Foto: Trencadís (cerámica fragmentada) en el Parc Güell de Barcelona

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martes, 19 de enero de 2010

Un cosmos que danza


Derviche danzando en las Drassanes de Barcelona

"Un giro secreto entre nosotros
Hace que el universo gire.
La cabeza es inconsciente de los pies,
Y los pies de la cabeza. Ninguno se preocupa.
Siguen girando."

*

"Soy el globo solar
Soy el resplandor de la mañana, soy el aliento de la tarde,
Soy el susurro de la floresta, soy el oleaje del mar,
Soy la imagen y el reflejo, el sonido y el eco"

*

"En este momento este amor viene a descansar en mí,
Muchos seres en un ser.
En un grano de trigo mil montones de gavillas.
Dentro del ojo de la aguja, una noche giratoria de estrellas."


Mawlânâ Yalâl al-Din Rûmî



Simbolismo de la danza derviche del giro.
Por Halil Bárcena


Para el derviche, cuanto existe danza, del átomo a los planetas que gravitan en el universo. Danzan los animales, la lluvia, el viento, también las piedras, los árboles y el ser humano. Todo es samâ, todo danza al son de una misteriosa melodía, interpretada en la distancia por un ejecutante invisible, como dijera Einstein. No existe en la creación más que vida y la esencia de ésta es el movimiento, la (re) creación renovada, en cada sístole y diástole, de una realidad inacabada, que se contrae y se expande, muere y renace, a cada instante.
El derviche no persigue atrapar la realidad; antes bien, expresa al danzar su solidaridad con un cosmos habitado por el ritmo, el orden geométrico y el movimiento duradero. Danzar es trascenderse, situarse en el lindero de lo humano, para hacerse partícipe de la liturgia de la vida y sus leyes. Danzar significa vaciarse, morir a sí mismo. En la muerte simbólica halla el derviche la comprensión del misterio de la vida. Morir es para él vivir más. Al cabo, el derviche encuentra su plenitud en el vacío. Escribió Yalal al-Din Rumí, maestro de derviches, allá por el siglo XIII: “No ser nada es la condición requerida para ser”. Danzar es unión: unión del hombre consigo mismo, con el
resto de seres humanos, con el cosmos y, a la postre, con el misterio de lo divino.
La danza constituye el primer y fundamental arte del hombre. Con todo, el samâ’, la danza derviche del giro, más que arte es celebración, rito sagrado, plegaria en movimiento, que utiliza el cuerpo como instrumento. El material del samâ’ es, en efecto, la propia corporeidad del derviche. Danzar es, para él, celebrar el misterio de lo divino con la totalidad de su ser, el cuerpo en primer lugar. El derviche se distancia así de las llamadas religiones del Libro -judaísmo, cristianismo e islam- y su repudio atávico de lo corporal. El derviche, a diferencia del predicador, no habla el dialecto de la culpa.
Danza: el primer arte del hombre y tal vez el más esencial y puro de todos, según el decir de Maurice Béjart. Sublime arte del instante, de la danza, al final, no queda nada. Por ello, el samâ’ sólo existe mientras el derviche lo ejecuta, en el momento preciso de la entrega a la espiral embriagadora de su efímero girar.

