Foto: Trencadís (cerámica fragmentada) en el Parc Güell de Barcelona

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viernes, 16 de mayo de 2014

El doble


René Magritte, La reproduction interdite (1937)


"Y el juez, de pie ante el hombre, se planteaba un terrible problema. De los dos personajes diferentes que había tenido ante él, uno era culpable  y el otro no lo era. Aquel hombre era doble y tenía dos consciencias; pero de los dos seres reunidos en uno, ¿cuá era el verdadero? Uno de ellos había actuado, pero ¿era aquél el ser primordial? En el hombre doble que se había revelado, ¿dónde estaba el hombre?"

Marcel Schwob, El hombre doble


"Eramos demasiado distintos y demasiado parecidos. No podíamos engañarnos, lo cual hace difícil el diálogo. Cada uno de los dos era el remendo cricaturesco del otro. La situación era harto anormal para durar mucho más tiempo. Aconsejar o discutir era inútil, porque su inevitable destino era ser el que soy."

Jorge Luis Borges, El otro



El neurólogo Oliver Sacks se refiere a diferentes casos de experiencias extracorpóreas identificadas con el término científico de autoscopia padecidas por algunas personas . Entre ellas, las más leves serían las asociadas con la parálisis del sueño o ataques de migraña por las que el afectado, bajo un estado de alucinación, siente que abandona su cuerpo y flota por el espacio, algo sobre lo que teóricos de lo paranormal han identificado como "viajes astrales". Otras causas inductoras de tales estados serían, por ejemplo, la ingestión de drogas o cuando el cerebro no recibe el necesario riego sanguineo motivado por un ataque de corazón. Las visiones tenidas por enfermos o accidentados donde se ven a sí mismo atraídos hacia un tunel oscuro propias de las conocidas como "experiencias cercanas a la muerte" también estarían incluidas dentro de esta fenomenología. Son experiencias puntuales en las que el paciente se ve a sí mismo desde un yo desdoblado. Cuando esta situación se agudiza en forma de una continuada presencia del doble a ojos del afectado como consecuencia de afecciones cerebrales -entre otras patologías la epilepsia o la esquizofrenia-, puede dar como resultado una variedad de curiosos y estremecedores casos clínicos, algunos con consecuencias trágicas, como los que a continuación Sacks describe en un capítulo de su último libro Alucinaciones.

Nota: El autor adopta el término alemán doppelgänger de origen literario que se refiere al doble fantasmagórico. La palabra proviene de doppel, que significa "doble", y gänger, traducida como "andante".  Su forma más antigua acuñada por un novelista alemán en 1796 es Doppeltgänger, "el que camina al lado". El término se utiliza para designar a cualquier doble de una persona, comunmente en referencia al "gemelo malvado".


"Doppelgängers":
Alucinaciones de uno mismo
(fragmentos)
por
Oliver Sacks


(...) El doble autoscópico es literalmente una imagen especular de uno mismo, con la derecha transpuesta a la izquierda y viceversa, que hace de espejo de la propia postura y actos. El doble es un fenómeno puramente visual, sin identidad ni intencionalidad propia. No tiene deseos ni toma iniciativas; es pasivo y neutral. Jean Lhermitte, al analizar el tema de la autoscopia en 1951, escribió: "El fenómeno del doble lo pueden producir muchas otras enfermedades del cerebro, además de la epilepsia. Aparece en la parálisis general (neurosífilis), en la encefalitis, en la encefalosis de la esquizofrenia, en lesiones focales del cerebro, en trastornos postraumáticos. (...) La aparición del doble debería hacernos sospechar seriamente que quien lo ve padece alguna enfermedad."

