Foto: Trencadís (cerámica fragmentada) en el Parc Güell de Barcelona

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martes, 26 de noviembre de 2013

El descenso a los infiernos de David Nebreda


David Nebreda, Autorretrato


"Y en esta visión yo vi, de los graduales pisos de los condenados..., lo que Dios quiso mostrarme. Y vi una mansión que se llama la tenebrosa, de cuyos peldaños varios yo descendí cerca de cinco, contemplando los tormentos de cada uno de ellos..."

Ibn Arabi, Futûhât, I


"...La fosa es tan profunda, que no se puede ver su fondo, sino mirando desde la parte más alta del arco, que lo domina perpendicularmente. Allí nos pusimos , y desde aquel punto vimos en el foso unas gentes sumergidas en un estiercol, que parecía salir de las letrinas humanas; y mientras tenía la vista fija dentro, vi a uno con la cabeza tan sucia de excremento, que no podía saber si era clérigo o seglar."

Dante Alighieri, Infierno Canto XVIII



Juan Antonio Ramirez en su libro Corpus solus. Para un mapa del cuerpo en el arte contemporáneo, hace un interesante análisis de la obra fotográfica del madrileño David Nebreda.


David Nebreda: sacrificio y resurrección
 (fragmentos)
Por
Juan Antonio Ramírez


(...) Destaca el hecho de que estas obras sean el testimonio supuestamente verídico y objetivo de un caso clínico, documentación fidedigna de una vida. A través de sus textos y de sus parcas explicaciones orales sabemos que David Nebreda nació en 1952, y que es licenciado por la facultad de Bellas artes de Madrid. Cuando hizo esos estudios ya le habían diagnosticado los médicos una esquizofrenia (que más tarde sería declarada irreversible) a la que que aluden , en algunos casos directamente, sus autorretratos fotográficos. Esta grave enfermedad se había manifestado en 1972, a los diecinueve años. Tiene familia: un hermano (al que no ve ni habla desde hace años), y sus padres, aquejados ambos, según declaraba en febrero de 2002, por graves trastornos psiquiátricos. Nebreda vive en algún lugar de Madrid, completamente recluido, no ve la televisión, no lee los periódicos, no visita las exposiciones, ni mantiene ningún contacto social o profesional. Tampoco permite a críticos y estudiosos visitar las dos parcas habitaciones que le sirven de vivienda y taller. Es vegetariano desde hace más
de treinta años, no consume  drogas de ninguna clase, legales o ilegales, y hace tiempo que ha renunciado a todo tipo de medicación para el tratamiento de su dolencia. Se atiene a la más estricta abstinencia sexual (carece de compañías amorosas), y lo más importante de todo: se ha sometido a extremas experiencias de autocastigo que incluyen el ayuno, la flagelación, los cortes sangrantes, los pinchazos, el cosido de la piel, las quemaduras de diverso tipo, prácticas de agotamiento físico (como caminar incansablemente por el pasillo), largos periodos de reclusión y silencio absolutos o el embadurnamiento del cuerpo con los popios excrementos. De todo ello dan testimonio sus autorretratos, crudas presentaciones de una anatomía demacrada hasta el estremo, amoratada por los golpes, sucia y ensangrentada.
(...) El papel del espejo tenía forzosamente que ser importante para este esquizofrénico que vive, por decirlo de alguna manera, una existencia desdoblada, y que aspira a reconocerse en una imagen más o menos integral. (...) Ellos revelan sutilmente cuál es la vocación secreta de tales aditamentos; se trata de abismos a los que Nebreda se asoma con la evidente vocación de bucear en lo insondable, lo cual no excluye su función como ingredientes alegóricos heredados de la tradición barroca. 
Observemos un ejemplo tardío, en la foto titulada La medición del espejo, donde el autor está en cuclillas, semidesnudo, con una camiseta raída, en un rincón, mirando (arrojándose casi) a un espejo redondo colocado en el suelo, y cuya forma parece querer reproducir con el compás de cristal que tiene en su mano derecha; entre el círculo real y el imaginario que está trazando hay un triángulo de paja en cuyo interior destaca una piedra irregular. Son símbolos filosóficos y/o religiosos tradicionales que evocan la Trinidad o la iconografía de la masonería, a la cual podrían ligarse, además de los triángulos (hay otro más pequeño apuntando hacia el ángulo inferior derecho), otras cosas, como la piedra sin tallar. Pero están muy lejos de poseer univocidad semántica. ¿Reproduce Nebreda en el suelo de su habitación el cielo-infierno del espejo al que se asoma como si se quisiera suicidar? ¿Escenifica un ritual de regeneración que acabará con la "piedra tallada" de su propia vida, al estilo masónico?