El samâ’ es una danza circular, como lo es el movimiento giratorio del peregrino musulmán en torno a la negra Ka’aba de La Meca o el discurrir cósmico de los planetas alrededor del sol. El movimiento circular es el movimiento perfecto, el de las esferas, el de la regeneración, contrariamente al de la línea recta que representa el mundo de lo corruptible. El círculo constituye una unidad completa y muestra, al tiempo, la unidad del punto de origen. Carece de principio y fin, siendo finito e infinito a la vez. El círculo constituye para el derviche el espacio por excelencia del viaje alquímico, de la transmutación interior. El círculo permite hacer visible lo invisible. El punto, por su parte, es la primera de todas las determinaciones geométricas, de igual manera que la primera de las determinaciones matemáticas es la unidad. La unidad y el punto constituyen la expresión del ser. El círculo aparece, así pues, como irradiación del punto, que es el centro. El punto es, al mismo tiempo, el principio, el centro y el fin de las cosas. El movimiento del samâ’ derviche se hace desde el centro y remite, justamente, a la inmovilidad vibrante del centro. El derviche es punto y círculo a la vez. En el lenguaje sufí, hallar el centro, único sentido del vivir, es degustar la totalidad.
El derviche gira de derecha a izquierda, en un flujo de movimiento constante, como el grácil deslizamiento de la pluma del calígrafo sobre el papel virginal. De derecha a izquierda, o lo que es lo mismo, hacia el corazón, ad intra. De derecha a izquierda, en sentido contrario a las agujas del reloj, esto es, a contratiempo. El derviche, con su faldón blanco desplegado como un pájaro alado, anhela remontar el curso de la historia hasta el instante en que fue uno con la divinidad. El pájaro de fuego del espíritu abandona, por fin, el nido del cuerpo. El viaje del derviche no es sino un vuelo de Dios a Dios en Dios.
El derviche celebra danzando el incendio del corazón, la súbita ebullición interior, liberado de todo deseo, incluso del deseo de Dios. Al fin y al cabo, sabe que a Dios no se le encuentra buscándolo, aunque quienes no lo buscan jamás lo hallarán.

La Vía Láctea


Halil Bárcena es islamólogo, especialista en el sufismo de Mawlâmâ Yalâl al-Dîn Rûmi y la escuela sufí "mevleví". Director del Instituto de Estudios Sufíes de Barcelona y del grupo de música sufí 'Ushâq. Profesor del CETR (Centro de Estudios de las Tradiciones de Sabiduría) de Barcelona y miembro del grupo "Encuentros de Can Bordoi", de reflexión sobre la espiritualidad en las sociedades avanzadas de conocimiento. Es autor de "El sufisme"(Fragmenta, 2008), en catalán, y próximamente aparecerá también editada por Fragmenta, su traducción al catalán del poemario sufí de Husayn Mansûr Hallâdj (Irán 857-Bagdag 922).

10 comentarios:

Pola dijo...

Joaquín,

espero que disculpes si te dejo un aporte en dos comentarios, ya que al parecer es demasiado extenso y no se me permite publicarlo sólo en uno (tal vez debería tomármelo como una señal de que me pasé con la extensión, pero en fin... si no te importa a ti...)

ya cuando leí tu post sobre Siva-Nataraja tuve ganas de compartir contigo unos pensamientos acerca de la importancia del ritmo en la realización y en la experiencia espiritual, más aún ahora que el tema vuelve a surgir bajo otros ropajes, esta vez en la danza de los derviches.

En tu entrada anterior se comentaba que el tambor que porta Siva en su mano derecha marca el ritmo que impregna la creación, ritmo que vehicula el sonido que emana del Principio y que es asimilado al éter del que se desplegarán los elementos y con ellos el universo. Este pulso primordial de los mundos -que no tuvo lugar 'in illo tempore', sino que perdura y perdura, siempre presente, sosteniendo el cosmos y haciéndolo existir-, puede entenderse viajando de lo alto a lo bajo o bien, con mayor precisión, del Centro a la periferia. Así sus ondas, su vibración, marcan la Vía de vuelta de la periferia al Centro. Aquel que consigue armonizarse con este ritmo sagrado encuentra el camino al eje que vertebra todo cuanto existe.

