Foto: Trencadís (cerámica fragmentada) en el Parc Güell de Barcelona

****************************************************

lunes, 17 de marzo de 2014

Locos


Arcano de El loco, Tarot de Carlos VI


"Se puede ser todo lo loco que se quiera con tal de reconocerlo."

 "Únicamente al público corresponde juzgarme; no obstante, si el amor propio no me ciega en exceso, me parece que al hacer el elogio de la locura no estaba yo loco por completo."

Erasmo de Roterdam, Elogio de la locura (1509)



Robert Klein expone en un interesante ensayo aspectos sobre el tratamiento dado a la figura del loco durante la Edad Media y el Renacimiento. Tendrá en cuenta su papel como personaje marginado socialmente (en su condición de alienado), sumándole su protagonismo (aquí como loco simulado) en festejos populares. Seguirá su trayectoria en obras literarias y artísticas surgidas de la cultura humanista con las que, desde una visión crítica e irónica, sus autores reflexionaron sobre la "locura" del mundo por la que tomar mayor conciencia de la realidad del ser humano.


 El tema del loco y la ironía humanista
(fragmentos)
por
Robert Klein


La imagen del loco, equívoca como tantos otros grandes símbolos y proyecciones colectivas, es en cualquier caso un instrumento de autocomprensión. Unas veces provoca risa porque representa un modelo reducido e inofensivo de una antihumanidad exorcizada; otras invita a la meditación socrática y se presenta ante los más lúcidos como un espejo de su verdadera naturaleza. En ambos casos -y en otros intermedios- esta figura de la indignitas hominis (indignidad del hombre), obsesiva para los contemporáneos de aquellos que habían hecho de la dignitas hominis (dignidad del hombre)  la piedra angular de su filosofía, ilustra y resume toda una antropología que tuvo una gran actualidad en el Renacimiento. (...)
Nuestro propósito será el de mostrar de qué manera asimila el tema del loco el humanismo, y el de evidenciar, entre la risa de la farsa y al ironía del lucianismo, una continuidad reveladora de los progresos de una manifestación bastante nueva de la conciencia de uno mismo.(...)
Giotto, El Loco (capilla scrovegni)
"Hacer el loco" es, según la explicación freudiana, la forma del gozo de la risa más usual. Ahora bien, parece que realmente el disfraz del "loco" medieval es, al menos parcialmente, una imitación del disfraz obligatorio de los alienados; el cetro de la locura proviene claramente de la cachiporra con la que  se armaba a los locos para que se defendieran contra los que pasaban y les tiraban piedras; el cráneo rapado, si bien recuerda al bufón de teatro o minus calvus de la antigüedad, está aún más directamente realcionado con el hábito muy extendido en la
Tarot de Andrea Mantegna
Europa cristiana (y todavía atestado por muchas locuciones en las lenguas modernas) de cortar el pelo al tonto del pueblo. Más adelante se añadieron al disfraz del loco voluntario atributos simbólicos o distintivos de la profesión: las orejas de burro, la bolsa en la cintura, la cresta del gallo (que sin embargo puede proceder también del gorro picudo o  apex de los mimos clásico); se insistió sobre todo en lo singular, en lo extraño: manchas desiguales, traje abigarrado, campanillas, vejiga de cerdo atada al cetro. Quiere decir que en  un principio el hombre que se vestía "de loco" parece haber reclamado siempre el derecho de "hacer el tonto" sin control, olvidando la lógica y las convivencias.
Las fiestas eclesiásticas de los locos, verdaderas saturnales del clero, suministran más ilustraciones de las necesarias en apoyo de nuestras tesis, especialmente en la Francia de los siglos XIII al XVI. Eran los días importante para los subdiáconos, que en esa ocasión ocupaban las sillas de sus superiores en los coros de las catedrales, elegían a su obispo, parodiaban el servicio divino desafinando en el canto y pronunciando sermones grotescos; se ponían máscaras animales, se paseaban desnudos o se disfrazaban de mujeres o de miembros de oficios infames; en ocasiones llegaban a introducir en la iglesia solemnemente un asno vestido de cura.

Fiesta de los locos

Ciertamente esas explosiones de "locura" eran bastante poco controladas o controlables. En todo caso fueron prohibidas en muchas ocasiones, desde la de París en 1212 hasta la del Concilio de Basilea en 1435, se extendió a toda Francia. Su declive se explica en parte por el hecho  de que lastendencias que las habían hecho nacer habían encontrado, especialmente en el siglo XV, otras expresiones y otras derivaciones: las farsas de teatro y los bailes y juegos de los hombres salvajes. (...)