  D. Nebreda, La escalera del cielo 


(...) La representación neutra y sistemática de los instrumentos de mortificación que encontramos en La escalera al cielo (cuchillas, aguja, hilo y bisturíes) o en Materiales utilizados para las quemaduras de manos, pecho y costado (tostador de pan, cigarrillos, cables y alcohol para quemar) trae también a nuestra memoria una lámina de Vesalius en la que aparecen sobre una mesa todas las herramientas necesarias para practicar la cirugía y la disección anatómica.
Pero estos y otros parentescos históricos parecen casuales y no son realmente decisivos. No creo que se pueda decir lo mismo al tenebrismo del Barroco, una corriente artística (y espiritual) con la que sí enlaza de lleno el trabajo de David Nebreda. Como en las mejores pinturas de Caravaggio y de sus seguidores, no hay tampoco aquí "exteriores", y los fondos, en el caso de existir, delatan una pobre habitación toscamente amueblada y con un repertorio  de objetos bastante rudimentario. La iluminación, muy contrastada, hace que el cuerpo del modelo aparezca con una gran proximidad física, con una intensa tactilidad. Ese ser inerte y ensangrentado está en las fotos como algo real, al alcance de la mano. Su piel macerada, pegada a los huesos, nos hace pensar en los santos anacoretas de Ribera y en las naturalistas nórdicos o franceses. El colorido común a base de grises, ocres y sienas tostados refuerza esta proximidad. Pero más intenresante aún resulta la presencia de la luz artificial: las velas encendidas juegan un notable papel en algunas de las fotos de Nebreda. Con ellas puede iluminar sus llagas o crear un espacio acotado, sagrado, en el interior del cual se situa el cuerpo sacrificado. Lo importante, en fin, es transmitir la impresión de que todo sucede en un ámbito cerrado y asfixiante, en el interior del cual observamos a un cuerpo agonico que batalla duramente entre las sombras.


D. Nebreda, Autorretrato


(...) Podemos acercarnos a la obra de Nebreda como quien hace un vía crucis, considerando cada fotografía al modo  de una estación (un estado o paso gradual) en un arduo proceso de despojamiento que habrá de conducir a la anhelada regeneración. Son, en clave laica, "estaciones en el infierno", relatos visuales alucinanates de un viajero que ha llegado hasta los límites de lo inaudito.
Su cuerpo esquelético, sucio y lacerado, indica que ha renunciado casi por completo a la comida. Se embadurna, en cambio, en su sangre y en su mierda. Nebreda habla del "orgullo del castigo que así deja de ser culpable", y en cuanto a los fluidos y desechos corporales no me resisto a copiar otro fragmento de sus escritos:

¿Cómo dar a entender las sensaciones provocadas por mi sangre y mis excrementos? Sensaciones primarias de reconocimiento, de plenitud, de alegría, de ternura, de identificación lejana, de amor. (...) Mi sangre y mis escrementos, mis quemaduras, mi agotamiento, mi cuerpo y su dolor, un dolor necesario y alegre, son los únicos elementos para establecer y reconocer la mitad de mi patrimonio.

Con sangre ha hecho, en efecto, muchos dibujos e inscripciones. En cuanto al escremento sabemos que lo ha guardado en el frigorífico durante un tiempo determinado, reformulando de otra manera el problema de la conservación que se planteó Piero Manzoni con las latas de Mierda de artista (1961). 
Parece que el propósito de tal acumulación era disponer de material suficiente para hacer un autorretrato tan impresionante como el de Cara cubierta de excrementos, una de las pocas obras "gestuales" de Nebreda, eco inconsciente de los trabajos con barro del grupo Gutai, y una de las creaciones más verdaderamente abyectas de todo el siglo XX. Las manos, órganos privilegiados de la creación artística, están también llenas de mierda en El escremento del hijo se divide en dos mitades. Y por si no estuviese suficientemente clara la idea de que ése es el material alquímico del creador, hay otro autorretrato en el que vemos a Nebreda empuñando con su mano izquierda, a modo de paleta y pinceles, unas flores secas (son crisantemos) y una bolsa de plástico llena de escrementos. Todo esto parece excesivo, y no creo que sea totalmente descabellado deslizar una tímida interrogación: ¿Esconde este artista, a pesar de su declarada gravedad, un secreto sentido del humor?

D. Nebreda, El espejo, los escrementos y las quemaduras (1998-1990)


Lo que sí está claro es que muchos  de estos autoretratos poseen vocación de santidad. En el caso de la fotografía que ahora comentamos es evidente que hay un halo ovalado claro detrás de ese cuerpo esquelético que exhibe las quemaduras de los cigarrillos entre las costillas, que está tirándose de los pelos, con sus ojos cerrados dirigidos hacia la derecha. El otro pequeño autorretarto de perfil (obtenido con una doble exposición) que se ve a la izquierda de la misma obra refuerza nuestra impresión de hallarnos ante un Ece Homo. He aquí al artista-martir de la tradición romántica llevado al paroxismo del dolor.

