetales lo alimentaron,
Saurios monstruosos lo transportaron en sus bocas y lo depositaron con cuidado.
Todas las fuerzas trabajaron firmemente para completarme y deleitarme,
Ahora estoy aquí con mi alma robusta.

Whitman lo podía haber escrito sentado sobre esa roca y ante ese paisaje. Es curioso, pero su poesía me parece ideal para comprender el sentimiento de totalidad de que habla tu entrada.
h.

Baruk dijo...

Schrödinger, sentado probablemente ante ese paisaje que nos detalla, habra podido experiementar esa especial sensación que le lleva a preguntarse sobre todas esas polémicas.

Las mismas y exactas preguntas que me he realizado yo algunas veces, y las mismas y exactas cuestiones que otros muchos han comentado que también se han relalizado.

A veces, no se si llorar o reir cuando pienso que todos los seres humanos somos iguales, iguales en lo bueno y en lo más malo.

Y tu Jan, te lo has preguntado alguna vez?


Tons
*

Juan dijo...

"Porque eternamente, y siempre, no existe más que el misterio, un único y mismo misterio; el misterio es lo único que no tiene fin."

Y añado

Que somos el misterio viviéndose a si mismo.

Pero es misterioso para el?

M.A.O dijo...

Un enigma profundo encierra el ser...explicado, discutido, ignorado, ensalzado, nunca develado en su totalidad, interrogante eterno como pasos en un sendero muchas veces velado, tortuoso, aunque tampoco exento de luminosidad.
Gracias por esta entrada querido Jan, toca un tema que siempre se encuentra cara a cara con algún interrogante, una buena oportunidad para buscar en el espejo algo más que la imagen..
Abrazo!!

Jan dijo...

Hola, Iniare.
Sin duda en los bellos versos que aquí nos dejas de Whitman (con el que tengo una cuenta pendiente) se encuentran expresadas las mismas intuiciones a las que apunta Schrödinger, por otra parte presentes de una u otra forma, en los escritos de tantos otros poetas, artistas y visionarios de todos los tiempos. Bienvenida a este espacio.

Baruk,
creo que el autor del texto pone las palabras que describen algo que tú como tantos otros, cada uno en su forma particular, hemos podido vivenciar en algún momento.

Así es Juan,
el misterio que encerramos es un misterio sin fin. Si lo es para el autor del texto, él tendría la última palabra. Si puede servir de algo te dejo estas de un colega suyo también galardonado con el Nobel de física con las que sospecho podría estar de acuerdo:
"La cosa más hermosa que podemos experimentar es el misterio de las cosas. Es la fuente de todo arte y ciencia verdaderos". (Albert Einstein)

Hola Mabel,
un enigma maravilloso en el que abismarse por sus laberínticos caminos, a veces oscuros, otras más iluminados por los que ir descubriendo nuestro verdadero rostro. Viaje sin fin, y sin duda más gratificante cuando sientes cercano un aliento amigo. Otro abrazo para tí.


Mis mejores deseos para todos, gracias por vuestros comentarios.

Juan dijo...

No solo no estoy de acuerdo Jan, pues
el "Asombro" es la mas sublimes de las dádivas que la vida nos entrega, colma el alma ante la experiencia del misterio, rompe todas las cadenas que domina el mundo mecanicista que nos atrapa en una cárcel virtual,restableciendo la unión con la totalidad del universo.

hiniare dijo...

Hola, Jan, vuelvo aquí por otro tema. No sé si conoces la cadena de premios blogueros Liebster Blog. A mí me ha llegado y con mucho gusto te paso el premio. No es obligatorio continuar, sólo un recordatorio de que te sigo aunque no comente, como supongo que muchos harán. Y si sirve para difundir otros blogs, pues mejor.
Saludos,
h.

Jan dijo...

Aclaro que cuando dije "sospecho podría estar de acuerdo" con la cita de Einstein no me refería a tí Juan, sino al autor del texto de la entrada. Por supuesto luego cada cual podrá estar en más o menos sintonía. Por otra parte muchos científicos investigadores de la física actual se alejan bastante de ese mundo mecanicista al que te refieres acercándose a postulados de carácter metafísico, "liberadores" podríamos decir. El artículo de Schröeder iría en esa dirección.