En "Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada" Guénon habla acerca de la conexión a través del ritmo con la escala que atraviesa los grados de la existencia universal, en un ensayo titulado "El lenguaje de los pájaros" (que seguramente conozcas). Dice allí:

"... en la tradición hindú se afirma que los Deva, en su lucha contra los Âsura, se protegieron (achhan dayan) merced a la recitación de himnos del Veda y que por tal razón estos himnos recibieron el nombre de Chhanda, palabra que designa propiamente el "ritmo". La misma idea se halla contenida en la palabra dhikr, que en el esoterismo islámico se aplica a las fórmulas rítmicas correspondientes con exactitud a los mantra hindúes. La repetición de estas fórmulas pretende producir una armonización de los diversos elementos del ser y suscitar vibraciones capaces, por su repercusión a través de la serie de estados en jerarquía indefinida, de establecer una comunicación con los estados superiores. Esto constituye, por otra parte, el fundamento esencial y primordial de todos los ritos (...) En la "ciencia del ritmo", que posee múltiples aplicaciones, se basan en definitiva todos los mecanismos aptos para entrar en comunicación con los estados superiores. A propósito de esto, una tradición islámica narra cómo Adán en el paraíso terrenal hablaba en verso, es decir, en lenguaje rítmico".

Pola dijo...

En su libro "La literatura y los dioses", Roberto Calasso cuenta cómo los Devas nacieron mortales y habitados por el temor a la muerte y cita el Taittiriya-Samhita donde dice:

"Prajapati (el progenitor) construyó el fuego; seguía siendo cortante como una navaja; los dioses, aterrorizados, no se acercaban; después, envolviéndose en los metros, se acercaron, y de estos metros extrajeron su nombre. Los metros son un poder sagrado; la piel de antílope negra es la forma del poder sagrado; él se pone zapatos de piel de antílope; envolviéndose en los metros él se acerca al fuego para no herirse".

Comenta después Calasso: "(aquel que) "envolviéndose en los metros se acerca al fuego para no herirse", se refiere a todo oficiante, a todo hombre. (...) Sólo a los metros, sobre todo, deben los dioses la gracia de haber alcanzado la inmortalidad. En una época erraban por la tierra mirando al cielo. Sabían que allí arriba residía lo inmortal, pero no sabían cómo alcanzarlo. Entonces Gayatri, el ser femenino que es además el más breve y más eficaz de los metros, se transformó en syena, halcón o águila. De este modo consiguió raptar del cielo la sustancia indemne a la muerte: el soma."

Los Deva precisan de los metros para acercarse al "fuego", igual que los hombres precisan de los ritos, pues como dicen unos versos del propio Rumi: "Son muy pocos los capaces de sentarse/ en medio del fuego/ como una salamandra o como Abraham./ Necesitamos de intermediarios".

El derviche que gira con el cosmos queda atravesado por el eje que comunica los mundos, derramándose sobre él la influencia espiritual, la baraka.

(Espero de verdad no haberme extendido demasiado).

Muy interesantes siempre las entradas de tu blog. :-)


Un fuerte abrazo.

Jan dijo...

Estimada Pola, mi comentario también es muy extenso, no puedo dejarlo solo en uno.

Muy interesante tu elaborado comentario, y además es de agradecer el ánimo que de él se desprende, que solo puede proceder -y con esto estoy seguro estará de acuerdo mi amigo Halil Bárcena- de alguien que lo escribe desde el entusiasmo que se origina en su interior y lo expresa desde el Corazón.

El texto de Guénon "El lenguaje de los pájaros", que comienza con la cita de la aleya coránica XXXVII: "Por los que están ordenados por ordenes / y los que expelen repeliendo / y los que recitan la invocación...", en donde hace la equiparación entre el simbolismo de esta recitación de la invocación rítmica del ritual islámico con el de los mantra hindúes, me ha parecido muy oportuno que lo mencionaras en esta entrada sobre el samâ', por entender que la finalidad fundamental también de este rito, es el "ritmarse" con "la escala que atraviesa los grados de la existencia universal."

