Foto: Trencadís (cerámica fragmentada) en el Parc Güell de Barcelona

****************************************************

lunes, 25 de mayo de 2015

Tommy

Roger Daltrey como protagonista del film "Tommy" de Ken Rusell (1975)


"Estoy al pie de una montaña
y la derrumbo
con el canto de la mano,
y recojo todos sus pedazos,
y me construyo una isla,
y hasta es posible que junte
un poco de arena,
porque soy hijo del vudú".

Jimi Hendrix, Voodoo child 


La adaptación cinematográfica homónima de la ópera-rock "Tommy" estrenada en 1975, fue motivo de un análisis crítico y de investigación por el historiador del arte Federico Revilla. En su ensayo hizo un detenido seguimiento de la iconografía y simbología religiosa ("bizarramente" expuesta se podría decir) presente en el largometraje. La producción inglesa fue dirigida por Ken Rusell, y en su reparto aparecen estrellas de la música popular tan conocidas como Roger Daltrey lider de The Who, Tina Turner, Eric Clapton, Elthon John y los actores Jack Nicholson, Oliver Reed y Ann Margret. Pasó más desapercibida (al menos en España) que otras producciones musicales del estilo de aquella época como Jesucristo Superstar o Hair, pero contiene una serie de elementos que se hace interesante y divertido revisarlos pasados 40 años.



Iconografía y simbología religiosa en "Tommy"
(frgamentos)
por
Federico Revilla


Se repite con demasiada frecuencia que el mundo actual y particularmente los sectores juveniles están reñidos con lo que fue una tradición religiosa, arrinconada ya por la generación de sus padres. Este lugar común debe ser sometido a revisión. Por el momento vamos a presentar un ejemplo de cultura juvenil donde se registra todo lo contrario: a saber, una sobreabundancia de iconografía y simbología religiosa, adaptadas -con frecuencia mal- a las aspiraciones y las inquietudes de la juventud rockera.
Se trata de "Tommy".  Su origen como ópera rock entraña todas las motivaciones de este movimiento: rebelión juvenil, violento desacuerdo respecto de la sociedad contemporánea, pugna para aniqulilarla, etc... Pero la historia que se tramó para servir estos fines recae continuamente en añejos temas e incluso en numerosas formas religiosas descontextualizadas. A fin de cuentas, "Tommy" no es sino un abigarrado -también sugestivo- zurcido de préstamos religiosos, sacudidos por el frenesí rockero.
La abundancia de estos contenidos es tal en su versión fílmica que poco metraje queda libre de uno a otro. Ello obliga a lo que en otro caso -en cualquier otro caso- debiera evitarse: un seguimiento del guión.(...)

UN ARRANQUE PSICOLOGISTA

Tommy de niño
Se inicia "Tommy" con un tópico episodio psicologista: un caso de bloqueo total como autodefensa contra la agresión de una impresión traumática. El pequeño Tommy ha asistido al asesinato de su padre -un regresado de la guerra a quien se había dado por muerto-, tras haber hallado en la cama a su madre con el nuevo esposo de ésta. Las consecuencias futuras son verbalizadas -porque a menudo los guionistas consideran ignorante al público- mediante unas reiteradas admoniciones al pobre niño: "Tú no has visto nada. No has oído nada. No dirás nada".
Así será, el niño queda ciego, sordo y mudo. Crecerá en un patético aislamiento respecto del entorno. Se retoza, se bromea y se disfruta junto a él, pero Tommy permanece ajeno. Aparece aquí el primer simbolismo deliberado buscado: la "pureza e inocencia de Tommy" -es la terminología que se empleó en el lanzamiento publicitario- motivadas, a la vez que simbolizadas, por su condición ajena al mundo corrompido.