(...) La verdad es que casi todas sus obras muestran al hombre sacrificado (al "cordero" como él mismo dice), y sería fácil establecer un paralelismo con las imágenes tradicionales del ciclo de la pasión. No faltan tampoco las reliquias: los objetos del martirio (cuchillos, correa, cenizas...) y los santos sudarios (sábanas, vendas...). Las llagas sangrantes están siempre presentes.

 D. Nebreda, Sin título


(...) Se diría que este ser es una especie de larva que habrá de resucitar un día convertido en hermosa mariposa adulta tras un periodo de ocultamiento y mortificación. La metáfora de la metamorfosis que ha sido tan importante para algunos artistas "religiosos" como joseph Beuys me parece también especialmente aplicable al caso de Nebreda. Es un hombre que se ha encerrado en sí mismo, como el gusano que construye su capullo y vive allí una existencia soterrada, alimentándose de sus propios fluidos, y sufriendo los desgarrones inauditos de una absoluta transformación corporal. Su obra es el misterio de un gran misterio natural, el diario secreto de una larva. El excremento, la sangre seca y la ceniza forman, durante el proceso, una especie de segunda piel, protectora y nutricia. El pan, alimento y símbolo eucarístico, es acuchillado y quemado por Nebreda (como vemos en Autorretrato con los ojos abiertos, cuentagotas y pan ardiendo). Pero la aniquilación de ese (su) cuerpo (de Cristo) es iluminadora  y producirá las cenizas de las que habrá de nacer el hombre nuevo, como el Ave Fénix de la tradición medieval.


D. Nebreda (título no encontrado)


Por eso me parece que es una obra optimista. Nebreda ha bajado al abismo más oscuro de sí mismo y, tras sufrir peripecias y penalidades indecibles, ha regresado cargado de tesoros. Como joyas rutilantes, resplandecen en la oscuridad de este mundo sombrío en el que habitamos todos. "No más allá", parece proclamar. Desde el fondo de la cueva, desde el interior del capullo de la metamorfosis, desde el cáliz de la Pasión emerge el mensaje de que "aquí ya no queda nada". Sólo cabe volver a empezar. O mejor aún, resucitar.

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No me parece desacertado interpretar las imágenes (escenificaciones metódicamente planificadas apuntaría yo) de autocastigo realizadas por David Nebreda, bajo la influencia de expresiones literarias y artísticas comunes a diferentes tradiciones en las que el proceso para la redención surge de la mano de una sucesión de sufrimiento, penitencia y martirio, pudiéndolas encontrar frecuentemente ilustrando biografías y mitografías de héroes, santos y profetas. Trabajo espiritual en muchas ocasiones contemplado como un viaje a las regiones subterráneas donde en lo más profundo y oscuro encontrar el "tesoro". Muerte y descenso a los infiernos, por una lado, resurrección y ascenso a los cielos por otro, que aparece resumido en el acróstico VITRIOL, del adagio Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem (Busca en el interior de la tierra y rectificando encontrarás la piedra oculta) de la tradición hermética. 
Entre los muchos ejemplos -siendo el de la Pasión de Cristo el que nos resultaría más cercano-, en la Grecia antigua sería Orfeo quien bajara al inframundo para regresar transformado. En el Islam son muchos los textos donde se describen los horrores del infierno como el que sigue: "Sobre los ángeles del infierno que me preguntas, has de saber que Dios los creó de fuego (...) Dios los creó igualmente sordos y mudos e infundió en su corazón tanta insensibilidad y tanta crueldad que nadie podría expresarlo; no saben hacer otra cosa que no sea torturar y atormentar con crueldad a los pecadores (...) Al castigo del fuego del infierno que sufren los pecadores, hay que añadir este otro castigo muy cruel y es que los ángeles que allí moran los atormentan con enormes mazos de hierro y los golpean con fuerza (...)". Párrafo perteneciente al Libro de la escala de Mahoma traducido al latín en el siglo XIII donde se narra un viaje por los diferentes niveles celestes e infernales, obra que pudo servir de precedente a La divina Comedia de Dante, y que tanto ésta, donde Virgilio hace de guía al escritor italiano, como en la otra el ángel Gabriel al profeta del Islam, han sido interpretados esotéricamente como modelos donde se simboliza el ascenso espiritual. Es también frecuente encontar en la literatura visionaria de la Edad Media occidental el infierno imaginado como un gran monstruo devorador inspirado en el leviatán bíblico, con el mismo simbolismo extendido en mitos de diferentes pueblos donde el cuerpo de la diosa telúrica es representación de las entrañas de la tierra, del inframundo. Sobre ello dice Mircea Eliade en Nacimiento y renacimiento: "Existe pues una serie de imágenes paralelas, el vientre de una giganta, de una diosa, de un monstruo marino, que simboliza el útero telúrico, la noche cósmica, el reino de los muertos. Entrar en este gigantesco cuerpo vivo equivale a descender a los infiernos, enfrentarse a las ordalías destinadas a los muertos. El significado iniciático de este tipo de descenso al inframundo es claro: el que tiene éxito en dicha proeza ya no teme a la muerte, ha conquistado una especie de inmortalidad corporal, el objetivo de toda iniciación heróica desde los tiempos de Gilgamesh".
Son muchos los escritos donde encontramos referencias a esta peregrinación-descenso a los infiernos, a continuación dejo algunas citas:

"Cuando alcances el fondo del pozo de tu propia naturaleza, conocerás lo que era tu propia vileza".
 (Rûmî)

"Tiembla, pues debes morar por un trimestre bajo tierra con los muertos a fin de liberarte de tus imperfecciones".
(Irenaeus Agnostus)

"Las gemas preciosas están profundamente enterradas en la tierra y sólo pueden ser extraídas con un enorme esfuerzo".
(Ânanda Moyî)

"Verdaderamente el que busca perlas debe sumergirse hasta el fondo del mar, arriesgando su propia existencia".
(Himno Gujarati)

"Quienes bajan a lo profundo, contemplan las maravillas del Señor (Sal. 107, 23). Esto es tan cierto de la profundidad  de la aflicción como de la profundidad de las aguas. El que entra satisfecho en la nube, y en la más retirado de ella, se encuentra con las maravillas y los secretos de la Gloria".
(Peter Sterry)

"Cristiano, es necesario estar alguna vez en el abismo del infierno:
si no vas allí vivo, tendras que ir muerto"
(Angelus Silesius)

"Y cuando esperaba el bien, sobrevino el mal; cuando esperaba la luz, vino la oscurida.
Mis entrañas se agitan sin descanso, han venido sobre mí días de aflicción.
Ando en torno enlutado, sin consuelo, y me levanto en la asamblea para gritar.
¡He venido a ser hermano de los chacales y compañero de avestruces!
Mi piel se ha ennegrecido sobre mí, y mos huesos queman por la fiebre.
Hase trocado en duelo mi cítara, y mi flauta en voz de plañideras".
(Job, 30, 26-31)

"Lo que es basto y espeso debe tornarse sutil y luminoso por calcinación.
Ésta es una operación muy lenta y dolorosa, porque es necesario extraer la raiz misma del mal; hace que el corazón sangre y la naturaleza gima en tormento".
(Henry Madathanas)

"Me acerqué al infierno, hasta las puertas de Proserpina, y después de ser embelesado por todos los elementos, volví a mi lugar".
(Apuleyo)

"Y todavía puedo estar peor, lo peor aún no ha llegado
mientras podamos decir: 'Esto es lo peor'.
(Shakespeare, El rey Lear, IV, 1, 27)

"Y así es que cuando más segura está y menos se cata, vuelve a tragar y absorber el alma en otro grado peor y más duro y oscuro y lastimero que el pasado, el cual durará otra temporada, por ventura más larga que la primera".
(San Juan de la Cruz)



Lecturas:

Juan Antonio Ramírez, Corpus solus, Siruela 1998

Mircea Eliade, Nacimiento y renacimiento, Kairós 2000

Libro de la escala de Mahoma (Según la versión latina del siglo XIII de Buenaventura de Siena) Siruela 1996

René Guénon, El esoterismo de Dante, Paidos 2005


Entradas relacionadas:

El arte de morir

Dolor Sagrado

Resurrección


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sábado, 16 de noviembre de 2013

Surrealismo y Tradición renovada


René Magritte, L'avenir des statues 1937. Escultura policromada


"Nada nos impide hablar del humanismo surrealista (...). Se trata de romper todas las barreas que limitan al individuo y lo convierten en extraño para sí mismo. El surrealismo rechaza las exclusividades y las oposiciones binarias (razón-locura, real-ilusorio; niño-adulto, vigilia-sueño...) Postula un hombre reunificado, en estado de invención y creación permanentes".

Béhar, H. Carassou, H., Le surréalisme



Recojo en esta entrada algunas de las citas referentes al surrealismo seleccionadas por el poeta sirio Ali Ahmad Said Esber (Adonis), en su libro Sufismo y surrealismo. El doctor en filogía árabe José Miguel Puerta Vilchez, que traduce la obra para Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, dice en la introduccíón: "Sufismo y surrealismo es un libro especialmente querido para Adonis, en el que ofrece al público árabe una nueva lectura de la tradición sufí desde la perspectiva de los escritores surrealistas franceses y al lector occidental una visión en clave sufí del más genuino surrealismo, sorprendiéndonos con las similitudes que hermanan ambas experiencias. (...) Lo que fascina a Adonis de todo ello (...) es el enorme poder transformador y existencial que unos y otros encontraron en la palabra, y el convertir la escritura -como él trata de hacer en su práctica poética- en una experiencia vital de disolución del yo en el otro y en lo absoluto, de aproximación siempre diferente a los misterios del ser y del mundo, y en un vehículo para transitar del ámbito de lo superficial y común al de lo invisible e insólito. (...) El fin último  que persigue el sufí es diluirse en lo oculto, o sea, en lo absoluto, que es justamente lo mismo que pretende el surrealismo. (...) En todos los casos se produce siempre un retorno al origen de la creación, cualquiera que sea dicho origen. Es un retorno que supone la transformación de quien retorna al origen y, al mismo tiempo, su mezcla con él".