Tu aporte me ha hecho recordar algunas cosas que se dicen en la obra de un gran conocedor occidental de los rituales tántricos que se practican en la India, Philip Rawson, autor serio y conocedor de primera mano de un tema del que se ha hecho una divulgación la mayoría de las veces degradada. Este define al tantra como esotérico, pudiendo ser estudiado desde dos puntos de vista distintos: como escala de génesis que desciende desde un origen, que en último término, es imposible conocer; o como una escala que hay que subir en dirección opuesta a partir de un mundo creado hacia un objetivo final (a contracorriente). Tanto el final como el principio, el objetivo como el origen, son idénticos. Sobre este final y principio comenta Rawson en relación al uso de los mantra durante la práctica tántrica: "El último y primero, sutilísimo simbolismo de todo para el principio remoto y absoluto de la energía, se expresa en términos de sonido. El mantra sistematiza las resonancias del mundo creado y da al sadhaka (yogui)la capacidad de controlarlas". También comenta: "...esta tradición piensa el mundo de la realidad como una red inmensamente compleja de vibraciones y resonancias, cuyo origen, en un sentido lógico y no temporal, está en un solo punto autoengendrado de sonido, el Nadabindu (el vacío, la nada) semejante al punto creativo del centro del Sri Yantra (o Mandala)."

(continúa en el siguiente)

Jan dijo...

Dejo también algunos párrafos que aparecen más adelante en la misma obra de Rawson "El arte del Tantra"

"La ajorca (aro o brazalete) de la danzarina (Lalita-Prakriti), cuyas danzas tejen el esquema invisible del mundo, es una metáfora del más remoto sonido creador. Las resonancias y esquemas de interferencia creciente, constituyen, a medida que su variedad va en aumento, las formas más toscas de la materia escala abajo: aire, fuego, agua, tierra, que se perciben a través de los sentidos más toscos. (...) El sistema del mantra puede, de esta manera, encauzar las consecuencias a lo largo de fases de condensación hacia una percepción mental de la vibración primaria (simbolizada poe el tambor doble). Las fases más altas del sonido sutil están encarnadas en el mantra "Om", cuyo símbolo físico es el chank o concha que puede ser transformada en potente trompeta ritual, y que también simboliza en la cultura india a Laksmi, la madre fructífera de las aguas de la creacion".
"(...)El mundo del Tantra de sistemas interpenetrantes e interactuantes de vibración y resonancia encaja bien con el mundo que nos brindan nuestras ciencias matemáticas occidentales. La diferencia está en que, mientras nosotros consideramos nuestro mundo con fría curiosidad, complaciente autosuficiencia o miedo, en el mejor de los casos con indiferencia... (y acabo con estas palabras que considero se corresponden con la experiencia del derviche que describe Halil en su estupendo artículo "Un cosmos que danza")...el tántrica considera al mundo con una aceptación en la que está entretejido todo el sentimiento humano. El deleite del tantrica es vivir en un estado de continua conciencia de toda esta estructura interfusionada de Realidad. Ningún ritual carente de inspiración, ninguna reflexión abstracta llegarán a producir liberación. Sólo la conciencia, en su sentido más pleno, de "Yo soy Brahmán" es liberación."

Pola, muy valiosas todas tus aportaciones en este blog.

Recibe un fuerte abrazo y hasta pronto.

Jan dijo...

Errata importante: En esta segunda parte de mi comentario, al principio donde dice, (Lalita-Pakriti), cuyas danzas tejen el esquema "invisible" del mundo, debería decir esquema "visible" del mundo.

Se piden disculpas.

Jan

Pola dijo...

Querido Jan,

permíteme seguir este hilo con otro hermoso ejemplo de viaje ritual basado en el ritmo. Aquí también se abole la condición profana del oficiante y éste se pone en contacto con el Eje que permitirá el paso entre las distintas zonas cósmicas (aunque, por supuesto, con sus particularidades propias). Me refiero al que llevan a cabo los chamanes por medio de su instrumento por excelencia: el tambor. No sólo su sonido permitirá realizar al chamán la "magia musical" que lleva a la experiencia extática, sino que la propia naturaleza y manofactura del tambor le otorgan una condición sobrenatural, ya que es elaborado con madera del Árbol Cósmico y con piel del animal-antepasado, aquel que se encuentra en los relatos de los orígenes míticos de la tribu.

Los fragmentos que adjunto pertenecen al genial libro de Eliade "El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis". Espero que te resulte interesante.

