Foto: Trencadís (cerámica fragmentada) en el Parc Güell de Barcelona

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miércoles, 16 de marzo de 2016

Rosas para los cerdos


Pieter Brueghel el Viejo, detalle de Los proverbios flamencos (1559)



"Perdone el ser humano, que le he de comparar al puerco, pues es animal que cuando está comiendo, está murmurando o gruñendo, y hasta que muere no hay sosiego ni quietud en la casa que habitan, y muriendo dan buenos días."

Francisco Santos, Día y noche de Madrid (1663)



Emblemas Morales (1610) de Sebastián de Cobarrubias, es considerada la obra más significativa de toda la literatura emblemática producida en España. En ella se reunen 300 emblemas dirigidos a inculcar valores morales a través de expresiones, dichos, frases o poemas ayudados por el poder didáctico de la imagen para ser asimilados a modo de proverbios. Juan de Dios Hernández Miñano de la Universidad de Estremadura, realiza un trabajo exaustivo sobre cada uno de los emblemas rastreando sus antecedentes iconográficos y literarios. El dedicado al emblema 48 de la primera centuria que aparece con el mote griego YS ΔIAPOΔΩN (un cerdo entre rosas), estaría relacionado con esos dichos que todavía hoy oímos como "no está hecha la miel para la boca del cerdo", o "es como echar rosas (o maragaritas) a los cerdos", advirtiéndonos sobre el sinsentido de ofrecer algo valioso a quien no está capacitado para apreciarlo ni es merecedor de recibirlo. Mensaje moral que en diferentes emblemas y obras artísticas de épocas pasadas sería un motivo dirigido a promover la virtud y las buenas costumbres, pero en este caso su autor le añade connotaciones críticas al funcionamiento de la Corte española que conoció durante una época de su vida.

Sebastian de Covarrubias, Emblemas Morales

En su pictura se muestra un cerdo agazapado sobre un lecho de rosas, el epigrama en verso que la acompaña dice:

Cual estaría un puerco encenagado
en una cama de purpúreas rosas
de damas y doncellas rodeado
por su regalo y gusto, cuidadosas;
tal es el necio, cuando entronizado
en las supremas sillas poderosas
le sirve el noble, el sabio, el virtuoso,
porque para vivir les es forzoso.

El mensaje de Cobarrubias es que el cerdo tumbado entre las rosas, sería como el inepto o ignorante que por determinadas circunstancias alcanza puestos de poder, disfrutando de una vida regalada de lujo y teniendo bajo sus órdenes a personas más capaces y virtuosas que él. En ello vemos una crítica a la Corte española en tiempos de profunda crisis, especialmente favorable al surgimiento de personajes incapaces de asumir eficázmente cargos de alta responsabilidad.

Veamos a continuación el análisis iconográfico de Hernández de Miñano dedicado a este emblema.



Juan de Dios Hernández Miñano (Universidad de Extremadura), análisis del emblema I, 48 de los Emblemas Morales de Sebastián de Covarrubias.



Para Herodoto el cerdo es un animal impuro hasta el punto de que los egipcios no lo consideraban digno de ser dado en ofrenda a los dioses. Señalan Plinio y San Isidoro que son animales inmundos, y se les llama puercos en el sentido de que son sucios: se revuelcan en el fango, se sumergen en el lodo y se recubren de cieno. Así, dice Horacio: Y la cerda,amiga del lodo. Varrón, por su parte, afirma que son poco dóciles y muy torpes e ignorantes, dando con ello al adagio griego: Con Minerva, la diosa de las ciencias, quiere tener el cerdo competencias. También Claudio Eliano sostiene que el cerdo es un animal de mala condición sin moderación ni respeto. Del mismo modo, en el Antiguo Testamento se le tiene por despreciable e impuro.

Historia Plantarum, Lombardía, 1395-1400.
 Roma, Biblioteca Casanatense, Ms. 459, fol. 250r


El escritor romano Lucrecio, al confrontar al hombre con el cerdo, dice que, si bien al primero el buen perfume de las flores le resulta reconfortante, incluso parece que le devuelve la vida, para el cerdo resulta detestable, prefiriendo siempre revolcarse en la inmundicia. Plinio, según la traducción de Gerónimo de Huerta del siglo XVII, precisa el caracter del animal, completamente alejado de la vida virtuosa:

Los egipcios, para significar a un hombre ajeno a las buenas costumbres, pintaban a un puerco encenagado y sucio, pisando flores y rosas, las cuales en las Escrituras Sagradas significan  la sinceridad y pureza de las costumbres y vida, de quien el malo es contrario, como lo es el puerco del buen olor y la limpieza; y así por la misma razón llamó David a Bucodonosor puerco montés, o como otros declaran, a Salmanasar, por ser sucios en sus costumbres y vida; y a los hebreos les fue prohibido el comer carne de puercos, por ser animales inmundos (...). El más sucio de los animales, porque todo su gusto es andar entre estiercol y hediondo cieno (...)

En los bestiarios medievales, asimismo, se mantiene esta negativa visión del cerdo. En el Libro de las utilidades de los animales de El Escorial, se dice que el cerdo busca el basurero ansiosamente. En este sentido, en algún aforismo medieval se lee: Más goza el cerdo en el cieno que en el agua clara. En el siglo XV se descubre los Hieroglyphica de Horapolo, de tanta importancia en la erudición moderna, y en ellos se recoge que los egipcios representaban al hombre depravado por medio de un cerdo. En el siglo XVI, Piero Valeriano simboliza con un cerdo su jeroglífico: A bouis moribus aliennus, queriendo indicar que hablar con razonamiento a un necio es como echar rosas a los cerdos. El erudito italiano acompaña el texto con un grabado donde aparece un cerdo sobre un suelo de rosas.