Desde un punto de vista bastante externo, se ha hecho la distinción entre el loco estúpido y el loco sabio. En la práctica, esta clasificación no es siempre válida: cuando un loco grosero como Marcolfo contesta insolentemente a Salomón y provoca la risa, nos resulta difícil decir si nos reímos de Marcolfo o si nos reímos con él. Cada vez que el sentido común de un villano triunfa frente al saber de los doctores, la sal de la historia reside precisamente en el hecho de que el villano no es ni sabio ni irónico sino en que está completamente "loco". Salvo en el caso del "loco natural", es decir del alienado o del tonto, con quienes los reyes se divertían igual que con los enanos y monstruos, hay que reconocer, que, de alguna manera, la figura del loco tiene una ambivalencia constitucional: es a la vez estúpido y sabio, esclavo de sus instintos y espectador de su propia conducta. Así pues, si hay que clasificar a los personajes, no se tendrá en cuenta su grado de inteligencia, sino la dosificación de participación y distanciamiento que sitúa lo cómico de su hechos y gestos cada vez a una distancia diferente del mero desenfreno y de la mera ironía. (...)
El conocimiento de sí mismo , es decir, sobre todo el conocimiento de la condición humana como tal, era desde siempre para los humanistas, la tarea principal de los hombres. El arma espiritual del loco, la ironía que efectúa el distanciamiento, les servía a los moralistas de todo tipo precisamente para denunciar la locura o la ceguera que eran la condición normal de la vida del mundo. (...)

El Bosco, La nave de los locos (1503-1504)


La misma Muerte aparece, en algunas danzas macabras, vestida de loco; no solo cuando se lleva a un loco desesperado -lo cual está de acuerdo con la ley del género: la Muerte va vestida como aquel a quien rapta, es "su" muerte- sino también, a veces, cuando busca a un capellán (Danza macabra de la Biblioteca de Heidelberg, impresa hacia 1465) o una reina (Danza macabra de Holbein); el Triunfo de la Muerte de Brueghel la muestra vestida de loco en varias escenas episódicas. Una vez, siempre en Holbein, el loco sigue dócilmente y embelesado al esqueleto que viene a por él; ese ciego por excelencia, ni siquiera sabe dónde lo llevan.

 Hans Holbein Danza macabra (La dama noble) (1524)


Incluso sin que intervenga la Muerte, las imágenes del mundo "loco", tal y como nos las presentan los grandes ironistas del Renacimiento, son de un pesimismo a menudo atroz. (...)
Por lo general , a través de las grandes exhibiciones de locos y espejos universales a la manera medieval, es cómo se llega a la conclusión de que el mundo entero está "al revés" y loco. Ahí radica quizás una de las principales razones del éxito  de La nave de los locos. El propio Brant no insistió en una interpretación de su "nave" como imagen del mundo ; por ello es más notorio aún  que sus sucesores no se hayan  equivocado. La traducción francesa de Pierre Rivière (1497, tres años después de la edición alemana) añade en el capítulo I estos versos:

Soy un gran loco navegando 
sobre el mar profundo del mundo

 Xilografía en la edición de 1494 de La nave de los locos escrita por Sebastian Brant


Ya se trate de naves o de barcas, de trineos o, como en el Bosco, de un carro de heno, lo que importa ante todo es la idea de vehículo: "estamos embarcados". Según Brant, hemos salido hacia el país de Jauja, y perecemos todos antes de llegar a él. La única salvación es la sabiduría,que naturalmente el autor define en el último capítulo, como lucidez: el sabio se pregunta constantemente sobre lo que es y lo que hace, y no se cree nunca sabio (Brant da un buen ejemplo de ello al contarse con insistencia entre los locos). (...)

Dibujo a la pluma de Hans Holbein en el margen del ejemplar de Oswald Myconius de la edición de 1515 del Elogio de la locura de Erasmo de Roterdam
(Wikiquote)

En las psicomaquias de los pórticos de las catedrales, la virtud Prudencia debía ir acompañada de un vicio: fue una nueva ocasión de darle a Stultitia, la locura, un aspecto moral negativo. Las escenificaciones de locos como la Nave de Brant se transformaban fácilmente en catálogos de vicios; y era una diversión imaginarse tanto en los escritos sobre la locura como en los grabados y pinturas, "curaciones" de esa enfermedad por operaciones unas veces mágicas (exorcismos), simbólicas (destilación, cremación), otras sacadas de la triste práctica médica que debía durar hasta el siglo XIX: baño glacial y apaleamiento (la Narrenbeschwörung de Murner, 1512). La extracción de la "piedra de la locura", representada entre otros por el Bosco y Brueghel, participa en algo de las tres; para el artista, tenía la ventaja de ser en sí misma una locura y de situar el conjunto de la imagen en el plano icónico que le corresponde.

El Bosco, Extracción de la piedra de la locura (hacia 1490)


Sin embargo, la curación por excelencia de la locura se logra, hay que repetirlo, por el conocimiento de sí mismo; "me ignoro a mí mismo" dice, en el Elick de Brueghel el loco que se mira en un espejo. Espejos y lentes son desde Eulenspiegel* los atributos constantes del loco: en ocasiones los vende él mismo, cumpliendo su papel de ironista. El ciego aparece a menudo en compañía del loco, aunque sólo sea por lo que facilita la farsa, como en las historias de Eulenspiegel o de Gonella; el terrible amo de Lazarillo, tramposo y engañado, no necesita un segundo plano simbólico para imprimirse en nuestras memorias, pero los Ciegos de Brueghel representan claramente una imagen de la humanidad.