"El tambor chamánico asume un papel de primer orden en las ceremonias chamánicas. Su simbolismo es complejo; múltimples sus funciones mágicas. Es indispensable para el desarrollo de la sesión, ya conduzca al chamán al "Centro del Mundo", ya le consienta volar por los aires, ya convoque y 'aprisione' a los espíritus, o ya, por último, el tamborileo permita al chamán concentrarse y volver a establecer un contacto con el mundo espiritual que se dispone a recorrer.
Se recuerda que muchos sueños iniciáticos de los futuros chamanes llevan aparejado un viaje místico al 'Centro del Mundo', a la residencia del Árbol Cósmico y del Señor Universal. Con una de las ramas de este Árbol, que el Señor deja caer para ello, el chamán fabrica la caja de su tambor. La significación de este simbolismo nos parece que surge con bastante claridad del conjunto del cual es parte: la comunicación entre el Cielo y la Tierra por medio del Árbol del Mundo, esto es, por el Eje que se haya en el 'Centro del Mundo'. Por el hecho de que la caja de su tambor está sacada de la propia madera del Árbol Cósmico, el chamán, al tañerlo, es proyectado mágicamente cerca de ese Árbol: es proyectado al 'Centro del Mundo', y, por el mismo impulso, puede ascender a los Cielos.(...) Notemos este hecho: durante la sesión, el chamám restablece, para él solo, una situación que, originariamente, era la de todos.(...) La metamorfosis en animal-antepasado, al igual que el éxtasis ascensional, son expresiones diferentes pero homologables de una misma experiencia: la transcendencia de la condición profana, la recuperación de una existencia 'paradisíaca' perdida con el final del tiempo mítico.(...)

Los dibujos que adornan la piel del tambor son una característica de todas las tribus tátaras y laponas(...) Advirtamos simplemente que el tambor representa un microcosmos con sus tres zonas -Cielo, Tierra, Infierno-, al mismo tiempo que indica los medios gracias a los cuales el chamán realiza la ruptura de niveles y establece la comunicación con el mundo de arriba y de abajo. En efecto, la imagen del álamo del sacrificio (el Árbol del Mundo) no es la única; se halla también el Arco iris: el chamán sube a las esferas superiores trepando por el Arco iris. Se encuentra asimismo la imagen del Puente por el cual el chamán pasa de una región cósmica a la otra.
Todas las imágenes de los tambores están dominadas por el simbolismo del viaje extático, esto es, por los viajes que suponen una ruptura de nivel y, por tanto, un 'Centro del Mundo'. El redoble inicial de las sesión, destinado a evocar a los espíritus y a 'encerrarlos' en el tambor del chamán, constituye el momento preliminar del viaje extático. Por este motivo se dice que el tambor es el 'caballo del chamán' o aun, en donde la piel del tambor procede de un corzo, se le llama 'el corzo del chamán'."


Un fuerte abrazo.

Jan dijo...

Muchas gracias Pola por dejar aquí un fragmento tan interesante de la obra de Eliade. Obra que al ojearla ahora he recordado que también se encuentran cosas sobre el Tantra en el capítulo XII.
Estos documentos dejan constancia del papel fundamental que tiene en los rituales de todas las tradiciones iniciáticas el ritmo y el sonido en su condición metafísica.
Dentro del ritual de la escuela mevlevi, el samâ'("audición"), adquiere especial relevancia, puesta de manifiesto en la literatura y poesía sufí. Valga de ejemplo esta hermosa metáfora vinculada a otro instrumento en este caso de cuerda imprescindible en el samâ, el rebâb. Palabra que contiene bâb, que quiere decir puerta en árabe. Tuve noticia de ello a través del foro sobre sufismo que organiza el CETR de la mano de una gran intérprete de este instrumento. Es un corto relato del biógrafo de Mawlânâ Rumî:"(...)Un día preguntaron a mi padre: "¿No es extraño el sonido del rebâb? Él repuso: Es el chirrido de las puertas del paraíso lo que oímos. Entonces Sayyed Saraf al-Din dijo: También nosotros oímos el mismo sonido. ¿Por qué nosotros no nos apasionamos entonces de la misma forma que Mawlânâ lo hace? Mawlânâ replicó: ¡Por Dios! Lo que nosotros oímos es el sonido de las puertas abriéndose, mientras que lo que tú oyes es el sonido de las puertas cerrándose."
Luego dice la comentadora: Se pone de manifiesto en este relato la doble posibilidad del acto de la escucha: bien mediante el oído interior, que permitirán una apertura a la dimensión espiritual del hecho sonoro y musical(son las "puertas abiertas"), bien mediante los sentidos externos, que ahogaría dicha posibilidad(en este caso las puertas que se cierran)Y acaba diciendo: "Y es que en Rumî, la música es una puerta que se abre a lo divino y una forma de celebración de dicha divinidad latente en todo cuanto es."
Querida Pola, este es un tema reálmente interesante, mi agradecimiento nuevamente por tu interés demostrado y tus aportaciones.