Piero Valeriano Hieroglyphica

Por su parte, Ripa ve en el cerdo la figura del hombre depravado, al personificar el "Desprecio de la virtud":

Acostumbran los egipcios, cuando representana un hombre de malas costumbres, pintar un cerdo pisando algunas rosas.

También Erasmo de Rotterdam en su Adagio: Nada tienen en común los cerdos y el perfume, critica a los hombres que viven en la vileza de costumbres de desenfreno.
En las Sagradas Escritura, cuando se habla de las rosas y otras sustancias aromáticas, se pretende simbolizar unas costumbres sanas y una vida sencilla. Así, dice la esposa en el Cantar de los cantares que el olor de su Esposo, es decir, el hombre vistuoso, era como el aroma de un campo todo lleno de flores. En este sentido, San Agustín señala que la virtud es la perfecta razón del hombre que se ejercita entendiendo a Dios y disfrutando del aroma de Cristo. Disfrute que está vedado para los necios e insensatos, como leemos en las Escrituras: No corresponde al insensato las delicias, ni al siervo el mandar a los príncipes. Como tampoco ver al tonto colocado en la alta dignidad, y sentado en los puestos bajos, los más aptos. Una de las valoraciones del cerdo es precisamente la de la sucia ignorancia, que descubrimos al interpretar a San Mateo: No echéis vuestra perlas a los cerdos, no sea que la huellen con sus patas, y se vuelvan contra vosotros y os despedacen. Palabras que son interpretadas por San Agustín como imágenes de las verdades espirituales inconsiderablemente reveladas a los necios que son indignos de recibirlas, ni capaces de aprehenderlas. San Ambrosio dice que no echar piedras preciosas o flores olorosas a los cerdos se debe interpretar como el hombre vicioso que con sus pecados mancha lo que es virtuoso y hermoso.
En el campo emblemático , Joachim Camerarius, con el mote Non bene vonveniunt, presenta a un cerdo pisoteando las rosas.

Joachim Camerarius, Non venen conveniunt

El hombre necio y lujurioso no cuadra bien con una vida virtuosa y la dedicación al estudio. En otro emblema del alemán, se muestra a un cerdo oliendo el perfume de las flores de una planta, con el mote: Non tibi spiro, y el mensaje moral: el hombre sucio y vicioso encuentra irrespirable la doctrina que enseña el camino de la vida.

Joachim Camerarius, Non tibi spiro

La fuente de Covarrubias podría estar en el primero de ellos. Sin embargo, el mote en griego, lo toma del emblema XXI de la II parte de la Emblemata de Nicolás Reusner, donde se muestra un cerdo en la pictura, para comunicarnos que el vicioso, como el ignorante, del perfume de la virtud y de la sabiduría huye.
Por lo que se refiere a la imagen de nuestro grabado y su relación iconográfica, el pintor Pieter Brueghel, en el siglo XVI, lleva a cabo  una colección de doce tondos con el título de Proverbios flamencos; en uno de ellos se muestra a un hombre que está alimentando a varios cerdos con rosas.

P. Brueghel el viejo, Rosas para los cerdos (1558)
uno de los 12 paneles de Proverbios flamencos expuestos en Museum Mayer van den Bergh de Amberes.


El gabinete inglés de Lady Druny, una muestra de la afición por la emblemática europea a comienzos  del siglo XVII, en uno de los paneles que cubren la estancia se muestra a un cerdo pisoteando rosas bajo el lema: Odi profumum vulgus, tomado de la Oda III de Horacio, y cuyo significado es el desprecio del hombre vulgar. La imagen deriva diréctamente del libro de Joachim Camerarius.
Covarrubias dirige su emblema a toda esa gente que por muy diversos motivos logra escalar puestos sin merecerlos, especialmente en la Corte. Se trata de hombres necios o viciosos que la sociedad barroca tanto produjo como consecuencia de la profunda crisis de todo tipo en que se vivió. Francisco Santos, en el siglo XVII, al reflexionar sobre la naturaleza humana, pide al hombre que le perdone, porque, obligatoriamente le he de comparar al puerco.



Lecturas:

Juan de Dios Hernández Miñano, Emblemas Morales de Sebastián de Cobarrubias. Universidad de Murcia 2015


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3 comentarios:

Moisés dijo...

Por darle la vuelta a la metáfora: rosas, margaritas o incluso perlas son elementos demasiados refinados para los cerdos está claro. Sin embargo vivimos en una parte del mundo que adora a los cerdos. De ellos hasta los andares, se dice. Quizás gusten incluso más que las rosas. Por eso el mensaje moralizante de la expresión creo que no caló en nuestra sociedad (ahora que ni siquiera se hace el esfuerzo de cultivar rosas).

Imágenes preciosas, contenido exquisito. Como siempre.

Un fuerte abrazo.

Jan dijo...

Hoy en día, el plan de los directivos de la industria porcina es tener continuamente a su ganado engullendo productos de baja calidad para tenerlo entretenido y satisfecho, evitando así cualquier "Rebelión en la Granja". Con esta dieta, pretenden que el aparato digestivo de la totalidad de los individuos acabe atrofiándose de tal manera que, en un futuro, los alimentos de calidad que pudieran ingerir serán rechazados al instante por los trastornos digestivos que les provocarán. De hecho, en estos momentos ya son muchos los que lo padecen. Y cada vez serán más...

No me pude resistir al juego de la metáfora distópica y paranoide...

Abrazos Moisés

Unknown dijo...

Desde otra perspectiva.
Un cerdo come estiércol si el propietario no tiene atención en él (flojera).
Prefiere el maíz y el sorgo a la inmundicia.

Saludos