Tommy de adolescente

El niño y el adolescente "ajeno" encarna, en medida demasiado literal el ideal evangélico de "Estar en el mundo sin estar en el mundo" (Jn. 17, 14-19). Su triple minusvalía expresa, en negativo, su distanciamiento: en cuanto a ciego, no ve la realidad, supuesta como mala. Hay una corriente muy antigua, en positivo, que valora la superioridad de espíritu del ciego, como el mortal capaz de ver lo que no ven los demás (puesto que, a la inversa, él no ve lo inmediato que ven todos); v. gr. Tiresias, el prototipo del adivino ciego. Pero esta aceptación es desarrollada en "Tommy". En cuanto sordo, no percibe las necedades ni las vilezas usuales. En cuanto mudo, no participa en aquel galimatías oral. Su vida se desarrolla exclusivamente "hacia adentro", a falta de todo contacto exterior. Lo cual se resume en que está limpio. No es la suya una virtud activa, sino una pureza por evitación no responsable de las culpas que ensucian la sociedad.
Los adultos, como es natural, consideran una desgracia la condición de Tommy y realizarán una serie de intentos sucesivos para curarle: desde la consulta a un especialista prestigioso hasta el recurso taumatúrgico (en la imagen derecha Jack Nicholson interpretando al médico especialista). Con este motivo, la producción enfila las primeras secuencias de préstamo religioso.

UN CURIOSO LOURDES ERÓTICO

La primera secuencia se ubica en el templo de una secta que adora a Marilyn Monroe: innegable ídolo de nuestro tiempo. (...)
Marilyn aparece, primero, en una enorme foto, tendida, a modo de telón de fondo, para la actuación de un grupo musical. Nada nuevo en la utilización de la música para fines litúrgicos. Seguidamente avanza una procesión sobre la que reina, en andas, la imagen de la propia Marilyn: con las faldas al viento, luciendo los muslos -que había sido intensa provocación erótica en su tiempo-, según el famoso fotograma de "La tentación vive en el piso de arriba", cuando la protagonista se sitúa sobre una rejilla de ventilacion del metro y la corriente de aire  procedente del suelo hace revolver sus faldas, amplias y en forma de corola según la moda del momento. (...)

 El guitarrista Eric Clapton encabezando la procesión

Una muchedumbre de menesterososo, enfermos y lisiados se agolpa en demanda del milagro. Los fieles cantan: "Tiene el poder de curaros. No lo dudéis". En el ritual que sigue, hay una contrahechura de la comunión, puesto que se da a los fieles algo que comer y que beber, acompañándose de la mostración de una especie de relicario estrellado con el rostro de Marilyn.


Actúan como oficiantes unas mujeres maquilladas, exageradamente, al estilo de la propia Marilyn: sus dobles, continuadoras o acaso sacerdotisas.
Por último, la gente desfila para besar los pies de la imagen. Ahora bien, el plano donde estos se apoyan es un espejo, de manera que al inclinarse para la acción reverente, disfrutan muy de cerca la visión de las nalgas, apenas cubiertas por la braguita, de la espléndida fémina esculturada. Algunos fieles manosean la imagen, como han hecho durante tanto tiempo ciertas beatas con las imágenes de los templos católicos. Pero en este caso la implicación erótica es expresa. Como quiera, se pretende recibir por contacto algo del bien o del poder que se supone contenido -y además comunicable- en la imagen venerada.

 La realidad supera a la ficción. Una Marilyn de tamaño colosal se erigió posteriormente en Chicago quizás inspirada en la película.


¿Aguna intención en esta mezcolanza? La fealdad y la miseria, contrapuesta a la belleza sensual de la supuesta diosa. Esos fieles acuden a ella en busca de lo que les falta. ¿Se ha querido expresar la peor de las carencias en términos estéticos, en cuyo caso acuden a la arquetípica mujer bella como dadora de bien, éstos es, la curación de sus lacras? Acaso se pretendiera ir más lejos, explotando la intensa carga sensual que poseyó Marilyn Monroe desde sus pimeras aparición estelar -y ha conservado, notablemente, muchos años después de su desaparición-: la curación, o en su caso la liberación de los males, se correlacionaría entonces con la gratificación sexual. Ello habría implicado la exaltación del sexo como culminación atropológica. El sexo como acceso al sumo bien. Panacea. Más aún: plenitud salvadora. (...)

¿PROSTITUTA, SACERDOTISA, MAESTRA INICIÁTICA?

 Tina Turner en el papel de "Reina del Ácido"

Tommy es entregado en manos de una inquietante mujer, que recibe el nombre de "Reina del Ácido". Es expresa pues, la referencia a las drogas. Además, sus rasgos parecen sugerir su condición de meretriz.
La indefensión del muchacho aumenta la angustia por los manejos a que le somete, encerrándole en una especie de robot. Este es abierto sucesivamente y Tommy aparece cada vez con una diferente apariencia, sujeto pasivo siempre. La primera vez, Tommy es una réplica de la iconografía cristiana de San Sebastián. Seguidamente, se asemejará a Jesús en la pasión: maltrecho, herido y coronado, aunque no de espinas (ver imagen de cabecera). Por último, aparecerá reducido a esqueleto roído por varias serpientes que ondulan sobre sus huesos: una estremecedora "Vanitas", que en cuanto animada sobrepuja a las más tétricas invenciones de Valdés Leal y otros pintores del XVII.