Juan dijo...

Aunque la ciencia no tiene por qué estar imbuida de la micro_visión mecanicista, jamás podrá penetrar en el misterio de "Ser". Puede ser experimentado pero jamás transmitido, nadie puede hablar de uno mismo "Y yo que soy?" sin recurrir a la memoria que es el sustento de cualquier postulado...

Solo nos queda el acercamiento a través del asombro que es la madre de las ciencias, arte y filosofía como grupo, pero al ser grupal queda fuera de la “Comprensión” que solo puede ser individual e inefable.

Anónimo dijo...

El fragmento reflexiona sobre el significado del yo. Se pregunta si ese yo no será una parte del todo. Se pregunta si hubo alguien en un momento dado que estuviese viendo el mismo espectáculo natural antes que él. De ahí salta a preguntarse si no somos todos iguales, si compartimos los mismos pensamientos e historias, si compartimos espacios. La historia del existencialismo.
Filosofar sobre el significado del hombre en la tierra; qué nos diferencia a los unos de los otros, o si somos lo mismo.
Yo le respondería al autor que estamos hechos de la misma materia, pero nos diferenciamos en los actos que hacen variar el rumbo de la naturaleza. Ahora solo se me ocurre algo malo, como provocar un incendio o lanzar una bomba atómica en ese lugar tan idílico observado por el autor. Es salvaje, si. Nada poético, si. Esa es la diferencia entre seres humanos. La capacidad de transformación del medio. Si siempre todo continuase igual, imperturbable, si todos fuésemos lo mismo, no nos distinguiríamos de entre el resto.
Que conste que yo también siento esa pertenencia a la tierra. Es un misticismo que hace sentirte integrado con ese entorno milenario y poderoso que es la naturaleza.
Otra cosa importante. Yo no sería nadie sin alguien con quien me pudiera comparar, o sin alguien con quien pudiera compartir. Si quisiera vivir en el bosque aislado, como Henry David Thoreau (me gustó mucho lo que escribiste sobre él), pero sin querer comunicarme absolutamente con nadie, y si nadie tuviese conocimiento de mi, Yo no existiría. Solo existo con respecto a alguien con conciencia de él mismo ( como yo), y solo si tiene conocimiento de mí. Ojos que no ven, corazón que no siente, dice el refrán. Y así es.
La física también lo dice. Einstein nos viene a explicar que el tiempo cuenta a partir de que existe el cambio. Y el tiempo es relativo pues la percepción que tenemos de él puede variar según la rapidez o lentitud de esos cambios, lo cual también es subjetivo. Solo hay cambio cuando interactúa más de un elemento. La luz no existe, si no hay alguien que la pueda ver o sentir…Al final todo se comunica…Ciencia, hombre, filosofía, literatura, arte…y todos formamos un TODO.
Átomos dando vueltas, pero siempre en un orden caótico, que desconocemos pero nos guía. Hay quien le llama Dios, hay quien le llama destino, hay quien le llama karma, hay quien le llama “chi” y hay quien no le pone nombre a lo que no puede explicar. Sabemos que cada uno de nosotros tenemos un objetivo (aunque muchas veces no lo buscamos) para darle sentido a nuestras vidas, “sentido”, por otro lado es un concepto desconocido para el resto de seres vivientes. NO lo necesitan. El instinto de supervivencia les marca el camino…En el fondo, ese es su destino, el nuestro y el del universo…”Y Dios dijo a Eva: parirás con dolor…”.
En muchas religiones Dios es una metáfora que intenta poner orden en el desorden…Da igual como lo llamemos. Nuestro destino es sobrevivir, ayudar a dar vida o a mantenerla.

Jan dijo...

Gracias Anónimo, muy amable por animarte a dejar tu bella reflexión con la que encuentro sintonía. Me ha gustado mucho poder encontrarla en esta entrada hace ya un tiempo publicada. Bienvenid@ a esta bitácora