Un fuerte abrazo.

M.A.O dijo...

..."El derviche celebra danzando el incendio del corazón..", es toda una descripción, un alegato. Siempre pensé que la danza y la música ocupan todos los espacios, basta con mirar alrededor, danzan las abejas buscando el néctar de las flores, danzan las tijeretas en su vuelo con sombreritos negros, toda la vida está colmada de ritmos, de notas musicales -algunas veces pueden ser tristes, pero siempre, siempre celebran el estar vivo-. Desconocía esta danza, debe ser toda una fiesta para los sentidos y para el espíritu participar aunque más no sea como expectador de tamaña belleza expresiva, esos giros interminables, los trajes emulando la etérea danza alada de los pájaros, si...toda una fiesta! También me resulta interesante y grato aquello de "el derviche no persigue atrapar la realidad"..pareciera ser que el mundo occidental tiene una obsesión fija que lo corroe: poseer, ser dueño de....y así no es, lo vivo se pertenece a sí mismo, es la libertad la que prima y nadie como la danza -sea cual fuere- para otorgarle vuelo a esa libertad. Si, la danza es el arte que nada deja, en apariencia, nada material quizá, nada tangible..pero al danzar nos apropiamos -sólo por breves instantes- del espacio y las formas, del ritmo y las cadencias..de repente no se piensa en nada, sólo se danza. Merci pour votre apport!!! Saludos cordiales!!

Jan dijo...

Cuando un texto como el de Halil Bárcena está escrito desde el corazón, es en otro donde se siente su resonar.

Este blog tiene una especial sintonía con el espíritu de la danza, declarando mi receptividad hacia las diferentes formas por las que se manifiesta.

Entrañable y de agradecer tu aportación, Mabel. Tus últimas palabras me traen a la memoria algunas de las escritas por W. F. Otto que en otro lugar ya mencioné. Te dejo un párrafo:

"...La danza, en su venerable forma de antiguo culto, es la verdad y al mismo tiempo la justificación de estar en el mundo; de todas las teodiceas, es la única eterna e irrefutable. Ella no enseña, no discute, sólo da pasos, y, con estos pasos, saca a la luz lo que está en lo más hondo de todas las cosas: no es voluntad ni poder, no es miedo ni preocupación, ni nada de todo aquello que se pretende imputar a la existencia, sino lo eternamente hermoso y divino. Ella es la verdad de lo existente y, en lo más inmediato, es la verdad de lo viviente..."

Un placer leerte.

Abrazos

Anónimo dijo...

Salams y bendiciones,os propongo pasar a la experiencia directa en losTalleres de Giro Derviche que
el autentico Maestro S Ahmad Dedé imparte por toda España,Portugal, Italia.. Podeis consultar sobre el tema en:http://grupohaqqanirabbani.blogspot.com/
Ciertamente es una experiencia inolvidable e inefable,sólo la compañia del Maesro marcará un antes y un después.... Es un verdadero honor y privilegio.
Bendiciones
Fátima Maria