Consumada la última de estas transfiguraciones, se abre de nuevo el cuerpo del robot y Tommy se desploma inerte en el suelo. La "Reina del Ácido" se deja caer en la cama, acariciando una jeringuilla.
La secuencia presenta un neto sabor iniciático. El posterior destino de Tommy confirmará esta interpretación. Tommy ha sido sometido a una serie de pruebas cruentas, de las que resulta físicamente destrozado. En los contextos iniciáticos estudiados por Mircea Eliade es frecuente que se castigue así el componente somático para liberar el espíritu, las capacidades superiores del individuo, su disponibilidad para la comunicación con el más allá, etc. La última visión de Tommy como esqueleto coincide con datos importantes en el chamanismo de los yakutos, los manchúes y otros pueblos. "El esqueleto presenta, en el indumento del chamán, el drama de la iniciación, resumido y actualizado; ésto es, el drama de la muerte y la resurrección". (Mircea Eliade "El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis") (...)
No cabe duda que la secuencia descrita en "Tommy", corresponde a una etapa importante de un proceso iniciático. Las fases anteriores habían sido de sufrimiento creciente, para cuya evidencia se hecha mano de la iconografía cristiana. Aquí no se adoctrina ni se exhorta: simplemente, se muestra un proceso de purificación mediante le dolor y la aniquilación, aprovechando para ello, sin exceso de discernimiento, las imágenes que parecen más impresionantes.
Junto a las formas visibles, procedentes de la ascética cristiana, se plantea el papel que en aquel proceso desempeñan las drogas y el sexo. Ni la una ni el otro son ajenos, por su parte, a muy diversos rituales iniciáticos, bien conocidos por los especialistas. Lo novedoso aquí es su combinación con elementos antagónicos, así como su subordinación a la música rock. No propiamente la coexistencia con ella, pues las músicas contribuyen al trance en las celebraciones de muchos pueblos naturales.

TOMMY, MALTRATADO

El ambiente irreal, propio de pesadilla, de la anterior secuencia va a contrastar con la escenografía de la siguiente. Pero, en el fondo, se trata de una nueva etapa en el proceso iniciático, durante la que Tommy va a sufrir de otro modo, a manos de sus parientes.
En efecto, el muchacho es entregado a Kevin y Ernie, se ensañan con él brutalmente, aprovechándose de su bondad y su invalidez. Es la suya una auténtica pasión, en cuyo transcurso no se le ahorra ninguna clase de golpes ni humillaciones.


Incluso parece ser víctima de sodomización por parte de Ernie. Después de cada uno de estos episodios, el espejo aumenta el número de imágenes de Tommy: tres cuando al fin se libera de Ernie. ¿Sugerencia de un reforzamiento de su personalidad a través de semejantes sevicias?
La noción de la "víctima inocente", es el ser bueno que concita sobre sí la furia maligna de quienes nada tienen que vengar en él, resulta diáfana a lo largo de todas esas violencias. Lo cierto es que, una vez finalizadas, el protagonista va a hallarse a sí mismo: las experiencias crueles dejan paso a otras experiencias que, por el contrario, habrán de ser satisfactorias para él. Se verifiaca, pues, un tránsito: cuyo es el sentido de todas las iniciacinones. Tommy deja de ser el adolescente inerme, pasivo y baquetado, para convertirse en alguien con iniciativa propia, unas capacidades sobresalientes y, a fin de cuentas, un éxito resonante.


TOMMY, TRIUNFADOR

La ocasión va a ser para Tommy una máquina de "flipper" (pinball): El sentido del tacto le bastará para manejarla. Ante la máquina de colorines -que él no ve-, sin embargo, ya no es minusválido. Todo lo contrario: gana, gana siempre. Se revela un jugador consumado. Llama la atención, comienza a circular la voz de que hay un muchacho invencible. Y así es: derrota a cuantos se enfrentan con él.