Salvador Dalí, El camino del enigma (1981)


Podemos ver a continuación que estas consonancias no se darían por un conocimiento directo por parte de los surrealistas de las doctrinas y poesía de los sufíes -ya que a ellos no se refieren-, sino por el gran interés que tuvieron por las corrientes esotéricas y herméticas transmitidas a lo largo de los siglos en Occidente, y que en esencia tanto comparten con la mística del Islam. Para ilustrar los textos reunidos en diferentes temáticas he intercalado algunas imágenes con obras de dos de los pintores surrealistas más conocidos, siendo también interesante observarlas dentro de este contexto ligado a la Tradición.


Selección de textos surrealistas
Por
Ali Ahmad Said Esber



 IDEAS GENERALES

SURREALISMO: sustantivo masculino. Automatismo psiquico puro por cuyo medio se intenta expresar verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, en ausencia de cualquier control ejercido por la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral. ENCICLOPEDIA: filosofía. El surrealismo se basa en la creencia en la realidad superior de ciertas formas de asociación desdeñadas hasta la aparición del mismo, en la omnipotencia del sueño y en el desinteresado juego del pensamiento.

Breton, André, Manifeste surréaliste, 1924


Todo lleva acreer que existe cierto punto del pensamiento en el que la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el pasado y el futuro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo dejan de ser percibidos de manera contradictoria. Inútil es buscarle a la actividad surrealista otro móvil que la esperanza de determinar dicho punto.

Paul Éluard y André Bretón, Second Manifeste Surrealiste 1938


René Magritte, Decalcomania 1966


El surrealismo, en sentido amplio, representa la más reciente tentativa para romper con las cosas que son y para sustituirlas por otras en plena actividad y génesis, cuyos cambiantes contornos se inscriben -en filigrana- en el fondo del ser... Nunca en Francia una escuela de poetas había mezclado así y tan conscientemente el problema de la poesía con el problema crucial del ser.

Raymond, Marcel


EL AMOR


(El amor surrealista) emana de una sensualidad trastornada por la espera de una felicidad que está más allá de la sola satisfacción de los sentidos

Behar, H. y Carassou, M., Le surréalisme


Esta búsqueda del amor electivo, que excluye toda actitud narcisista, conduce a la celebración de la mujer amada, incluso si ésta no es más que la mujer soñada y esperada, como en "La unión libre" (poema de Bretón) (...). El poeta se abisma en la mujer amada. En un solo ser se concilia "todo lo que puede ser esperado de fuera y de dentro" (Breton).

Behar, H. y Carassou, M., Le surréalisme


Mujer, tomas, sin embargo, el lugar de toda forma (...). Eres el resumen de un mundo maravilloso, del mundo natural, y que renace cuando cierro los ojos. Eres el muro y su abertura. Eres el horizonte y la presencia (...). El eclipse total. La luz. El milagro: ¿acaso se puede pensar en algo que no sea el milagro, cuando el milagro está ahí en su traje de noche? Así, el universo se borra poco a poco para mí, se funde, mientras que de sus profundidades se eleva un adorable fantasma, sube una mujer grande ya perfilada, que aparece en todas partes sin que nada me separe de ella en el más firme aspecto de un mundo que toca a su fin (...). Vosotras, montañas, no seréis sino la lejanía de esta mujer, y yo, si estoy allí, es para que ella tenga una frente en la que posar su mano. La apariencia del cielo ya ha sido alterada por esta creciente hechicera. Los cometas caen en los vasos debido al desorden de sus cabellos. Sus manos, pero lo que toco participa siempre de sus manos. He aquí que no  soy más que una gota de lluvia sobre su piel, el rocio. Mar, ¿amas a tus ahogados que se pudren? ¿Amas la dulzura de sus fáciles miembros? ¿Amas su amor renunciando al abismo? ¿Amas su increible pureza y sus cabellos flotantes? Entonces, mi océano, que ella me ame. Pasa, pasa a través de mis palmas, agua cual lágrimas, mujer sin límite, por la que soy enteramente bañado. Pasa a través de mi cielo, mi silencio, mis velas. Que mis pájaros se pierdan en tus ojos...

