Foto: Trencadís (cerámica fragmentada) en el Parc Güell de Barcelona

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sábado, 18 de febrero de 2012

La Pasión de Osiris


Osiris, de pie sobre un pedestal, entre dos ojos Wedjat apotropaicos y dos símbolos imy-ut. Cada uno de estos está representado como una vara a la que se ha atado una piel de animal, sostenida en una pila y coronada por un loto. Al lado hay una ofrenda de flores y una jarra de agua. El sentido original del imy-ut puede haber sido "el que está en el vendaje" y estaba conectado con Anubis. Columnas de madera arboriformes sostienen el techo del tabernáculo. La banda azul de los pies de Osiris sugiere el abismo de las aguas de Nun.
De la tumba de Sen-Nedjem. Tebas occidental, Deir el-Medina, tumba I. Dinastía XX, Reino Nuevo. 1186-1070 a. C.


Las historias que se han preservado sobre Isis, Osiris y su hijo Horus, nos hablan simbólicamente acerca de los ciclos renovadores y eternos de la naturaleza que los antiguos egipcios pudieron observar, por ejemplo, en el creciente y menguante de la Luna, en la subida y bajada periódica del nivel de las aguas del Nilo, así como en el surgimiento, desarrollo y muerte de plantas, animales y hombres, al que seguirá la "milagrosa resurrección" en forma de nuevos nacimientos. La toma de conciencia de esta realidad, dio pie a la creación de relatos míticos que se expresarían a través de himnos, poemas, ritos, festivales, y los conocidos como dramas mistéricos que se celebraron durante más de tres mil años.
Uno de los más importantes de estos dramas mistéricos fue el escenificado por sacerdotes de la ciudad de Abidos a partir del Reino Medio, aproximadamente 2050 a. C. En éste, se narraba el asesinato y la desmembración del dios Osiris a manos de su hermano Seth, cuyo cuerpo será luego recompuesto por su esposa Isis al que hará renacer a través de su hijo Horus. El Misterio se representaba durante un festival anual en honor de Osiris, llegando a adquirir tal importancia, que peregrinos de todo Egipto acudían para participar en él. Aunque no existe ningún documento que pueda explicar de forma completa como se desarrollaban a lo largo de varios días los diferentes rituales que formaban parte de esta celebración, se ha conseguido hacer una recomposición de como debió ser a partir de himnos escritos en las paredes de las pirámides y templos, en el interior de los sarcófagos, en El libro de los muertos, estelas funerarias y papiros. También se cuenta con una fuente literaria donde se conservan unos pasajes que directamente se refieren al mito que inspiró el drama, es el ensayo, Acerca de Isis y Osiris, de Plutarco, el filósofo griego que viajó a Egipto en el primer siglo de nuestra Era, y que forma parte del tratado 28 de sus Moralia.
Las celebraciones se extendían durante todo el mes de Khoiak (noviembre), y el drama mistérico propiamente dicho duraba ocho días. Sobre los diferentes ritos que en éstos se practicaban, dejo a continuación los que se sucedían durante los tres días y tres noches del periodo de embalsamamiento tras los que Osiris resucitaba. Pertenece a la versión que expone Jules Cashford en su ensayo El Mito de Osiris, a partir de sus investigaciones, y en cuya introducción anota:

Los Misterios fueron importantes, y lo son todavía hoy, porque, como hizo el cristianismo, buscaron situar la tragedia de la vida temporal y finita dentro del marco de una visión mítica de la vida eterna. En el momento culminante de la ceremonia, el faraón erigía la columna djed, que representaba la resurrección del dios y prometía la inmortalidad a todos los participantes.


Días 2-4 LA PASIÓN DE OSIRIS
Por

Jules Cashford



LAS LAMENTACIONES DE ISIS Y NEFTHYS

La pasión de Osiris se desarrolla a lo largo de tres días y tres noches, que corresponden al periodo de embalsamamiento. Es igualmente el periodo de oscuridad lunar en el que la Luna visita los dominios de la eternidad. Se suponía que durante este periodo se renovaba el tiempo viejo, que había quedado gastado, para que pudiera surgir el nuevo creciente lunar en un tiempo renacido de la eternidad.
Osiris estaba disperso por todo Egipto en los catorce pedazos, como la luna menguante, inerte, agotada y desamparada. Osiris es el Nilo desaparecido, sus aguas evaporada
s por el sol abrasador; es el desamparo de la tierra muerta que espera ser revivida, los canales secos y vacíos que esperan el agua, el agotamiento de la vida sin sentido. Sólo cuando se encuentren los trozos de su cuerpo mutilado, se reúnan y restituyan al todo original, regreseará su genio, volverá a crecer el Nilo y el Orden (Maat) se restaurará en el universo.
Isis y Nefthys buscan por todo Egipto los pedazos del cuerpo de Osiris, y cuando lo encuentran los entierran, cada u
no de ellos en el lugar donde fue hallado. También (y no hay en ello contradición alguna dentro del pensamiento egipcio) los reúnen más tarde para juntarlos en un solo cuerpo. Luego lo custodian, manteniendo la vigilia nocturna hasta que Horus llega para liberarle. (en la imagen, copia de un bajorelieve de Filae. Nefthys e Isis envuelven a Osiris.)