 Elton Jhon en primer plano protagonizando al adversario de Tommy en un campeonato de pinball

Entusiasmo. Aclamaciones. Fotógrafos. Concurso. Tommy es proclamado "Señor del Pinball". Es irresistible. Apoteosis, dinero... mucho dinero.
El realizador no atiende al aspecto patético de esta cadena de triunfos: porque los zarandeos a que le someten las turbas de sus "fans" pueden ser, para un individuo en sus condiciones, no menos  traumáticos que algunos tormentos anteriores.



Tommy es llevado en volandas, palmeado y agitado como un pelele. Pero él parece feliz. Ha conectado con el mundo exterior y recibe de este algo que él puede descodificar -¿cómo?- en cuanto favorable. Comienza una nueva vida, cuando ya no es objeto de lástima, sino de admiración. (...)

LA MADRE Y SUS SUEÑOS DE CODICIA

Sigue una de las secuencias más crudas y al propio tiempo simbólicamente más claras. El triunfo de Tommy depara la opulencia para los suyos. Vemos a su madre en un sofisticadísimo ambiente, acariciando proyectos fabulosos. Tonos claros, cojines, cristales. Blandura y comodidad. De pronto, un chorro de fango la ensucia de pies a cabeza. El chorreo cesa, todo lo cubre. La mujer se retuerce dramáticamente, intentando en vano escapar de la inmundicia: porque presumiblemente no es sólo fango, sino heces líquidas en cantidad inagotable. Queda embadurnada, literalmente rebozada en esa materia repugnante, sin un solo palmo de suelo, pared o cortina limpios donde refugiarse. (...)


El asco que causa en el espectador esta secuencia se traslada a la actitud codiciosa de la mujer que ha sido humillada. Giovanni Papini había escrito que el dinero es el excremento del demonio. Pues bien, aquí tenemos dicha noción plasmada con la mayor eficacia cinematográfica. (...)
Según el argumento de "Tommy", la culpa de la madre sería la codicia, en cuyo benficio ha instrumentalizado a su hijo. Una culpa doble, tanto en uno como en otro aspecto despreciable. La coherencia del guión no se puede rebatir. Su valor como denuncia, quizá. ¿De verdad podemos defender a todos los padres, indiscriminadamente, contra la acusación de ultilizar a sus hijos, sea sutil, sea descaradamente, en provecho de su egoísmo?

LA LIBERACIÓN DE TOMMY

Como consecuencia de la tensión anterior, la madre de Tommy, en un rapto de cólera, arroja a su hijo contra el espejo. Este se rompe y el muchacho va a caer en una piscina: momento en que súbitamente queda liberado de sus minusvalías (recobra la vista, el oído y el habla). No es propiamente un milagro, puesto que falta precisamente en esta ocasión cualquier referencia para-religiosa. Pero simbólicamente aceptable: el agua ha sido entendida siempre como regeneradora, en los más amplios aspectos, desde el origen de la vida en cuanto tal a la curción particular de ésta o aquella dolencia (fuentes milagrosas, piscina probática en Jerusalén, Lourdes, etc.).


Cuando regresa junto a su madre, Tommy se dedica a arrancarle una por una todas las joyas que luce, para arrojarlas al mar: expresa exigencia de desprendimiento y de pobreza, que refuerza el significado de la secuencia anterior. Seguidamente, la toma de la mano y la introduce a ella misma en el mar: remedo o contrahechura de un bautismo. Rito de limpieza y de renovación. En adelante, esta mujer, privada de sus riquezas y "lavada" por las aguas, tiene que ser "otra".

EL APOGEO DE TOMMY

Tras estos hechos, Tommy se encuentra ya en condiciones, con pleno dominio de sí, para explorar las posibilidades que su popularidad había puesto a su alcance. Se convierte en una especie de líder religioso-musical, con rasgos mesiánicos aislados. No es fácil deslindar hasta dónde llega su prestigio como jugador de "flipper", cómo actúa su música sobre los espíritus y qué elementos religiosos se comunican mediante una personalidad así definida.
Tras una escena de suma violencia entre bandas enemigas, aparece Tommy en vuelo libre en una cometa. Los contendientes alzan a él sus miradas y deponen su actitud. Tommy pacifica con su presencia a los energúmenos que se pelean. (...)
Hasta aquí, están claros la superioridad de Tommy, reconocida entusiásticamente por las muchedumbres; su influencia benéfica, especialmente pacificadora; y su acción proselitista: Tommy llama y las gentes le siguen.