Aragon, L., Le Paysan de Paris


René Magritte, Magia negra (1935)


Los astros te adivinan, las nubes te imaginan.
(...)
Yo le canto a la gran alegría de cantarte,
a la gran alegría de tenerte o no tenerte,
al candor de esperarte y a la inocencia de conocerte. 
Oh tú que suprimes el olvido, la esperanza y la ignorancia,
tú que suprimes la ausencia y me pones en el mundo,
yo canto por cantar y te amo por cantar
el misterio en el que el amor me crea y se libera...

Éluard, Paul, Capitale de la douleur, en Ouvres complètes


De los poemas de Bretón, Aragon, Éluard, Péret..., se desprende una visión surrealista de la mujer. Iluminada, la mujer es también iluminadora: ella revela al hombre al mismo tiempo que le desvela los secretos del universo. Al representar toda la realidad, la mujer es, sucesivamente, la madre consoladora, la musa o la médium.

Béhar, H. y Carassou, M., Le surréalisme


Salvador Dalí, Galatea de las esferas (1952)


Me parece que hay dos tipos de mujeres idóneas para experimentar el amor sublime, porque encarnan dos aspectos de la feminidad con rasgos claramente discernibles que las diferencian de todas los demás tipos posibles: la mujer-niña y la hechicera; la primera representa la expresión optimista del amor y, la segunda, su cara pesimista. (...)

Péret, Benjamin, Anthologie de l'amour sublime


...Es la mujer-niña la que se impone en la imaginería surrealista con los textos de Breton (...). Breton desarrolló la idea de salvación de la humanidad por medio de la mujer-niña... (...)
No debe olvidarse el lugar que otorgaba Breton a la infancia, simbolo de la "verdadera vida".

Béhar, H. y Carassou, H., Le surréalisme


Salvador Dalí. Salvador Dalí a los seis años, cuando creía ser una niña, levantando la piel del agua para ver a un perro dormir a la sombra del mar (1950)


Paul Éluard celebra, en toda su poesía, ese ser único que acaba por confundirse con "una realidad inalcanzable para el pensamiento y las palabras". La busca del amor se confunde con la búsqueda de la unidad. El amor adquiere así la dimensión de un mito...(...)
...El amor sublime llama a divinizar al ser humano (...). El amor sublime representa, pues, en primer lugar, una revolución del individuo contra la religión y la sociedad... (...)
En tal concepción, la mujer ocupa el lugar de lo Absoluto.

Béhar, H. y Carassou, H., Le surréalisme


La complementariedad de dos amantes les permite engendrar el cosmos, como él los engendra a ellos.

Benayoum, Robert, Érotique du surrealisme


En un acto de fusión total, el ser humano, reconciliado consigo mismo y con el mundo, se convierte en el "microcosmos", en "resumen del universo".

Béhar, H. y Carassou, H., Le surrealisme


RAZÓN / IMAGINACIÓN
  
Todavía vivimos bajo el reinado de la lógica (...). Pero actualmente los procedimientos lógicos ya no se aplican más que en la resolución de problemas de interés secundario. El racionalismo absoluto que sigue la moda no permite considerar más que los hechos que atañen limitadamente a nuestra experiencia (...). Con la excusa de la civilización, con el pretexto del progreso, hemos llegado a desterrar del pensamiento todo lo que se puede clasificar, errónea o acertadamente, de superstición, de quimera, y a proscribir cualquier forma de investigación de la verdad que se sale de lo habitual.

Breton, A., Manifeste du surréalisme


René Magritte, Valores Personales (1951)


Para nosotros, jóvenes surrealistas de 1924, la razón era la gran "prostituta". Entendíamos que cartesianos, volterianos y demás funcionarios de la inteligencia no la utilizaban más que para conservar valores establecidos y muertos (...). Desde finales del invierno de 1924 nos abandonamos frenéticamente al automatismo (...). Objetivamente, añadiré que esta inmersión en la noche (en lo que los románticos alemanes llamaron el lado oscuro de las cosas), y a la llamada siempre deseable de lo maravilloso, se unía el juego: el juego serio.

Masson, A., Le Rebelle du surréalisme


La lógica congela la representación del mundo en una serie de antimonías -lo real y lo posible, la acción y el sueño, la normalidad y la locura-, que forman el aparato del conservadurismo social destinado a prevenir "cualquier  insólita agitación" del individuo.

Béar, H. y Carassou, M., Le surréalisme


Siempre  es la imaginación la única que actúa. Nada me puede asegurar la realidad, nada me puede asegurar que yo no la establezco sobre un delirio interpretativo, ni el rigor de una lógica, ni la fuerza de una sensación.

Aragon, L., Le Paysan de Paris


La imaginación que cada cual lleva dentro de sí es la única capaz de levantar la prohibición del ámbito en el que sin ella no podemos entrar. Sólo ella puede apartar los "barrotes de la lógica".