¡Ah desvalido!...
Te he encontrado tendido sobre el costado,
¡oh el gran inerte!
¡Ah hermana! -le dice Isis a Nefthys-,
éste es nuestro hermano,
levantemos su cabeza, juntemos sus huesos, reunamos sus miembros... Oh Osisris, ¡vive!
Yo soy Isis, yo soy Nefthys.
(Estela en Abidos)

Isis y Nefthys son un solo personaje en muchos de estos himnos, las formas exterior e interior de la fuerza regenerativa que rescata lo que se había perdido: mientras Osiris yace en su féretro se inclinan sobre él, una desde la cabecera y otra a los pies, vuelven ajuntar sus miembros y lo animan a levantarse y volver a su casa. Las diosas se lamentan no sólo por su impotencia, su abatimiento y su sufrimiento, sino también a causa de su pasiva inconsciencia. Ha perdido la capacidad de entender lo que le ocurre; ha perdido la capacidad de saber. Levantarse indicaría una vuelta a la consciencia. En muchas de las representaciones, Osisris aparece intentando mover un brazo o una pierna, ponerse de rodillas o mantenerse erguido.
Las dos hermanas forman una dualidad: a menudo la única forma
de distinguirlas es por los símbolos que portan en la cabeza. La tiara de Isis, y el significado de su nombre, es el trono. La tiara de Nefthys, y el significado de su nombre, es la "Señora de la Mansión", representado como un cesto de pan o un horno semicircular para cocer pan. Ambas son el principio otorgador de vida dividido en visible e invisible, brillante y oscuro, exterior e interior. Isis es la luna brillante y Nefthys la luna oscura; Isis el amanecer y Nefthys el ocaso, Isis la estrella matutina y Nefthys la vespertina. Aunque Nefthys es la esposa de Seth, siempre toma partido por Isis contra su marido. Por su parte, Anubis, el hijo que Nefthys concibió de Osisris, hereda rasgos tanto de la luz como de las tinieblas, y por ello puede seguir los caminos por los oscuros dominios de Seth, y hallar bajo tierra los trozos del cadáver de Osiris. El trono, formado a imagen de la colina elevada a la que subió el rey, era el regazo de Isis, y soberanos como Seti I toman la leche de sus pechos para recibir el néctar de la soberanía mientras están vivos y el de la eternidad tras su muerte. Isis y Nefthys aparecen frecuentemente juntas detrás de Osiris en las escenas del juicio de las almas. Durante el ritual, las sacerdotisas que desempeñaban el papel de Isis y Nefthys cantan los himnos que desarrollan el mito: himnos de lamentación por Osiris, evocaciones por la recomposición de su cuerpo y del cuidado que le prestaron. En un papiro de época ptolemaica, se nos ha transmitido un hermoso himno conocido como Las lamentaciones de Isis y Nefthys (P. Berlin, 3008). En él se describe la ceremonia que tiene lugar durante los Misterios como diálogo a dos voces en un drama ritual donde se intenta que las sacerdotisas "se conviertan" en sus modelos. Por ello los papeles de Isis y Nefthys sólo pueden ser representados por las sacerdotisas que se han preparado ritualmente para él: deben ser vírgenes, depilarse completamente y llevar escritos sus nombres en los brazos y en las coronas de lana de carnero que llevan sobre las sienes:

Comienzo del rollo de papiro con versos del festival de los "dos milanos" (i.e. Isis y Nefthys) que se celebra en el templo de Osiris-Khentamenthes, el gran señor de Abidos, desde el 22 hasta el 26 del mes de Khoiak. Todo el templo será purificado. Se tomará a dos mujeres de cuerpo puro, vírgenes. Se eliminará el vello de su cuerpo, y sus cabezas se adornarán con coronas de lana de carnero; llevarán panderos en las manos. Se escribirá su nombre en los brazos, Isis y Nefthys, y cantarán versos de este libro delante de su dios.