No está, en cambio, nada claro a qué o para qué llama Tommy, exceptuadas las alusiones -que no pueden ser cardinales- a unos datos de felicidad estrictamente material y pasajera. El argumento se resiente en este punto de su indefinición doctrinal. Parece que la introducción en la secta consiste en revivir el proceso seguido por el propio Tommy una imitación de su líder. Pero esta imitación queda en algo tan banal como jugar al "flipper" con ojos y oídos tapados. ¿Un abandono al azar? ¿Una búsqueda de la "pureza por marginación" que había preservado a Tommy durante su infancia? Como quiera, carece de consecuencias o de eficacias sociales.

EL DESASTRE Y LA RECUPERACIÓN

Valoradas altamente la receptividad de las masas y sus ansias de seguimiento a un lider, a continuación fallan, por tanto, los contenidos. Quizá resulte así una parábola pretendida sobre el destino de la propia genreación rockera, que tan fácilmente se ha entregado a unos u otros... para experimentar luego la amargura de la decepción. No se disimula ésta en "Tommy". Ni sus causas. Alrededor del líder se ha entretejido una espesa trama comercial, muy norteamericana. Se trafica con todo. Colosales ganancias. (...)
Los seguidores de Tommy se sublevan finalmente contra la comercialización de que ha sido objeto su ídolo y cuanto a él se refiere. Golpean, rompen, destruyen, matan. Nada permanecerá en pie del gran tinglado de la secta. Ruinas y cadáveres. Tommy queda completamente solo. Vuelve al agua y seguidamente escala una montaña: doble simbolismo coincidente (nueva purificación y a continuación ascesis, esfuerzo para subir, colocándose por encima de las mezquindades y, a fin de cuentas, aproximándose a lo sagrado, que siempre se ha concebido como lo Alto). El sol amaneciendo (otro simbolo de renacimiento) realza su silueta con los brazos en cruz.



La música, por supuesto, desborda esta apoteosis. Tommy, recuperada su libertad, está más próximo que nunca a lo inefable. Luz y música pueden sugerir esta vivencia mejor que ningún otro lenguaje.


LA REFLEXIÓN "A POSTERIORI"

"Tommy" ha sido una catarata musical y visual, capaz de encandilar al público. Estudiada precisamente para eso. (...)
Y bien, ¿qué queda después de tan brillante catarata?. Cuando nos interrogamos acerca del sentido global que puede asumir "Tommy", se advierte ante todo la inconexión o yuxtaposición de los abundante contenidos simbólico-religioso que ha ido exponiendo. Falta un eje vertebrador, el vínculo que unifique y dote de sentido aquella rutilante sucesión. Resultan diversas piezas sueltas, cada una con su valor propio -que hemos ido señalando-, pero que no han sido integradas un una unidad superior: una propuesta ética religiosa concreta, un ideal que adoptar, un objetivo que alcanzar. (...)
Pudiera verbalizarse "Tommy es exaltado por fin". Pero, ¿ en virtud de qué? ¿Ha hecho él algo para obtener  el triunfo definitivo? Más bien lo hemos visto como juguete de los ávidos mercachifles que se enriquecen con su secta. ¿En qué consiste su exaltación? ¿Qué ha obtenido Tommy a través de su agitada andadura? ¿Ha sufrido para algo o ha sido una víctima forzosa? ¿A qué tipo de culminación invita, al término de la proyección, después de haber invitado a aquella frágil felicidad que él mismo experimenta destrozada? (...)
Si alguna intencionalidad profunda animó a los autores, ésta se ha desvanecido en medio de la barahúnda de citas, alusiones, imágenes y sonidos con que ellos mismos se aturdieron. Queda un sugestivo "collage" para-religioso o post-religioso. Pero ésta ha sido asumido por el público. Ha dado en la diana. En la respuesta del público podemos hallar una justificación sociológica que "Tommy", en sí misma, doctrinalmente no posee.

LOS ANHELOS DE LA GENERACIÓN ROCKERA

En resumen, "Tommy" no propone: expone. No conduce: radiografía. Si es cierto que en la obra original hubo influencias de Meher Baba, el gurú de Perter Townshend, el sincretismo hindú pudiera reconocerse -tan sólo- en la indiferencia acomodaticia con que se recurre a otras tradiciones religiosas para no quedarse finalmente en ninguna. Pero el valor de "Tommy" reside en la fidelidad con que responde a los anhelos de la juventud rockera. De ahí que la identificación fuese inmediata, consecuencia en el éxito consumístico. (...)