Béhar, H. y Carassou, M., Le surréalisme


René Magritte, El terapeuta, 1941


EL SUEÑO

Sólo el sueño concede al ser humano todos sus derechos a la libertad. Gracias al sueño, la muerte no tiene ya un sentido oscuro y el sentido de la vida se hace indiferente.
(...)¿Qué son el papel y la pluma, qué es escribir, qué es la poesía ante ese gigante que tiene los músculos de las nubes en sus músculos?
(...) El surrealismo abre las puertas del sueño a aquellos con los que la noche se muestra avara. El surrealismo es el punto de encuentro entre los encantamientos del sueño, el alcohol, el tabaco, el éter, el opio, la cocaína y la morfina; pero también es el que rompe las cadenas, no dormimos, no bebemos, no fumamos, no esnifamos, no nos pinchamos, y soñamos, entonces la rapidez de las agujas de las lámparas introduce en nuestros cerebros la maravillosa esponja desflorada del oro...

Boiffard, J. A., Éluard, P. y Vitrac, R., La Révolution surréaliste


Al individuo solitario, en el flujo y reflujo de multitudes desconocidas, en los ataques que libra sin cesar, en el torbellino de sensaciones y pensamientos, no le quedaría posibilidad alguna de salvarse si la noche no se ocupara de borrar las intrigas y obstáculos y de elegirle lo que necesita para perdurar. Si logra leer en sus sueños, conocerá el papel que le ha sido asignado entre los vivos.

Alexandre, M., Cassandre de Bourgogne



LO SURREAL

Así, pues, para Breton existe una interrelación muy estrecha entre la necesidad natural que rige el mundo y la necesidad humana, gracias a la cual se suelen realizar las aspiraciones más profundas del individuo. Parece que es posible reconciliar al ser humano con el mundo exterior desde que este deja de ser sentido como extraño u hostil.
Para llegar a dicha reconciliación (...), el surrealismo hubo de comenzar, sin duda, por rechazar la realidad del mundo. Este rechazo no era más que la primera etapa en un movimiento dialéctico llamado a renovarse hasta alcanzar el fin último: la fusión con el mundo.

Béhar, H. y Carassou., Le surréalisme


El principio del método surrealista no es la razón hegeliana, ni el trabajo marxista: es la libertad.

Béhar, H. y Carassou, Le surréalisme

Pido que se preste mucha atención a que las investigaciones surrealistas tienen una notable analogía en cuanto al fin con las de la alquimia: la piedra filosofal no es otra cosa que aquello que debería permitir a la imaginación humana tomarse una brillante revancha sobre las cosas; y aquí estamos de nuevo, después de siglos de domesticación del espíritu y de loca resignación, intentando liberar definitivamente esta imaginación a través del "prolongado, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos"...

Breton, A., Second Manifeste du surréalisme


Salvador Dalí, Naturaleza muerta viviente (1956)


Entre la "alta magia" y lo que Breton no vacila en llamar la "alta poesía", parece haber una profunda unidad de preocupaciones. En su "Teatro alquímico", Antonin Artaud transmite todo el alcance de ese encuentro entre la iluminación poética y las verdades arraigadas en la Tradición. (...)
A través de su práctica de la poesía, los surrealistas encontraron el sentido de la Gran Obra alquímica, que es hacer penetrar al iniciado en los misterios del cosmos.

Behar, H. y Carassou, M., Le surréalisme


Sabido es que la palabra poesía (...) no indica una fabricación ordinaria más que para aquellos que la reducen a orfebrería verbal. Pero, para aquellos que conservan el sentido del misterio poético, la poesía es una "acción sagrada". Es decir, excede la habitual escala humana de la acción. Como la alquimia, trata de unirse al misterio de la "creación primordial", es decir, realizar la Gran Obra en el hogar del microcosmos.
Esto muestra cómo, para los alquimistas, la operación material de la transmutación adquiría un valor "poético", mágico-sagrado. Y, recíprocamente, la poesía moderna (...) es también un proyecto de transmutación, pero esta vez del lenguaje, y sus detractores no saben bien lo que dicen cuando la califican de alquimia. La poesía intenta, asimismo, producir a través de una transmutación exterior una metamorfosis interior. En el caso del surrealismo, este inaugura una tentativa de metamorfosear al ser humano y al universo por la conjunción de la escritura y del azar objetivo, y por los síntomas precursores de la videncia y de la futura glorificación del ser humano, la escritura inaugura una tentativa de metamorfosis del ser humano y del universo.
Así, la alquimia es poesía en el sentido estricto del término, y el surrealismo es verdaderamente una transmutación alquímica. Por la transmutación de la materia mineral o verbal, la finalidad de una y otro es la metamorfosis del ser humano y del cosmos.

Carrouge, M., André Breton et les données fondamentales du surréalisme


La vía cognoscitiva del surrealismo encierra, igual que la de la alquimia, una voluntad de transformar al ser humano y al universo, de darle al ser humano el lugar que le corresponde a través de la recuperación de sus capacidades perdidas.