A la vez que se celebraban los Misterios en Abidos, y más tarde también en Denderah, tenían lugar celebraciones por todo Egipto: dondequiera que uno de los pedazos de Osiris hubiera caído, debía ser enterrado ritualmente, cuidado y restituido para que el dios y el país pudieran levantarse unidos. Su cabeza, por ejemplo, fue encontrada y enterrada en Abidos; su columna vertebral, que se representaba en la imagen de la columna Djed, en Busiris, lugar originario de la adoración de Osiris, y así sucedía con cada trozo. (en la imagen, Seti I elevando la columna Djed ayudado por Isis. Templo de Seti I, Abidos 1300 a. C.) Cada momo o distrito reclamaba una parte del cuerpo de Osiris, de modo que todo el país se involucraba en las celebraciones. El "símbolo de Abidos", que era una construcción cónica en lo alto de una columna, era reverenciado por contener la cabeza de Ósiris, y llevado como altar en su propia nave.
En el templo ptolemaico de Hathor en Den
derah, se conservan, escritas en las paredes, instrucciones detalladas acerca de las preparaciones para el entierro ritual, que eran copiadas y enviadas a todos los distritos de Egipto. Aunque el templo y sus inscripciones son tardíos -posteriores al 116 a. C.-, sabemos que estos usos son muy antiguos. Algunas escenas muestran dos filas de sacerdotes dirigiéndose a participar en el festival de Osiris, y las inscripciones que los acompañan dan detalles de tales preparaciones, sobre las medidas y el equipo adecuados. Ningún detalle era demasiado insignificante para ser pasado por alto o no ser tomado completamente en serio. Parecía asumierse que el todo estaba en cada una de las partes, de modo que todos los trozos de Osiris debían revivir individualmente antes de que, reunidos, volvieran a darle el alma al cuerpo. No existía una serie conexa de mitos, como sucedía en Abidos, sino solo unos estadios de preparación que podemos suponer se celebraban en todo Egipto a la vez que los Misterios. En uno de los himnos, Isis, como la "gran creadora"", coloca en su sitio la cabeza, el corazón y los miembros de Osiris, para que "no perezca completamente":

Ella te toca la cabeza en su lugar.
Te coloca
los miembros en su sitio;
te trae tu corazón, tu cuerpo.

En el templo ptolemaico de Isis en Filas (Philae), se ilustra la última fase del drama de la recomposición del cuerpo de Osiris. Tras las lamentaciones de Isis y Nefthys, otras dos hermanas, Selket y Douait, aparecen en tareas de asistente: ellas son las que "ordenan el esqueleto, purifican la carne, reúnen los miembros separados e... invocan al alma". La importancia de retornar el cuerpo a su unidad se muestra igualmente en otro himno, una letanía de las partes del cuerpo que evoca el antiguo uso de la designación verbal como acto creativo en el que la sustancia de los nombrados es traída a la vida al ser designada.
"¡Oh Osiris-Khentamenthes! Tus partes están completas. ¡Ninguna ha sido olvidada! ¡Oh Osiris-Khentamenthes! Tu cabeza e
s perfecta, tú el de brazos en alto y corona elevada, cuyo cabello es auténtico lapislázuli." También se nos dice que sus ojos, orejas, nariz y boca son perfectas. Dentro del ritual, una vez que el cuerpo está reconstituido y se ha hecho regresar el alma, pueden llevarse a cabo los ritos de momificación.