Se considera que un número sustancial -quizá la tercera parte- de todos los casos de autoscopia podrían ir asociados a la esquizofrenia, e incluso casos de origen manifiestamente físico u orgánico podrían ser sensibles a la sugestión. T. R. Dening y Germán Berríos describieron a un hombre de treinta y cinco años cuyas apariciones estaban relacionadas con ataques del lóbulo temporal, consecuencia de una lesión en la cabeza. El hombre dijo que en una ocasión había visto sus corbatas colgando como si fueran un grupo de serpientes, pero cuando se le preguntó si había sufrido alguna alucinación propiamente dicha o experiencias autoscópicas, dijo que no. Una semana más tarde acudió a otra visita en un estado de agitación, pues acababa de sufrir una experiencia autoscópica:
Estaba sentado en un café cuando de repente observó una imagen de sí mismo, a unos 15 o 20 metros de distancia, que miraba por la vidriera del café. La imagen era oscura y se parecía a él a los diecinueve años (cuando tuvo el accidente). La imagen no habló, y probablemente duró menos de un minuto. El hombre se sintió asombrado e incómodo, como si le hubieran golpeado físicamente, y se dijo que tenía quie ponerse en pie y marcharse. Se ahce difícil imaginar que el momento en que ocurrió este episodio no tenga nada que ver con las cuestiones formuladas por el psiquiatra la semana anterior.
(...) Una forma de alucinación de uno mismo aún más extraña y compleja tiene lugar en la "heautoscopia", una forma extremadamente rara de autoscopia, donde hay una interacción entre la persona y su doble; la interacción de vez en cuando es amistosa, pero lo más frecuente es que sea hostil. Además, se puede producir una profunda perplejidad en relación con quien es el "original" y quién el "doble", pues la conciencia y la sensación de yo suelen pasar de uno a otro. Tal vez primero se ve el mundo con los propios ojos, y luego con los del doble, lo que puede provocar la impresión de que el otro es la persona real. El doble no se construye reflejando pasivamente la propia postura y las acciones, como la autoscopia; el doble heutoscópico es capaz de hacer, dentro de unos límites, lo que se le antoje (o puede permanecer inmovil, sin hacer absolutamente nada).
La autoscopia "ordinaria" parece relativamente benigna; la alucinación es puramente visual, un reflejo que aparece sólo esporádicamente, sin pretensiones de autonomía, ni intencionalidad, ni ningún intento de interactuar. Pero la heautoscopia dobla la propia identidad, se burla de ella o la roba, puede suscitar sentimientos de miedo y horror y provocar impulsos y actos desesperados. En un artículo de 1994, Brugger y sus colegas describieron un episodio en un joven con epilepsia del lóbulo temporal:
El episodio heautoscópico ocurrió poco antes  de que lo ingresaran. El paciente abandonó su medicación de fenitoína, se tomó varias cervezas, se quedó en la cama todo el día siguiente, y por la noche lo encontraron farfullando y confuso bajo un arbusto grande casi completamente destruido, justo debajo de la ventana de su habitación en la tercera planta. (...) El paciente relató el episodio de la siguiente manera: en la mañana mencionada se levantó medio mareado. Se dio la vuelta y vio que seguía en la cama. Se enfadó con "ese tipo que sabía que era yo mismo y que no se levantaba, con lo que se arriesgó a llegar tarde al trabajo". Intentó despertar el cuerpo que había en la cama primero gritándole, luego zarandeándolo, y a continuación saltando sobre su alter ego. El cuerpo yaciente no reaccionó. Sólo entonces el paciente comenzó a sentirse intrigado por esa existencia doble y se asustó más y más por el hecho de que ya no era capaz de decir cuál de los dos era realmente. En varias ocasiones su conciencia corporal pasó del que estaba de pie al que estaba en la cama; en su modalidad cama estaba completamente despierto, pero totalmente paralizado y asustado por la figura que se inclinaba sobre él y le golpeaba. Su única intención era convertirse otra vez en una sola persona y, mientras miraba por la ventana (desde donde podía ver su cuerpo echado en la cama), de repente decidió saltar "a fin de detener la insoportable sensación de estar dividido en dos". Al mismo tiempo también tenía la esperanza de que "esa acción realmente desesperada asustara al que estaba en la cama y le impulsara a fusionarse conmigo otra vez". Lo siguiente que recuerda es despertar dolorido en el hospital.
(...) En un artículo de 1955, Kenneth Dewhurst y John Pearson describieron a un maestro que, al principio de una hemorragia subaracnoidea, vio un "doble" autóscopico, durante cuatro días:
Parecía bastante sólido, como reflejado en un espejo, y vestido exactamente igual que el paciente. Lo acompañaba a todas partes; a la hora de comer se quedaba de pie detrás de su silla y no reaparecía hasta que había terminado. Por la noche se desvestía y se echaba sobre la mesa o el sofá en la habitación de al lado. El doble nunca decía ni una palabra ni hacía ninguna señal, sólo repetía sus gestos: constantemente ponía una expresión triste. El paciente no tenía ninguna duda de que se trataba de una alucinación, aunque se había convertido en una parte de sí mismo hasta el punto que el paciente acercó una silla para su doble la primera vez que visitó a su médico privado.
En 1884, un siglo antes de que se acuñara el término, A. L. Wigan, que era médico, describió un caso extremo de heautoscopia con consecuencias trágicas:
Conocí a un hombre muy inteligente y amable que tenía la capacidad de colocar ante sus ojos a su propia persona, y a menudo se reía con ganas de su doble, que siempre parecía reír a su vez. Durante mucho tiempo fue motivo de diversión y chanza, pero el resultado final fue lamentable. Poco a poco se acabó convenciendo de que (su otro) yo lo acosaba. Ese otro yo discutía con él de manera pertinaz, y para su gran mortificación a veces le llevaba la contraria, cosa que, al estar muy orgulloso de su capacidad lógica, le resultaba tremendamente humillante. Era una persona excéntrica, pero jamás había estado recluida ni sometida a confinamiento alguno. Al final, en el colmo de su irritación, decidió de manera deliberada no entrar en otro año de existencia: pagó todas sus deudas, envolvió en papeles separados la cantidad de sus gastos semanales, y esperó, pistola en mano, la noche del 31 de diciembre. Cuando el reloj dio las doce en punto se pegó un tiro.
El tema del doble, el doppelgänger, un ser que es en parte uno mismo y en parte Otro, resulta irresistible para la mentalidad literaria, y generalmente se le retrata como presagio siniestro
"William Wilson" ilustrado por Arthur Rakham
de muerte o clamidad. A veces, como el relato "Wiilliam Wilson" de Edgar Allan Poe, el doble es la proyección tangible e invisible de una conciencia culpable que se vuelve cada vez más intolerable hasta que, por fin, la víctima ataca a su doble con intenciones aviesas y se da cuenta de que se ha apuñalado a sí mismo. A veces el doble es invisible
e intangible, como en el cuento de Guy de Maupasant, "Le Horla", pero sin embargo, ese doble deja pruebas de su existencia (por ejemplo, se bebe el agua que el narrador coloca en su botella de la mesita de noche).
En la época en que escribió su cuento, Maupassant a menudo veía un doble de sí mismo, una imagen autoscópica. Como le comentó a un amigo: "Cuando vuelvo a casa, casi siempre veo mi doble. Abro la puerta y lo veo sentado en la butaca. sé que se trata de una alucinación en cuanto lo veo. Pero ¿no es extraordinario? Si uno tuviera la cabeza fría, ¿no le daría miedo?"
En aquella época Maupassant padecía neurosífilis, y cuando la enfermedad estuvo avanzada, era incapaz de reconocerse en un espejo, y, se cuenta, saludaba a su imagen en el espejo, le hacía una reverencia e intentaba estrecharle la mano.
Este Horla que lo persigue y sin embargo es invisible, aunque quizá esté inspirado en sus experiencias autoscópicas, es algo completamente distinto; pertenece al igual que William Wilson y el
doble de Goliadkin en la novela de Dostoievski, a lo esencialmente literario, el género gótico del doppelgänger, un género que conoció sus días de gloria entre finales del siglo XVIII y comienzos del XX.
En la vida real -a pesar de los casos extremos relatados por Brugger y otros-, los dobles autoscópicos podrían ser menos malignos; incluso podría tratarse de figuras bondadosas o implicitamente morales. Uno de los pacientes de Orrin Devinsky, que sufría heautoscopia asociada a sus ataques de lóbulo temporal, describió el siguiente episodio: "Era como un sueño, pero estaba despierto. De repente, me vi a mí mismo a un metro y medio delante de mí. Mi doble cortaba el cesped, que es lo que yo había estado haciendo." Posteriormente, este hombre sufrió más de una docena de episodios justo antes de sus ataques, y muchos otros que al parecer no guardaban relación con la actividad del ataque. En un artículo de 1989, Devinsky et al. escribieron:
Su doble siempre es transparente, una figura completa ligeramente más pequeña que en la vida real. A menudo viste ropa distinta a la del paciente y no comparte sus pensamientos o emociones. Generalmente el doble lleva a cabo una actividad que el paciente considera que debería estar haciendo, y así afirma que "ese tipo es mi conciencia culapable".