Pieter Brueghel el Viejo, Parábola de los ciegos (1568)


Lecturas:

Robert Klein, La forma y lo inteligible. (pags. 393-408) Taurus 1980

  
Entradas relacionadas:

El Carro de Heno y El Triunfo de la Muerte



(*) Eulenspiegel, personaje de la literatura popular alemana en un grabado de Konstantin Kalinovych. Prototipo del pícaro bromista, sabio "loco" de espíritu libre, su nombre literalmente quiere decir "Espejo de la lechuza", elementos iconográficos que lo caracterizan. Como es sabido, la susodicha ave se identifica con la sabiduría, pudiendo así entender que para adquirir ésta, es necesario primero conocerse a sí mismo, algo que pasa por saber ver los propios defectos. En el espejo dirigido hacia quien lo mira aparece un personaje con orejas de burro.

.
 

10 comentarios:

Fedora dijo...

Me resulta curiosa la unión entre locura y ceguera. ¿No sé dice que los locos suelen ser los más lúcidos en realidad?
También me gustaría saber si los bailes de locos pueden ser origen de los carnavales. No sé si digo una tontería muy grande. Si es así, simplemente llámame loca...:) Un abrazo!

Jan dijo...

Fedora, al parecer tanto los Carnavales como La Fiesta de los Locos referida en el artículo debieron inspirarse en las Saturnales de época romana, pero éstas ultimas heran tan solo propias del ámbito eclesiástico. También se celebraban en fechas distintas.

En cuanto a lo otro, el sentido de una metáfora puede variar según el contexto. Tal como dices en ocasiones el sabio es lúcido porque no queda cegado por lo ilusorio de la vida. Sin embargo aquí la "ceguera humana" adquiere un matiz negativo. La pintura de Brueghel "La parábola de los ciegos" lo ilustra perfectamente: una serie de ciegos (la humanidad)se siguen en fila unos detrás de otros. El "ignorante" que dirige la procesión ha caído, los demás en su ceguera se irán tropezando para acabar todos en el suelo. Puede parece muy actual ¿no crees?

Y por supuesto que te llamo loca, pero también dentro del contexto de la entrada, en sentido elogioso tal cual expuso genialmente Erasmo de Roterdam en su "Elogio de la locura". Aquí el loco vería las cosas con más claridad que los supuestamente cuerdos.

Abrazos locos!

Garriga dijo...

yo sòlo sé que la locura tiene buena prensa, pero cuando te toca de cerca, es dolorosísima.

Jan dijo...

Por supuesto Garriga, las enfermedades mentales son terribles, para quien las padece y para las personas del entorno.
La "buena prensa" desde la que se plantea aquí la cuestión es la del loco sabio o lúcido, así como la "locura humana" como metáfora tan utilizada por los humanistas del Renacimiento.
No era mi intención abordar el tema desde la perspectiva que apuntas.

Gracias por comentar

Anónimo dijo...

Inquietante el vello púbico de Arcano..

M.A.O dijo...

La locura nos pone frente a nuestra propia y azarosa existencia. ¿Quién es quién? ¿Quién está a salvo de...?Nos muestra la multifacética condición humana, la ilusoria línea entre cordura y locura, la verdad crudamente manifiesta, frente a frente con el límite, un paso antes del estallido, una frágil cornisa que nos tiene como huéspedes tangenciales. Me ha agradado el abordaje querido Jan.
Moltes gràcies! Petons!

Jan dijo...

Mabel, pensaba en la necesidad de rebasar ese límite de la cordura a una locura temporal simulada que se manifiesta en tradicionales festejos populares propios de las sociedades "civilizadas" para evitar males mayores. Se diría que hay algo de terapia de grupo en transgredir las normas establecidas y las conductas personales impuestas. También parece saludable cometer alguna "boixeria" de vez en cuando con la que salir de la rutina, de evadirnos.
Desde el punto de vista del loco, tal como lo abordaban algunos humanistas del Renacimiento, podemos tomar -desde la sabia ironía-, una mayor conciencia de nosotros mismos. Y es que tomarnos demasiado en serio puede provocar contraindicaciones.

Molts petons !

Jan dijo...

jordim, curioso que prestes atención a ese detalle

Baruk dijo...

A veces soy estúpida y otras sabia...ergo,...ESTOY LOCA!

Me ha gustado mucho el tema y la última foto, vibrante!!

Tons
*

Jan dijo...

Supongo que te refieres a la imagen final donde aparece Eulenspiegel. Interesante personaje ¿verdad Baruk?
En su espejo nos vemos todos retratados ;-)

Abraçada