EL EMBALSAMAMIENTO DE OSIRIS POR ANUBIS

Cuando un cuerpo era embalsamado, el sacerdote se ponía la máscara de Anubis para representar al dios y la naturaleza sagrada que sólo Anubis podía llevar a cabo. Anubis era el encargado de envolver el cuerpo de Osiris en su momia, y era conocido como "el de las envolturas funerarias". Se le llamaba imy-ut, "el que está en el lugar de embalsamar", y a menudo se le representa en el acto de preparar la momia, llevando las vasijas de ungüento para la incorruptibilidad del cuerpo. Anubis, un animal de la noche, "protegía a Osiris" de todo daño nocturno, defendiéndole de Seth y sus secuaces, es decir, de la muerte y la disolución. La llamativa estatua de Anubis a la entrada de la tumba de Tutankhamun desempeñaba las mismas funciones, tanto de guardián como de portero.
Anubis, también llamado Anpu, era un muy antiguo dios-chacal de los muertos y el inframundo que vagaba por las tumbas al
borde del desierto. Era conocido también como "el de la tierra sagrada", la tierra de las necrópolis. En Abidos el dios-chacal era el Khentamenthes originario, Señor de los Occidentales, probablemente más antiguo aún que Osiris, y que luego se convertirá en el guía de los muertos a la búsqueda de Osirirs a través del inframundo. Un texto de la pirámide de Unas dice: "Unas está con los espíritus. ¡Avanza, Anubis, hasta el Amenti (el inframundo), adelante, adelante hacia Osiris¡". Anubis fue asimilado al relato de Osiris, donde se hace hijo de Nefthys y (según Plutarco) Osiris, quien en una noche oscura confundió a Nefthys con Isis, que posteriormente le adoptaría como hijo. La máscara del sacerdote embalsamador (imagen der.) evoca el evento originario, cuando Anubis, junto a Isis y Nefthys, encuentra y luego entierra los miembros troceados del cuerpo de Osiris, y luego los vigila. Pero ¿por qué el chacal?
Para los egipcios, los animales entre
los que vivían pertenecían a la eterna naturaleza de la creación y por ello manifestaban algún rasgo fundamental del Ser, una esencia común a todas las criaturas, el ser humano incluido. El chacal, como el perro y el lobo, es el animal que salva a la carne en putrefacción de salirse del ciclo vital, puesto que sabe cuándo es venenosa y cuándo no. Además, desgarra a sus víctimas, entierra sus trozos y vuelve a desenterrarlos en el lugar y momento preciso antes de que se descomponga, porque puede sopesar en su mente si se encuentra en un estado o en otro.
Por tales razones Anubis fue la deidad
elegida para presidir el proceso de momificación, un paso que era considerado necesario para la existencia de ultratumba. Este proceso incluía la estracción de las vísceras, su preservación en los cuatro vasos canópicos y el vendaje de la momia.
Los intestinos del difunto se ponían al
cuidado especial de Anubis, cuya imagen estaba pintada en el recipiente donde se depositaban, puesto que de forma análoga a lo que hace el chacal, separan lo que puede volver a la sangre vital y lo que no, digiriendo lo uno y excretando lo otro. Otro de los epítetos de Anubis era "el que preside la divina tienda", el lugar donde tenía lugar la momificación.
Por tanto, Anubis, el chacal, transforma l
a muerte en vida, igual que hacen el milano o el gavilán, la forma que adopta Isis para concebir de Osiris, aunque esté muerto. Extendiendo el simbolismo, Anubis lleva a cabo el pesaje del corazón en la Sala del juicio -ajustando las medidas y juzgando el resultado-, de nuevo por el hecho de que el chacal, al comer, puede diferenciar con precisión entre aquello que puede ser transformado y lo que no.

Escena del pesaje del corazón en la Sala del Juicio. A la izquierda Anubis pesando el corazón. En el contrapeso de la balanza se colocaba la pluma de la diosa Maat (la justicia el orden cósmico); ambos debían ser igual de ligeros para que el difunto fuera considerado de alma pura. De lo contrario Amitt (a la derecha), diosa con cabeza de cocodrilo y cuerpo mitad delantera de león y trasera de hipopótamo denominada "Devoradora de los Muertos", procederá a devorar al difunto, pereciendo por lo tanto definitivamente y perdiendo la posibilidad de ser inmortal.

En francés, la palabra para "pensar" es la mis
ma que para "pesar" -penser- (también en español, "pensar" remite etimológicamente a "pesar" (N. del T.)), y comúnmente recurrimos a metáforas del tipo "sopesar un asunto" para expresar la idea de distinguir lo verdadero de lo falso.
Cuando el embalsamiento está completo, Anubis le dice a Osiris:

Levántate y vive. Contempla tu nueva for
ma...
El corazón de
Anubis se alegra con el trabajo de sus manos.

LA CONCEPCIÓN DE HORUS

Sólo después de que el cuerpo de Osiris haya sido reunificado y reconstruido cabe imaginar la concepción de Horus. En su devoción hacia su marido, Isis actúa como espíritu, que le busca "sin respiro hasta encontrarle". El himno de la concepción de Horus continúa recordándola en su forma de ave "que da sombra con sus plumas y aire con sus alas..., que alivia el cansancio del fatigado, la que recibe sus semilla y da a luz a su heredero..." (inscripción en el templo de Hathor en Denderah) Llegamos de nuevo a la imagen central del renacimiento en el momento en que Isis toma la forma de un milano (o un gavilán), vuela sobre el cadaver de su esposo y batiendo las alas crea el aire -el aliento vital- para insuflarle vida. Mientras él aspira el aliento de Isis y va saliendo de la muerte, ella concibe de él un hijo que, a su debido tiempo, volverá a despertar a su padre por segunda vez del sueño de la muerte.