Lecturas:

Oliver Sacks, Alucinaciones. Anagrama 2013


Entradas realcionadas:

C. G. Jung: Visiones

"Inteligencia libre"

El regreso


Bart Simpson y Hugo, su "gemelo malvado"


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2 comentarios:

Fedora dijo...

Ya sé que el tema no es exactamente el mismo, pero ¿qué me dices de los dobles reales? quiero decir esas personas nacidas a cientos o miles de kilómetros de uno, o incluso a cientos de años, que son exactamente iguales a uno. Me fascina eso...me gusta mirar fotos antiguas o retratos pictóricos de personajes históricos o anónimos y ver cómo se repiten sus caras en conocidos o amigos o familiares o incluso en nuestra propia imagen...¿tú tienes algún doble real? :)
Sobre los otros dobles a los que haces referencia...buf, no me gustaría experimentar algo así, qué miedo...

Jan dijo...

No se si tendré por ahí un doble real Fedora, de momento no tengo el gusto de conocerlo. Lo que si que me fascinó durante un tiempo después de algunas lecturas sobre teosofía irania fue la idea de tener un doble en la mítica hurqalya, Tierra Celeste de los persas donde moran los cuerpos espirituales ;-) rarito que es uno...

En cuanto a esos otros dobles que se describen en el post mejor no cruzarte con ellos !

Un doble abrazo...