Béhar, H. y Carasou, M., Le surréalisme



Rene Magritte, El retorno (1940)


El recuerdo de un paraíso perdido autoriza al ser humano a no conformarse con las condiciones que le son dadas en este mundo, y le suministra también la fuerza suficiente para intentar superarlas.

Béhar, H y Carassou, M., Le surréalisme


...Vivimos en los escombros del paraíso. De ahí que, además, contemos con la esperanza de alcanzar el punto supremo.

Carrouges, Michel, André Breton et les donées fondamentales du surréalisme


Salvador Dalí, Rosa meditativa (1958)



Lecturas:

Adonis, Sufismo y surrealismo. Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2008


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jueves, 7 de noviembre de 2013

El sueño de Edward



 Cristina De Middel, The Afronauts 2011


Por siete días y otras tantas noches viajamos por el aire, y al octavo divisamos un gran país en el aire, como una isla, luminoso, redondo y resplandeciente de luz en abundancia. (...) "Y cómo habéis llegado hasta aquí, tras haber atravesado un gran trecho por el aire?" Nosotros le explicamos todo. Entonces comenzó él a contarnos su propia historia: era también un ser humano, llamado Endimión*, que había sido raptado de nuestro país mientras dormía y, una vez allí, llegó a ser rey del territorio. Decía que aquel país era la Luna que vemos desde abajo.

Luciano de Samósata (120-180 d.C) Relatos verídicos (I 10, 11)


Guercino, Endimión durmiente 1645


(*) Endimión era un joven pastor que dormía una noche en el monte Latmos, cuando la diosa de la Luna, Selene, miró hacia la tierra y se enamoró de él. Ella le pidió a Zeus que sumiera a Endimión en un sueño para poder llevarlo junto a ella.




 Edward Makuka Nkoloso, profesor de enseñanza secundaria y activista por la indepencia de Zambia conseguida en 1964, comenzó por aquellas fechas a idear -tal vez animado por la euforia de la liberación-, un quimérico programa espacial en competencia con la Unión Soviética y los Estados Unidos con la intención de que fuera africano el primer hombre en pisar la luna. Su sueño le llevó a solicitar apoyo económico a diversas instituciones entre ellas la Unesco, y a intentar convencer a las autoridades de su país de la viavilidad del proyecto. En este, entre otras cosas se preveía el lanzamiento de naves con catapultas, un entrenamiento para gatos que consistía en lanzarlos dentro de un bidón ladera abajo para acostumbrarlos a la baja gravedad, y como vemos en ESTE vídeo con la entrevista que se le hizo hará dentro de poco 50 años, un duro entrenamiento de los aspirantes a cosmonautas. El distanciamiento por parte del gobierno zambiano, junto al embarazo de una de los miembros de la tripulación, acabaron con las ambiciones de este soñador que podríamos considerar un moderno Endimión, aquel personaje mitológico de la Antigüedad griega raptado por Selene durante su sueño, al que después, en época romana, Luciano de Samósata en un texto donde se narra por primera vez un viaje espacial a la luna incluído en sus "Relatos verídicos", lo situara como rey de nuestro satélite. En esta ficción, la hazaña conseguida por unos navegantes que los llevará a conocer al monarca selenita, será gracias a un potente tifón que los eleva por los aires junto a su embarcación, para ser depositados tras el cósmico vuelo sobre la superficie lunar.

La historia ya olvidada de aquellos años de carrera espacial protagonizada por el joven profesor africano -que bien parece sacada de una novela del conocido como "realismo fantástico"-, es recreada por la fotógrafa madrileña Cristina de Middel en su serie fotográfica "The Afronauts". Editada en forma de libro, incluye en sus 88 páginas fotografías suyas junto a reproducciones de ficticios documentos oficales donde mito y realidad, jocosidad y sensibilidad entrañable, parecen ir de la mano. Para la elboración de su proyecto de gran minuciosidad e imaginación, además de la selección de figurantes y localizaciones, de Middel diseñó personalmente los trajes de los astronautas, así como la bandera que izarían una vez conquistada la luna.

 Cristina de Middel, The Afronauts 2011

A la vista de su obra, esta creativa fotógrafa me parece también una gran soñadora cuyos sueños la impulsan a desarrollar un atractivo trabajo de dificil clasificación que aquí presento, y al que se me ocurre podría ser considerado de "fotoperiodismo onírico".
En una entrevista dijo comentando su obra: "Basándome en la increíble pero cierta noticia de hace 50 años, con esta serie de fotos reconstruyo las escenas que podrían haberla documentado entonces y refuerzo su veracidad añadiéndole a esa certeza mi carga personal y el fruto de mi imaginación".

















 Para ver más fotografías y otras cosas sobre The Afronauts de Cristina de Middel clica AQUÍ


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