Isis, como un milano o gavilán, suspendida sobre Osiris, quien eleva un brazo como signo de despertar. Isis y Nefthys están arrodilladas a los extremos de las andas en forma de león. Anubis y Horus asisten con gesto auspiciatorio. Bajorrelieve de Denderah.


En un bajo relieve de Denderah (se refiere a otro, no al de la imagen superior), más de mil años posterior a la imagen original de Abidos, puede de nuevo apreciarse la naturaleza de la división dinámica de la cons
ciencia que poseían los egipcios, cuando Horus adquiere la forma de Wepwawet antes de iniciar la procesión. Aquí Isis, en forma de milano o gavilán, vuela sobre el cuerpo itifálico de Osiris. Las otras dos rapaces son Hathor y Nefthys. La diosa Isis permanece de pie junto al cabecero de las andas: "Isis, la grande, la madre del dios, la señora de Denderah que protege a su hermano". Un Horus adulto está erguido a los pies del féretro, las manos elevadas, llevando la cabeza de Heqet, la diosa-rana de los nacimientos. Horus podría fácilmente ser confundido con Heqet si no fuera por la inscripción geroglífica sobre la escena -"Horus, el vengador de su padre, hijo de Isis, eleva las manos sobre su progenitor"- y por la cola que le delata. Como ocurre con Wepwawet, debemos entender que la conscienca de Horus ha asumido la cualidad y el papel de la diosa de los nacimientos para darse a sí mismo la vida (En la imagen "Horus dando vida a Osiris"). Esta compleja imagen implica que el dios debe dar este paso para "saber qué hacer, saber cómo sentir". Una mente racional se preguntaría cómo es posible que Horus esté ahí si ni siquiera ha sido concebido todavía, pero estos desencuentros entre el pensamiento moderno y antiguo acerca de qué es lo que tiene sentido resultan en exceso lineales. En contraste con esto, el pensamineto egipcio es, por así decirlo, instintivamente arquetípico, de modo que la presencia de Horus en el mismo acto en que es concebido da a entender que siempre ha estado presente. Bajo las andas, y sujetándolas, aparecen un dios mono, dos diosas con forma de serpiente y Thoth, el de Palabras Poderosas, con cabeza de Ibis. El texto jeroglífico sobre el cuerpo reza: "Osiris-Khentamenti, el gran dios, señor de Abidos, el dios que descansa en Dendera". Bajo su nombre aparecen anotaciones acerca del material y tamaño de un objeto: "Madera de sicomor, recubierta de oro; las imágenes de los dioses son de oro; un brazo de altura". Nacimiento y renacimiento aparecen unificados en esta imagen: en ambos casos Osiris tiene que ser despertado, en primer lugar para que el niño Horus sea concebido, y luego para que, ya crecido, se imbuya del espíritu de Osiris durante su mutuo abrazo. El hecho de que Horus aparezca aquí ayudando a Osiris a hacerle nacer, lo cual hará posible más tarde el renacimiento de Osiris como Horus, es quizá otra forma de expresar el sentido del abrazo de los Kas. En los textos de las Pirámides se dice que el muerto "respira el aliento de Isis", y el alma-Ba -el alma de la persona individual- planea sobre el fallecido, como Isis, en forma de un ave fénix o Bennu (una de las primeras manifestaciones del dios Atum) como la fuerza o esencia vital de la que proceden.

El alma-Ba vuela sobre Osiris sosteniendo el shem, símbolo de la eternidad, entre unas aviformes Nefthys e Isis.


La Continua Creación
Hora duodécima (y final) del Libro de las Puertas, que ilustra el viaje del Sol a través del inframundo de la noche. Nun, dios de las aguas primigenias, aparece sosteniendo el barco del Sol por encima de las aguas del abismo, lo que trae su renacimiento al amanecer. El escarabajo pelotero Khepri, manifestación del Sol naciente, lleva el disco solar. Lo ayudan, a cada lado, Isis y Nefthys. La delgada figura negra que cuelga boca abajo para recibir el disco solar es la diosa Nut. Nut está a su vez sentada sobre los hombros de Osiris, el cual, colocado igualmente boca abajo, "rodea el Más Allá" con su cuerpo retorcido hacia atrás. Esta imagen de la Creación del Principio de los Tiempos también representa la salida del durmiente de su mundo de sueños, así como el "renacer de los dioses" y los difuntos bienaventurados de la oscuridad de la inconsciencia. Inscripción en el interior del sarcófago de Alabastro de Seti I. Londres, Sir John Soanes Museum.



Lecturas:

Jules Cashford, El mito de Osiris. Ediciones Atalanta 2009
El libro de los muertos de los antiguos egipcios. Desclée de Brouwer 2000

Entradas relacionadas:

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