CALLEJÓN SIN SALIDA

Eso es todo. Lo más dramático de esta situación consiste en que no se le ve salida. Bullen, danzan, ensordecen... en el fondo de un callejón sin salida. No se les ofrecen horizontes, ni ellos los encuentran. Podría ser una explicación más de la crispación de algunos subgrupos rokeros. La coyuntura socioeconómica, lejos de abrir perspectiva -aunque sólo materiales- a la juventud, no hace sino cerrárselas más todavía. Su experiencia de asfixia tendrá que hacerse cada vez más desesperada y la reacción más violenta. ¿Quién se anima a predicarles que se tumben a dormir plácidamente sobre la nada (paro, marginación, embustes electorales de los políticos)? Frente a la realidad presente, el último plano de "Tommy", con su canto de triunfo y esperanza no fundamentados, parece tan dulzonamente engañoso como el "final feliz" de la más bobita cinematografía conformista. Los poderosos, una vez más, han manipulado lo más auténtico de la juventud para tenerla satisfecha un rato. Y que compre muchos discos.
Que compre, que compre...



Película completa con subtítulos en español AQUÍ

Escenas de Altered States, otra película de Ken Rusell de 1980 donde también hace uso de la iconografía religiosa  AQUÍ


Lecturas:

Federico Revilla, Iconografía y simbología religiosa en "Tomy", artículo publicado en  Cuadernos de arte e iconografía / Tomo V-9 (1992)


Entrada relacionadas:

Publicidad y trivialización de la imágenes religiosas


.

8 comentarios:

Moisés dijo...

No la he visto, pero parece interesante (me encanta cuando se hacen análisis profundos sobre productos "pop" como una película). Me la apunto. Te recomiendo en esta misma línea Hedwig and the angry inch. Merece mucho la pena.

Un abrazo.

Jan dijo...

Hola Moisés, comparto contigo el interés por los análisis que nos puedan ampliar la visión de las expresiones artísticas (como seguro habrás comprovado en este blog), y cómo no, entre ellas las del cine.
Te confieso que desconocía "Tommy" hasta que recientemente decubrí este texto. Igualmente desconozco esa otra película a la que te refieres. Le echaré un vistazo, seguro que también es motivo para un análisis interesante.

Abrazos.

Unknown dijo...

A Tomy la observo como una metáfora de perdida. Una perdida de la mente colectiva o inconsciente colectivo en favor de una mente finita o auto_conciencia yoica sorda y ciega, encerrada en si misma.

El producto del artista como canal para la expresión de la mente colectiva, siempre sera usada por la auto conciencia yoica que huele su necesidad, por que solo el arte cura, derriba los muros y permite respirar nuestra verdadera mente.

The Wall de Pink Floid esta mejor estructurada que Tomy, o quizás mas actualizada y no dependiente de estados de conciencia lisergicos ya pasados de mode.

Jan dijo...

Los estragos neuronales causados por la apología lisérgica de aquella época todavía en nuestros días se hacen notar.
The Wall, otro producto comercial dirigido al consumo discográfico. ¿Cómo no iba a apuntarse también Pink Floid a multiplicar sus ventas igual que años atrás hizo The Who?
Comprad, comprad, malditos...

Unknown dijo...

The Wall no es un producto comercial, es una obra maestra en su Génesis, arte musical solo al alcance de enormes artistas. Lo que tú denominas producto es su distribución donde la responsabilidad última recae en el comprador, en tanto el precio pagado carece de importancia frente a su valor. Solo faltaría no poder usar al sistema capitalista con sus miserias de codicia si mi corazón con ello puede danzar, evolutivamente hablando, lo inteligente siempre es la capacidad de adaptación al medio donde el corazón pueda explayarse.

Yo por El hasta me monto en una Mula.

Y después si gustan que me den discursos morales…………

Baruk dijo...

Hola Jan, no habia visto nunca esta película, me alegra que hayas hecho una entrada sobre ella, he aprendido otra cosa interesante que no sabia.

Un abrazo

Jan dijo...

Hola Baruk, es muy curiosa la filmografía del director de la película Ken Rusell. Por ella se puede descubrir su atracción por el arte y la religión. Entre sus primeros documentales para la BBC realizó uno sobre Antoni Gaudí centrándose sobretodo en el simbolismo de la sagrada famila.

Una abraçada

Baruk dijo...

Jolin!,

Siempre me dejas anonadada, mira que en saps, eh!